martes, 16 de marzo de 2010

















DIOS

POR ALLAN KARDEC
Versión castellana, desde el italiano,
por Giuseppe Isgró Cattafi.


EXISTENCIA DE DIOS

1. Por cuanto Dios es la causa primera de todas las cosas, el punto de partida de todo, la base sobre la cual se apoya el edificio de la creación, este es el punto que va considerado antes de cualquier otro.
2. Es elemental, en principio, que se juzgue una causa por sus efectos, aun cuando la causa no es visible. Si un pájaro mientras vuela es objeto de un proyectil, se estima que lo ha sido por un hábil tirador hábil, aún cuando no sea posible verlo. Por lo cual, no siempre es necesario ver algo para saber que existe. en cada caso, se llega al conocimiento de las causas observando los efectos.
3. Otro Principio, de igual manera elemental, se ha convertido en un axioma por la fuerza de su verdad, el cual es: CADA EFECTO INTELIGENTE, DEBE TENER UNA CAUSA INTELIGENTE. Si se preguntara quien es el constructor de un determinado mecanismo ingenioso, -¿qué se pensaría de alguien que responda que ha sido hecho por sí mismo? Cuando se observa una obra maestra del arte o de la industria, se dice que debe ser el producto de un hombre de genio, ya que su concepción ha debido realizarla otra inteligencia, juzgando, al mismo tiempo, que ha debido hacerla un hombre, por cuanto se sabe que no es superior a la capacidad humana. A nadie se le ocurrirá de afirmar que salió de la mente de un idiota o de un ignorante, y menos aún que es el resultado del trabajo de un animal o el producto de la casualidad.
4. En todas partes, la presencia del hombre se reconoce por sus obras. La existencias de los hombres antidiluvianos no está probada únicamente por los restos fósiles, sino, también, y con certeza mucho mayor, por la presencia, en los terrenos de una cierta época, de objetos trabajados por seres humanos. Un fragmento de vaso, una piedra tallada, una arma y un ladrillo son suficientes para testimoniar su presencia. De la rusticidad o de la perfección del trabajo se podrá juzgar el grado de la inteligencia y del desarrollo de quienes lo han realizado Si, por lo tanto, encontrándoos en un pueblo habitado exclusivamente por salvajes , descubráis una estatua digna de Fidias, no dudarías en decir que, dado que los salvajes no han podido realizarla, debe ser la obra de una inteligencia superior a la de los indígenas.
5. Ahora bien, si miramos alrededor y se observan las obras de la naturaleza, la previsión, la sabiduría y la armonía que presiden a todas estas obras, se reconoce que no hay ninguna que no supere el grado más alto de la inteligencia humana. Por cuanto, el hombre no ha podido producirlas, ellas son el producto de una inteligencia superior a la humanidad, a menos que se quiera afirmar que existen efectos sin causas.
6. A esto, algunos contraponen el siguiente razonamiento:
-“Las obras de la naturaleza son el producto de fuerzas materiales que actúan mecánicamente, según las leyes de atracción y de repulsión; las moléculas de los cuerpos inertes se agregan y se disgregan por la acción de tales leyes. Las plantas nacen, crecen y se multiplican siempre del mismo modo, cada una en su propia especie, en virtud de las mismas leyes. Cada ejemplar es similar de aquel del cual nació. El crecimiento, la floración, la fructificación y la coloración se encuentran subordinadas a causas materiales, como el calor, la electricidad, la luz, la humedad, etcétera. Lo mismo ocurre, también, para los animales. Los astros se forman a causa de la atracción molecular y se mueven perpetuamente en sus órbitas por efecto de la gravitación. Esta regularidad mecánica de las fuerzas naturales no hace, por lo tanto, pensar a una inteligencia libre. El hombre mueve el brazo cundo quiere y como quiere, pero quien lo movería de la misma manera desde el nacimiento hasta la desencarnación sería un autómata: ahora, las fuerzas orgánicas de la naturaleza son puramente automáticas”-
Todo esto es verdad; empero, estas fuerzas son efectos que deben tener una causa y nadie pretende que ellas constituyan la Divinidad. Son materiales y mecánicas. No son inteligentes en sí mismas, y también esto es verdad; pero, son puestas en acción, distribuidas, adaptadas a las necesidades de todas las cosas gracias a una inteligencia que no es la de los hombres. El útil acomodo de estas fuerzas es un efecto inteligente que denota una causa inteligente. ¿Qué sería aquel péndulo si una inteligencia no hubiera combinado, calculado, distribuido el empleo de tal fuerza para hacerlo mover con precisión? Dado que la inteligencia no se encuentra en el mecanismo del péndulo, y por cuanto no se le ve, -¿sería, por lo tanto racional concluir que no existe? Es suficiente valuar los efectos.
La existencia del reloj prueba la existencia del relojero; la ingeniosidad del mecanismo demuestra la inteligencia y la ciencia del relojero. Cuando un péndulo os da, en un momento dado, la información que precisáis, -¿os ha llegado a la mente, acaso, la idea: he aquí un péndulo inteligente?
Lo mismo es válido para el mecanismo del universo. Dios no se muestra, pero se afirma por medio de sus obras.
7. La existencia de Dios es, por lo tanto, un hecho adquirido, no solamente por medio de la revelación, sino por medio de las evidencias materiales de los hechos. Los pueblos salvajes no han recibido revelación alguna, empero, creen, todos indistintamente, a la existencia de una potencia sobrehumana; ven cosas superiores al poder humano, y concluyen que provienen de un ser superior a la humanidad. -¿No son, quizá, más lógicos de cuantos pretenden que se han hecho por sí solos?
DE LA NATURALEZA DIVINA:
8. Al ser humano no le es dado sondear la naturaleza íntima de Dios. Para comprender a Dios ocurre, aún, el sentido que se adquiere, solamente, con la completa purificación del Espíritu. Empero, si el ser humano no puede penetrar la esencia, dado que su existencia es dada como premisa, puede, por lo tanto, a través el razonamiento, llegar al conocimiento de sus atributos necesarios; ya que, viendo que no puede no ser sin dejar de ser Dios, concluye en que debe ser.
Sin el conocimiento de los atributos de Dios, sería imposible comprender la obra de la creación: es el punto de partida de todos los grupos espirituales, y, debido a que no se han revuelto a ellos como se hace con el faro que índica el camino, muchos de estos grupos han cometidos errores en sus concepciones. Aquellos que no han atribuido a Dios la omnipotencia han imaginado numerosos dioses; los que no le han atribuido la suprema bondad han plasmado un dios celoso, colérico, parcial y vengador.
9. Dios es la suprema y soberana inteligencia. La inteligencia del hombre es limitada, por cuanto no puede ni hacer ni comprender todo lo que existe; la de Dios, que abraza el infinito, debe ser infinita. Si la supusiese limitada sobre un punto cualquiera, se podría concebir, todavía, un ser más inteligente, capaz de comprender y de hacer lo que el otro no podría hacer, y así, sucesivamente, hasta el infinito.
10. Dios es eterno, es decir, no tiene principio ni tendrá fin. Si hubiese tenido un principio, habría salido de la nada; ahora, la nada no existe y no puede producir nada; o bien, habría sido creado por otro ser preexistente, y entonces, sería este último quien sería Dios. Si se le atribuyese un principio o un fin, se podría, por lo tanto, concebir un ser existente ante de Él, o que contribuiría a que existiese después de Él, y así sucesivamente hasta el infinito.
11. Dios Es inmutable. Si estuviese sujeto a cambios, las leyes que rigen el universo no tendrían estabilidad alguna.
12. Dios es inmaterial: su naturaleza difiere de todo lo que nosotros llamamos materia; de otro modo no sería inmutable, por cuanto estaría sujeto a transformaciones de la materia.
Dios no tiene una forma que nosotros podamos valuar con los sentidos; de otro modo sería materia. Nosotros decimos: la mano de Dios, el ojo de Dios, la boca de Dios, porque el ser humano, no conociendo más que a si mismo, se toma como término de comparación de todo cuanto no comprende. Las imagines que representan Dios como un anciano de larga barba, envuelto en un manto, son ridículas; tienen el defecto de disminuir el Ser Supremo reduciéndolos a las dimensiones mezquinas de la humanidad; de aquí a que se les atribuyan las pasiones de la humanidad, que hacen de Él un Dios colérico y celoso, no hay más que un paso.
13. Dios es omnipotente: Si no poseyera la potencia suprema, se podría concebir un ser más poderoso todavía, y así sucesivamente hasta cuando se encontrase el ser que ningún otro podría superar en potencia: y sería este último Dios.
14. Dios es supremamente justo y bueno: La sabiduría providencial de las leyes divinas se revela en las más pequeñas cosas al igual que en las grandes: esta sabiduría no permite dudar ni de su justicia ni de su bondad.
El infinito de una cualidad excluye la posibilidad de la existencia de una cualidad contraria que la disminuiría o la anularía. Un ser infinitamente bueno no puede tener la mínima partícula de maldad, y el ser infinitamente malvado no puede tener la mínima partícula de bondad: de igual manera que un objeto no podría ser absolutamente negro si tuviese una pequeña mezcla de blanco, ni absolutamente blanco si tuviese una pequeña mezcla de negro.
Dios no podría ser, por lo tanto, bueno y malvado al mismo tiempo, por cuanto, en tal caso, no poseyendo en grado supremo ni la una ni la otra de estas cualidades, no sería Dios; todas las cosas serían abandonadas al capricho, y nada sería estable. Dios no podría ser, por lo tanto, que infinitamente bueno o, al contrario, infinitamente malvado. Ahora, dado que sus obras son testimonios de su sabiduría, de su bondad y de su precisión, es preciso concluir que, no pudiendo ser al mismo tiempo bueno y malvado sin dejar de ser Dios, debe ser infinitamente bueno.
La bondad suprema comporta la suprema justicia; por cuanto si Él actúa injustamente o con parcialidad en una sola circunstancia, en relación con una sola de sus criaturas, no sería supremamente justo, y de consecuencia no sería supremamente bueno.
15. Dios es infinitamente perfecto. Es imposible concebir a Dios sin el infinito de las perfecciones, sin lo cual no sería Dios, por cuanto se podría siempre concebir un ser que poseyera lo que le faltaría a Él. Para que ningún ser pueda superarlo, es necesario que Él sea infinito en todo.
Los atributos de Dios, siendo infinitos, no pueden ser aumentados ni disminuidos, de otra manera no serían infinitos y Dios no sería perfecto. Si se le quitara la más pequeña partícula de uno solo de sus atributos, no sería más Dios, ya que podría existir un ser más perfecto.
16. Dios es único. La unicidad de Dios es la consecuencia del infinito absoluto de las perfecciones. Otro Dios podría existir solamente con la condición de ser igualmente infinito en cada cosa; por cuanto si entre los dos hubiese la mínima diferencia, uno sería inferior al otro, y subordinado a su potencia, por lo cual no sería Dios. Si entre los dos hubiese una igualdad absoluta habría, desde la eternidad, un solo pensamiento, una sola voluntad, una sola potencia; y así integrados en su identidad, en realidad los dos serían un solo Dios. Si tuviesen cada uno atributos especiales, y uno haría lo que el otro no hace, entonces ya no habría entre ellos una igualdad perfecta, por cuanto ni el uno ni el otro tendrían la autoridad suprema.
17. La ignorancia del principio del infinito de las perfecciones de Dios ha generado el pliteismo, que es el culto di todos los pueblos primitivos; ellos han atribuido la divinidad a todas las potencias que parecían superiores a la humanidad; posteriormente, la razón los ha llevado a confundir en una sola estas potencias diversas. Después, a medida que los seres humanos han comprendido la esencia de los atributos divinos, han quitado de sus símbolos las creencias que constituían la negación.
18. Resumiendo, Dios no puede ser Dios sino con la condición de no ser superado en nada por otro ser; ya que, entonces, el ser que lo superase en una cosa cualquiera, sea aún por muy poco, sería el verdadero Dios; en consecuencia, Él debe ser infinito en cada cosa.
En este modo, constatada la existencia de Dios a través de sus obras, se llega, por medio de la simple deducción lógica, a determinar los atributos que le caracterizan.
19. Dios, es, por lo tanto, la suprema y soberana inteligencia; es único, eterno, inmutable, inmaterial, omnipotente, supremamente justo y bueno, infinito en todas sus perfecciones; y no puede ser otro.
Esta es la base sobre la cual se apoya el edificio universal; es el faro cuyos rayos se extienden sobre todo el universo, y es el único que puede cuidar al ser humano en la búsqueda de la verdad; siguiéndolo no equivocará jamás la vía, y si tan frecuentemente se deja desviar de su ruta, esto ocurre porque no ha seguido la ruta que le había sido indicada.
Este es, también, el criterio infalible de todas las doctrinas filosóficas y espirituales, el ser humano, para juzgarlas, dispone de una medida rigurosamente exacta, constituida por los atributos de Dios; y se puede afirmar con certeza que todas las teorías, los dogmas, las fe, los principios, las practicas que son en contradicción con uno solo de estos atributos de manera de debilitarlo o de anularlo, no podrían estar en la realidad.
En la filosofía, en la psicología, en la moral, en la espiritualidad, no puede ser verdad lo que se separa, aunque sea de poco, de las cualidades esenciales de la Divinidad. La espiritualidad perfecta aquella en la cual ni un solo artículo de fe estuviese en contrasto con estas cualidades, en las cuales los fundamentos podrían asumir las pruebas de este control, sin recibir daño.

EL PODER DE LA SINTONÍA MENTAL: -“Lo que un hombre piensa de sí mismo, es lo que determina, o mejor dicho, lo que marca su destino”-. Henry David Thoreau

EL PODER DE LA SINTONÍA MENTAL

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Cómo desarrollar la Auto-Maestría -I-
Self  Mastery

CAPÍTULO I


-“Lo que un hombre piensa de sí mismo, es lo que determina, o mejor dicho, lo que marca su destino”-.
Henry David Thoreau


Lo que el ser humano piensa e imagina, eso es lo que atrae a su vida, en correspondencia con la Ley de atracción, la cual expresa: -Lo semejante atrae a lo semejante-.
Un principio derivado de esta Ley, sintetiza: -Si un pensamiento negativo es capaz de producir un determinado efecto, en cualquier nivel: físico, anímico o espiritual, uno positivo, opuesto, transmuta la condición, reestableciendo la normalidad preexistente o el cambio que plasma la nueva realidad anhelada-.
¡Tú eres lo que quieres ser! ¿A qué blanco estás apuntando? ¿De qué sueles hablar? ¿Cuáles son tus pensamientos? ¿A qué aspiras en lo íntimo de tu ser? ¿Qué se está gestando, en tu interior, de relevancia? Si lo que piensas e imaginas, eso atrae a tu vida, cambia, deliberadamente, la sintonía de tus pensamientos hacia los objetivos que te propones alcanzar.
Aplica la Ley del aislamiento cósmico, es decir, excluye de la pantalla de tu mente, todo lo que deja de relacionarse con tus objetivos.
Piensa, habla, sueña y actúa únicamente en función de lo que deseas realizar. Cuando tú quieres escuchar un programa, en cierta emisora radial, sintonizas la frecuencia adecuada. Lo mismo ocurre con lo que se desea realizar en la vida.
Si deseas realizar más ventas, acumular cierta cantidad de dinero, con un fin específico, culminar una carrera universitaria, una maestría, uno o varios doctorados, ser Presidente del País, o tener un cargo representativo en el gobierno nacional o regional, en el Parlamento, etcétera; desarrollar actividades empresariales, adquirir la propiedad de un negocio, industria o de una cadena de tiendas, convertirte en profesional o especialista en cualquier ciencia, técnica, arte o profesión, piensa y actúa con la asunción del éxito esperado.
Si anhelas fortalecer la salud, piensa en ésta y ten hábitos saludables, entre ellos, -previa consulta con tu médico de cabecera u homeópata-, eliminar, total y definitivamente, de tu dieta lo siguiente: pollo, huevos –y todo lo que los contenga-, cerdo y todos sus derivados, el azúcar, el pimiento y la manzanilla. Sólo con esto habrás eliminado el 80% de las causas que obstaculizan la buena salud.
Estructura, con un dietista competente, o con un médico homeópata cualificado, un plan de alimentación adecuado contemplando la exclusión de los citados elementos.
El cuerpo es un organismo perfecto; si se ingieren los alimentos adecuados, siempre estará en óptimo estado de salud, por su capacidad recuperación y de auto-regulación del equilibrio vital normal.
Igualmente, los pensamientos positivos, las sanas emociones, los sentimientos elevados, la alegría, el ánimo contento, la práctica diaria de la relajación, las afirmaciones positivas, la visualización, la meditación, la practica de la gratitud, la aceptación de las cosas tal como son y afrontarlas con valor, paciencia y decisión firme para transformarlas en lo que deben ser, constituyen elementos coadyuvadores de la salud físico-mental-espiritual. Afirma constantemente la condición perfecta de la salud y ésta se vuelve realidad, en todos los niveles, por cuanto la mente psiconsciente crea las condiciones con las que se le programa.
Si quieres ser apreciado por tus semejantes, habla positivamente de ellos o calla. Si anhelas riqueza y prosperidad –a nivel integral- cultiva pensamientos de abundancia, adquiere el know how profesional y crea la riqueza factible, colocando en un selecto mercado de alto poder adquisitivo un bien o servicio capaz de llenar una necesidad insatisfecha.
Lee las biografías de hombres y mujeres ilustres, de éxito, como fuente de estímulo. Si escribes una canción, un poema o mensaje, céntrate en los aspectos que faciliten la sintonía positiva. Si pintas un cuadro, plasma en el lienzo, únicamente, elementos de belleza, armonía, vida y escenas de alegría.
Las sintonías mentales ejercen profundas influencias. Atraes lo que amas o temes. Creas lo que imaginas. Existe una reacción igual a lo que piensas, haces o hablas. Según la semilla nace el árbol, dando sus respectivos frutos.
Si siembras armonía en tus pensamientos atraes dicha y felicidad a tu vida.
Los libros, películas, amigos, reuniones, etcétera, implican sintonía con fuerzas que afectan según el estado mental de sus autores y lectores, actores y espectadores, cuya contraparte espiritual, en la ecología mental, es idéntica por la ley de los reflejos, que expresa: -cómo es abajo es arriba y viceversa. Por lo cual, se requiere efectuar una sintonía cuidadosa.
Hablar, todos los días, positivamente, pensando y sosteniendo conversaciones sobre abundancia, riqueza, felicidad, salud, vida, etcétera, -visualizando escenas mentales análogas-, es el paso certero para establecer sintonías positivas del éxito y otros aspectos gratificantes de la vida, canalizando las respectivas energías y condiciones en la propia existencia.


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Por mandato cósmico, el primer deber del ser humano es el de mejorarse a sí mismo.
Abre las puertas del espíritu a la Luz Superior, a la comprensión de las leyes que traen abundancia y el poder de realización en la vida. Despierta al camino de la nueva era evolutiva que trae la aurora del buen vivir.
Sintoniza las cosas buenas y éstas llegan, oportunamente, a tu vida. En lo que centras la atención se expande la conciencia y el poder de atracción de los elementos coadyuvadores a la obra por realizar. Sé constante, manteniendo fijo el rumbo hacia el logro de tus objetivos. Frente a todas las situaciones, templa la resolución y la voluntad de triunfar.
Genera auto-calificativos positivos, para que el ordenador mental grabe órdenes y sugestiones que desencadenen efectos semejantes o análogos.

Al pensar positivamente, el psiconsciente, -tu espíritu- con las imágenes mentales visualizadas, atrae, por asociación magnética, -ley de atracción-, elementos afines con su equivalencia espiritual y material, en tu vida.
Las sintonías mentales positivas son un escudo poderoso que protegen de las fuerzas ambientales y aseguran la realización de cualquier proyecto, por cuanto abren los canales adecuados que atraen a los elementos coadyuvantes y repelen los de naturaleza diferente.
A través de la acción de gracias, las personas exitosas, agradecen al Creador Universal las cosas buenas que poseen, re-visualizando las mismas, sintonizando, al mismo tiempo, la abundancia de la vida, y por la Ley de atracción, atraen más y mejores cosas.
La sintonía suprema es con la fuente cósmica, el Creador Universal, adquiriendo la conciencia de la unidad cósmica perfecta e indisoluble que se conforma con Él. Esta conexión divina es fácil potenciarla; en primer lugar, es preciso aquietarse, relajarse física, mental y espiritualmente, adormeciendo los sentidos físicos para activar los sentidos espirituales; luego, centrando la atención en el Creador Universal, bien sea mediante la repetición de su nombre: ELOÍ, una, diez, cien o mil veces o más diariamente; o, por la meditación en Él y en sus atributos divinos o valores universales.
Abre los canales de tu mente sólo a las fuerzas positivas del universo. Cada día más bendiciones llegan a tu vida. Despierta y orienta tu sentido de la realidad, sintonizándolo con la misión de tu vida y las fuerzas creativas cósmicas.
H. D. Thoreau, expresó: -“Lo que el hombre necesita, mas que medios de acción, son fines, esencia: ser algo”-.

-AFIRMACIÓN:
Para leer en la mañana, al levantarse, o en cualquier momento del día, la primera vez, durante veintidós días seguidos, luego, cada vez que se desee.
Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde puedo programar cualquier resultado que deseo realizar en la vida. (Tres veces).
Ahora, estoy ya, en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático donde puedo programar cualquier resultado que deseo realizar en la vida. (Tres veces).
Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, durante quince minutos y programo, en un mejor nivel, el desarrollo de las siguientes cualidades y condiciones positivas en mi vida:
I. Potencio la sintonía positiva de mi mente con el Creador Universal y las fuerzas superiores de la cosmogonía.
II. Conservo, permanentemente, la sintonía positiva de mi mente con el Creador Universal y las fuerzas superiores de la cosmogonía, cada día en un mejor nivel.
III. Ahora, realizo los objetivos de este día con más y mejor efectividad.
IV. Pienso, hablo y actúo en sintonía con la abundancia y las riquezas de la vida y lo que preciso viene a mí, oportunamente, por cuanto, cada día, en alguna parte, y, de la mejor manera posible, es requerido mi servicio, que, por reciprocidad atrae lo que preciso, siempre en abundancia.
V. Programo, en mí, en todos los niveles: espiritual, anímico, físico y financiero, la prudencia, el autodominio, la fortaleza, la calma imperturbable, la impasibilidad, la serenidad, la confianza y la seguridad, el poder creativo y realizador del amor que todo lo puede y vence; la fe en la vida y en el Creador Universal, en sus sabias y justas leyes cósmicas.
VI. Afirmo el triunfo en todas mis obras porque éstas complementan a la Creación y son útiles a la sociedad.
VII. Capitalizo, utilizando, los conocimientos que poseo y adquiero aquellos de los cuales tenga conciencia de las bondades de su cultivo.
VIII. Optimizo, en mi vida, la salud, con hábitos saludables, pensamientos de bienestar, luz, amor, armonía, perdón, tolerancia y paciencia.
IX. Transmuto los sentimientos de insatisfacción, programando y realizando objetivos exteriores positivos.
X. Desarrollo mi auto-independencia, confiando mi vida a la inspiración superior del Creador Universal y a las fuerzas protectoras de la cosmogonía..
XI. La luz de la sabiduría, el poder creador del amor, la ley de afinidad y la justicia divina, establecen el orden cósmico y la armonía perfecta, en mí y en todas las personas interrelacionadas, en todos los actos y hechos de mi vida, aquí y ahora, en el cumplimiento de mi verdadera misión existencial. Hecho está.
XII. Cada día, en todas formas, aumenta mi potencia psico-espiritual y estoy mejor y mejor, siempre mejor.
XIII. Doy las gracias al Creador Universal por lo que soy y seré; por lo que tengo y tendré; por lo que sé y sabré; por lo que represento y representaré; por lo que hago y haré en la espiral evolutiva, en el eterno presente, hoy.
XIV. Acepto la abundancia cósmica de este día. Permito que ella llegue a mí, aquí, ahora y siempre, según los planes y la voluntad del Creador Universal, -por la ley cósmica- en armonía con todos y con el Todo. Hecho está. Doy gracias por la abundancia cósmica de este día.
(Esta última parte afirmarla tres veces)

lunes, 15 de marzo de 2010

DESARROLLAR LA AUTOEDUCACIÓN




DESARROLLAR LA AUTOEDUCACIÓN
Del libro: Cómo potenciar el autodominio
Por: ©GIUSEPPE ISGRÓ C.

-“Un vínculo se establece entre las personas
que han leído el mismo libro”-
Ralph Waldo Emersón

-“Leer, no para contradecir o invalidar,
ni para creer o dar por sentado,
sino para ponderar y considerar”-
Francis Bacon

-“Yo creo que en el espíritu de los que estudian sucede como en las inundaciones de los ríos, que las aguas al pasar depositan poco a poco las partículas sólidas que traen en disolución, y fertilizan el terreno”-.
Domingo Faustino Sarmiento

-“La biblioteca infinita del universo está en la mente”-.
Vivekananda

-Cuando leemos una obra, lo importante es la conexión con la fuente de la cual el autor recabó la inspiración; por medio de la cual y por la esfera mental que representa, al margen del conocimiento intelectual que se obtiene, son las intuiciones que van surgiendo en la propia conciencia y la inspiración respectiva que acto seguido se manifiesta como beneficio igual y equivalente, los efectos de mayor trascendencia que intensifican la conciencia cósmica-.
Giuseppe Isgró C.


La mente tiene tantas áreas que fungen de almacén de conocimiento como diferentes clases de saber existen.
Por tal motivo, toda persona, por medio de múltiples y variadas lecturas, estimula el desarrollo del mayor número posible de áreas de su mente.
La lectura, ensancha y amplía la visión del mundo en que se vive y del universo del cual el planeta tierra forma parte. Con mejor percepción de lo que le rodea, tanto la mujer como el hombre pueden cumplir más eficazmente su misión en la vida.
La lectura es el medio de comunicación con el área de la mente donde se archiva la clase de conocimiento que se está leyendo y abre la puerta para guardar los nuevos y en cuyo proceso se tiene la oportunidad de leer y observar el que se encuentra allí acumulado, mientras permanezca abierta, por lo cual surgen nuevas ideas y cada quien se percata de que fluye un nuevo conocimiento que, a veces, se desconoce de donde se ha “aprehendido”.
Pero, el estudio de temas determinados permite establecer contacto con las áreas mentales del autor y las de quienes participan en la ecología mental, en esa esfera perceptiva, cuya sintonía abre una perspectiva mayor a los canales de la propia, para que fluya el conocimiento de las mentes afines, -por vía de la percepción psico-sensorial-, con las cuales la potencia psico-espiritual de cada quien permite sintonizar.
La lectura amplia y variada representa el elemento fundamental para el desarrollo espiritual e intelectual del ser humano.
En las actuales condiciones de la vida moderna, es preciso desarrollar más y mejor las facultades mentales, siendo el recurso más asequible el de la lectura.
Es necesario una activa reeducación personal, enfocando, periódicamente, la propia atención hacia aquellos elementos que son indispensables para el logro de una personalidad dinámica y la perfección de los conocimientos que permitan la evolución del ser.
Se vive en un mundo que avanza sin pararse, alcanzando, cada vez, niveles evolutivos más elevados, por lo cual, para cumplir con la más sublime condición de seres pensantes y optimizar el cumplimiento del rol asignado por el orden cósmico, es conveniente conocerse más y mejor y compenetrarse con las leyes que rigen el universo y el fin último en el planeta tierra y en el cosmos.
Cada persona, en la búsqueda de ese conocimiento gradual, emplea toda su existencia, en cada ciclo evolutivo. La lectura y la investigación son los medios indispensables para la satisfacción de la necesidad que representa un mayor desarrollo cultural e intelectual y una visión más amplia del ser humano en la naturaleza.
¿Qué hace la lectura? Se verá a continuación.
El cerebro está formado por lo menos ochenta mil millones de células llamadas neuronas, las cuales forman los diferentes centros direccionales –psico-espirituales- del mismo. Ellos constituyen el mecanismo de control mediante el cual un ente denominado espíritu desarrolla las funciones que caracterizan a la persona como ser pensante y racional. Entre el espíritu y el cerebro –y el cuerpo físico en general- existe un ente intermedio denominado alma –o periespiritu-, que enlaza a ambos, y que constituye el verdadero ordenador mental –computadora- y a la vez es el archivo espiritual del ser, donde se recogen sus experiencias de múltiples ciclos de vidas, El cerebro representa el instrumento físico y centro de control receptor-emisor mediante el cual se interactúa con el mundo material. Empero, el gran disco duro de la memoria, -como archivo psico-espiritual-, lo constituye el alma, que conserva, en el eterno presente, el caudal de conocimientos acumulados en el tiempo.
Al abordar, cada persona, los diferentes campos del conocimiento, desarrolla, activamente, a las áreas que lo procesan, lo cual, la hacen más grande mentalmente no sólo por el caudal adquirido, sino por lo que el desarrollo en sí representa.
Mientras mayor sea el número de temas de estudio abordados, en igual cantidad se activan las áreas del cerebro –y de la conciencia-, cuya interrelación amplía la visión existencial y cósmica; permite, a la vez, la sintonía con dichas fuentes cognoscitivas y abre los canales correspondientes de la ecología mental de la cual fluyen nuevas ideas de acuerdo a las inquietudes de los tiempos y por la ley de asociación, cada nuevo conocimiento, generando, intuitiva e inspirativamente, estimula otros análogos, como una manera de iniciación espiritual.
Por la ley cósmica, el ser, -espíritu, alma y cuerpo- pide más de lo que se le da; mientras más se lee, se incrementa el deseo –y la capacidad- de hacerlo, por lo cual, a la vez que se lleva a cabo con mayor facilidad, proporciona estímulos más abundantes con satisfacción equivalente.
La lectura significa, para la mente, -espíritu, alma y cerebro-, lo que la gimnasia para el resto del organismo. El ejercicio revitaliza los órganos, aumentando, éstos, la capacidad para su funcionamiento óptimo. La manera de mantener activas y llenas de vitalidad a las neuronas cerebrales y todo el aparato –ordenador-, psico-espiritual, es mediante un período de una hora de lectura dinámica, reflexiva y meditativa, como mínimo.
Fórjate el hábito de leer una hora diaria y verás como, además de mantener vigorosas tus neuronas y los diferentes centros direccionales y psico-cognoscitivos de la mente, contribuyes, además de la adquisición de una personalidad dinámica, a desarrollar, activamente, la facultad de la imaginación sintética y creativa, es decir, con la primera, a interrelacionar diferentes aspectos de la realidad para innovar, o crear, nuevas aplicaciones de bienes o servicios; y, la segunda, para crear nuevos bienes y servicios conectándo con la Inteligencia Infinita, sin hacer uso de un conocimiento preexistente, facultad ésta que, al igual que los grandes genios, en estado potencial y en diferentes grados, la poseen todas las personas.
León Denis, decía: -“Es bueno vivir en contacto, por el pensamiento, con los escritores de talento, con los autores grandes de todos los tiempos y de todos los países, leyendo, meditando sus obras, impregna todo nuestro ser con la sustancia de su “espíritu”. Las radiaciones de su pensamiento despertarán en nosotros efectos semejantes y atraerán a la larga modificaciones de nuestro carácter por la naturaleza misma de las impresiones percibidas”-.
En el ser humano está latente la necesidad de una mayor preparación cultural y el desarrollo activo y continuo de su personalidad. El medio asequible es la lectura, la cual enriquece, gradualmente, la propia naturaleza humana a un nivel más alto de evolución y perfección.

¿CÓMO ORIENTAR EL PROGRAMA DE AUTO-EDUCACIÓN?

Ve cuales son las áreas prioritarias de desarrollo del país en que vives y prepárate en una carrera en cuyos servicios, además de dar tu aporte, aseguras tu éxito económico y satisfacción profesional.
A nivel de empresa, observa en que área fundamental puedes dar tu mejor cooperación, satisfaciendo necesidades y prepárate, desarrollándote, en ese sentido.
En lo personal, estudia tus carencias y aptitudes; optimizas estas últimas y transmuta, las primeras, mediante una estrategia situacional. Tanto unas como las otras imprimen un sentido direccional a tu vida. Por una parte constituyen la suma existencial de tu pasado y, por la otra, la dirección en que debes capitalizar el presente y el futuro.
Lee las biografías de los grandes seres, en loa cuales encontrarás la respuesta a muchas de las inquietudes que ocupan tu mente, a la vez que imprimen el sello modelador de los grandes genios a tu personalidad. Ten presente que tus lecturas reflejan quien realmente eres.
Entre las fuentes que es preciso incluir en un plan de lectura, se encuentran:
1. La hindú, como los Vedas, las leyes de Manú, los Upanishads, el Mahabharata, el Bagavad Gita –que conforma el sexto capítulo del anterior-, obras relativas al Jainismo, los aforismos de Patanjali, las enseñanas de Sidharta Gautama, y otras obras más recientes; las enseñanzas Zen, las de Bodhidharma; las obras de Vivekananda, Yogananda, Autobiografía de Gandhi, y otras.
2. La china: Los cinco libros de Confucio, el Tao te king, de Lao Tse; el I Ching, -o Libro de las mutaciones, de Fo Shi, y ampliado por el Rey Weng y su hijo duque de Chou, y Confucio y sus discípulos, -uno de los libros más extraordinarios de la antigüedad; Política del amor universal, de Mo Ti; El arte de la política, de Zi Han Fei; El Secreto y el Sublime, de John Blofeld, el Soplo Divino, de Maspero y otros.
3. La griega: Las obras de Homero –Demodoco-, es decir: La Íliada y la Odisea; Los aforismos de los siete sabios, Los versos de oro, de Pitágoras, Los nueve libros de Herodoto, todas las obras de Platón, Aristóteles, Demetrio de Falereo, los elementos de Geometría, de Euclides, Las vidas paralelas y Moralia, de Plutarco, el Manual y los aforismos, de Epicteto.
4. La Neoplatónica: Anmonio Saccas, Plotino, Porfirio, etcétera.
5. La latina: Las obras de Cicerón, Séneca, Marco Aurelio, Julio Cesar, Horacio, Ovidio, Apuleyo, la Codificación del Derecho Romano, etcétera.
6. La egipcia: La salida del alma a la luz del día,-Libro Egipcio de los muertos-, el Corpus hermeticum, de Hermes Trismegisto, entre otros.
7. La persa: El Zend Avesta, de Zoroastro, etc.
8. La árabe: El Corán, de Mahoma, y todas las obras sufíes, de Abulabás Ben Alarif de Almería, Ibn Arabi, Rumi, Ibn Jaldun, etc.
9. Los clásicos de todas las épocas, italianos, ingleses, castellanos, franceses, etcétera y de todas las áreas del saber humano: literatura, economía, gerencia moderna, filosofía, psicología, pedagogía, arte, Homeopatía, etc.
10. Espiritismo, Parapsicología, Reencarnación: Esta es el área de mayor relevancia para el conocimiento del ser, de la vida y del universo: Obras, de: Allan Kardec, León Denis, Gabriel Delanne, Victor Hugo, Arthur Conan Doyle, Joaquín Trincado, Amalia Domingo Soler, Ernesto Bozzano, Camilo Flamarión, Oliver Lodge, F. Myers, Gaston De Bonis, Manuel S. Porteiro, Charles Richet, Gustavo Geley, Eugene de Osty, Cosme Mariño, Rodolfo Benavides, Manuel Matos Romero, Jon Aizpurua, Joseph B. Rhine, Ian Stevenson, Ugo Déttore, Máximo Inardi, Giorgio Di Simone, Hernani Guimarâes Andrades, etc.
11. Ocultismo, Cábala, Teosofía, Antroposofía, etc., entre cuyos autores se sugiere: Madame Blavasky, Anne Besant, C. Jinarajadasa, Rudolf Steiner, Dion Fortune, Gerard Encausse (Papus), Eliphas Levi, Stanislas De Guaita, Oswald Wirth, Louis Claude de San Martin, Franz Hartmann, Henri Durville, etc.
12. Literatura de auto-superación: Napoleón Hill, William James, José Ingeniero, Og Mandino, Carl Rogers, Ralph Waldo Emerson, Abraham Maslow, Orison Swet Marden, Ralph Waldo Trine, Prentice Mulford, Paul C. Jagot, Dale Carnegie, José Silva, Robert Stone, etc.
13. Clásicos latinoamericanos: Los historiadores de Indias, el Popol Vuh, Garcilaso de la Vega, -el Inca-, Andrés Bello, Alfonso Reyes, Juan Montalvo, José Martí, Rubén Darío, Gabriela Mistral, Octavio Paz, Arturo Uslar Pietri, Mariano Picón Salas, Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Luis Beltrán Prieto Figueroa, las Memorias de O´Leary, Amado Nervo, Pedro Henriquez Ureña, Jorge Luis Borges, José Enrique Rodó, Gabriel García Márquez, etc.
14. Obras de divulgación científica, y las principales en todas las áreas del propio interés.
-“Dediquemonos, -decía León Denis- a obras más sustanciales, a todo lo que pueda ilustrarnos acerca de las leyes profundas de la vida y facilitar nuestra evolución. Poco a poco se edificará en nosotros una inteligencia, una conciencia más fuerte, y nuestro cuerpo fluídico se iluminará con los reflejos de un pensamiento alto y puro”-.
Estudia sin límites aquellas áreas del saber universal que más inquieten tu ser interior. Desarrolla un programa para escribir cien tesis sobre temas diferentes. Imponte el objetivo de dar, periódicamente, una conferencia como un ejercicio intelectual y observarás como la mejor manera de aprender es enseñando.
Adopta el método de leer de lunes a viernes solamente obras relativas a tu actividad profesional y dejar para los viernes, sábados y domingos las lecturas de contenido general.
Fórjate una cultura sólida para tener ideas propias.
Existen, aún hoy en día, grupos de diferentes índoles, político, espiritual, socio-económicos, etcétera, que están trabajando, a nivel mundial, en ayudar a desarrollar a la humanidad en la visión real de su gran destino en el planeta tierra y en la totalidad del inmenso universo del cual formamos parte; y siguen aportando la información fidedigna a tan loables objetivos.
Por ejemplo, actualmente, en el año 2007, existen más de cinco mil casos científicamente comprobados de reencarnación por los más prestigiosas universidades y preclaros investigadores. En breve tiempo, surgirá un comité mundial, con facultades suficientes, para instituir la respectiva corrección en que, en el pasado han incurrido los diversos grupos de espiritualidad -y los pocos que aún pudiesen mantener algunos de dichos errores-, los cuales datan desde el primer concilio de Nicea, en el año 325 –d.n.e-., en el cual se elevó la figura del hermano Jesús de Nazareth a categoría divina, con la excepción del ilustre Ario y sus seguidores, que calificaron ese hecho como de aberración histórica; y a partir de ahí se tergiversó la verdad y los textos de los antiguos filósofos, de los cuales se salvaron algunos gracias a los traductores árabes, por quienes podemos leer hoy a Platón, Aristóteles, Plotino, etcétera.
Hoy en días, en el mundo occidental, millones de personas creen, erróneamente, que el hermano Jesús de Narazreth, es Dios. Ellas, esperan que este error sea corregido. Por eso, es preciso divulgar en mayor grado todo lo relativo a las leyes cósmicas, entre ellas la ley de reencarnación y la ley del karma, para que sirvan de guía en las propias acciones y se pueda orientar la existencia hacia el verdadero destino de la humanidad. Tengo el convencimiento de que, si toda persona supiese que, por la ley de causa y efecto, cosecha lo que siembra de que, paga, oportunamente, todo lo que sus acciones generan, su conducta seria ejemplar. Incluyendo, los propios pensamientos, por la ley de atracción, crean en la propia vida, las condiciones análogas a lo pensado.
Al prender la luz en la conciencia humana, la oscuridad se evacuará por sí sola.
Cuando esos millones de personas que ahora trabajan como hormiguitas, en los diversos grupos, lo hagan para divulgar –en mayor grado- la verdad universal, la humanidad adelantará a pasos agigantados.
Son tiempos de luz; etapas de esplendor inimaginable esperan a la humanidad del planeta tierra; los valores universales guían el progreso hacia nuevos estados de conciencia y realizaciones.
Es propicio elaborar el nuevo contrato social acorde con los tiempos que corren.
La persona preparada adecuadamente, con una visión universal de la vida, es libre, condición necesaria para forjarse voluntariamente los objetivos acordes a las nuevas fases evolutivas.
Se observa el incremento de líderes genuinos en todas las áreas de la actividad humana. Emergen, nuevamente, en cada época, conductores de la talla de Moisés, Homero, Solón, Pitágoras, Sidharta Gautama, Lao Tse, Confucio, Sócrates, Platón, Aristóteles, Alejandro Magno, Séneca, Cicerón, Plutarco, Marco Aurelio, Mahoma, Saladino, Rumi, Ibn Arabi, Dante, Leonardo da Vinci, Cervantes, Allan Kardec, Victor Hugo, Samuel Hahnemann, Cagliostro, Bolívar, Bello, Mozart, Beethoven, Concepción Arenal, Amalia Domingo Soler, Edisón, León Denis, Tagore, Gandhi, y miles más, capaces que señalar los nuevos caminos para la auténtica emancipación de la humanidad, sustituyendo antiguos modelos por otros cuyo elemento más valioso lo constituya el ser humano. Es un ciclo histórico que se repite en la espiral evolutiva; señalan el camino hacia la siguiente etapa de progreso, en la cual desenvolverse.
Desarrolla una personalidad dinámica y agradable. Alcanza la excelencia y la efectividad en todas tus actividades.
Cultiva la generosidad y comprométete en una obra altruista y de utilidad social. Ten presente que para recibir, primero hay que dar. Cultiva el poder del amor, de la sabiduría y de la sana y positiva humildad o sencillez.
Aspira al bienestar que produce la riqueza integral. Haz de la lectura tu instrumento para la realización personal y el dominio de la vida.

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La lectura es una activa y continua conversación con la gente más sabia de todos los tiempos y países. La influencia positiva que los escritores ejercen sobre quienes leen sus obras es tangible y palpable desde el primer contacto. Un solo libro puede transformar la vida de millones de personas, en diferentes naciones, durante generaciones o siglos.
Se observa, fácilmente, como en las personas cultivadas mediante hábitos activos de lectura, su personalidad se va desarrollando constantemente, y, con el pasar de los años, su presencia física va embelleciéndose, tal como se desprende de los análisis efectuados de la secuencia de fotos, a partir de cierta edad.
De igual manera, con el estudio, todas las facultades mentales mejoran con el pasar del tiempo. Por eso, se ve como en la edad madura la capacidad de hacer más con menor esfuerzo y tiempo es una condición natural, lo cual se potencia, óptimamente, con la amplia y variada lectura, que incrementa, además, la visión de la vida, característica esencial para convertirse en líder.
Cuando se leen las obras de grandes escritores y escritoras y se compara el contenido de sus escritos en las diversas etapas de su vida, se va observando como el efecto de la lectura va modelando, gradualmente, la profundidad de su pensamiento, fruto del alimento constante recibido con su contacto asiduo con las obras de todos los tiempos y épocas. Los primeros poemas del siciliano Salvatore Guasimodo, Premio Nóbel de literatura, no dicen mucho, salvo el reflejo del talento poético potencial; empero, cuando profundizó en el cultivo de los clásicos griegos, latinos y otros, se va viendo como se perfila el pensador profundo, el verdadero Guasimodo, alimentado por la sabiduría de los maestros universales.
Quienes han alcanzado un excelente nivel como intelectuales, relatan que, desde temprana edad, se abocaron a la lectura, sobre todo de los clásicos universales. Gabriel García Márquez, sistemáticamente los fue leyendo, todos, obra tras obra, sin dejar de lado, al inicio, el Amadís de Gaula. De igual manera hizo Arturo Uslar Pietri, quien hasta las dos obras clásicas de Bufalo Bill, -masón ilustre y héroe legendario del oeste americano- incluyó en sus tempranas lecturas, pasando por el análisis de los grandes valores humanos y universales, como lo denotan sus diferentes obras.
La biblioteca de Alfonso Reyes, conservada en la Capilla Alfonsina, en México, permite ver como abordó, en profundidad, una extensa variedad de temas, como se aprecia en los veintiséis tomos de sus obras completas, que recogen, poco más o menos, sus 155 libros, llegando a ser uno de los escritores iberoamericanos más universales del siglo XX.
Gran lector fue Francisco de Miranda, -el Precursor de la Independencia Latinoamericana y uno de los personajes más extraordinarios nacidos en el siglo XVIII-, cuya biblioteca londinense era de tal magnitud que contenía una selección de las obras más importantes, en casi todas las áreas del saber humano.
Andrés Bello, -el primer humanista de América-, no dejó tema alguno sin estudiar, como se observa en los 24 volúmenes de sus obras completas. El maestro Bello es uno de los más grandes paradigmas y la mejor guía para orientar un programa efectivo de lectura y de estudios con enfoque integral. Su libro sobre Critica Literaria es una de las mejores síntesis de la literatura universal.
Lector profundo fue Simón Bolívar; es factible imaginar cuanto libros habrá leído durante sus largas travesías, en sus ratos de descanso, o mientras cabalgaba; siempre les acompañaban obras como Las Guerras de las Galias, de Julio César, entre otras; muchas de las cuales comentaba con su brillante Edecán, Daniel Florencio O´Leary, a su vez cultivado, en alto grado, en el arte de la lectura.
Es fácil prever como los excelentes hábitos de lectura han formado a los grandes líderes, pensadores, científicos etcétera, de todos los tiempos. La biblioteca de Tomás Alva Edison albergaba, en sus estantes, más de 60.000 volúmenes en todas las áreas de su interés y estaba suscrito a las revistas más importantes de su época, a nivel mundial.
La biblioteca de Antonio Cánovas del Castillo, -gran estadista e historiador español del siglo XIX-, contenía 35.000 volúmenes, con gran contenido de obras de Derecho, Historia, Economía, Política y de los Clásicos, etcétera. Sin duda, tan amplias y variadas lecturas le proporcionaron esa profunda visión que le convirtieron en uno de los personajes más admirables de su época.
Otra de las ventajas de la lectura diaria es que permite ejercitar un área cerebral diferente de la usada durante el día, aportando verdadero descanso, por cuanto la mejor manera de reposar es pasando de una actividad a otra, con lo cual se utilizan diferentes departamentos mentales.
Con la lectura variada se van usando nuevas áreas de la mente –a nivel físico, anímico y espiritual-, que va activan otros centros direccionales evitando el desgaste de una sola.
Las nuevas investigaciones sugerirán, cada vez más, que cada cierto tiempo las personas deberán interesarse por un nuevo tema del saber humano, como medio de utilizar diferentes áreas de su mente –espíritu, alma y cerebro- ya que cada sector es un comando, un centro de control-direccional, un departamento o archivo, -y un canal del conocimiento universal-, por lo cual, mientras mayor número se empleen, se proporciona más descanso, respectivamente; así como, un más elevado desarrollo de la personalidad y una gran diversidad de alternativas que, de alguna manera, por medio de la lectura variada, se logra un efecto de longevidad, con pleno uso de las propias facultades como es fácil observarlo en las personas intelectuales con hábitos activos de estudio.
Se comprende fácilmente que, al mantenerse vivas, y activas, las neuronas, por el ejercicio de la lectura, se alarga en algún grado la vida, sobre todo con pleno uso, y goce, de las facultades mentales, como beneficio colateral.
Por supuesto, aparte de la cantidad, aquí lo importante es la calidad de la lectura, como medio de mejorar la excelencia existencial; lo cual se va logrando en la misma proporción en que se va estableciendo contacto con los escritores y escritoras importantes de todo tiempo y país, por la visión que genera, por la plenitud y vivencia que permite, así como por el placer y la emoción de reposar, -meditando-, en compañía de los grandes seres y temas del pensamiento universal.
La lectura tiene una enorme cantidad de objetivos, como son, por ejemplo: placer; trabajo-investigación; para el desarrollo profesional; estimulante, para el auto-cultivo de la personalidad; etcétera; pero, en cada una de ellas hay que llevar a cabo una rigurosa selección, para optimizar los resultados.
Leer permite cultivar la amistad de Homero, Pitágoras, Sidharta Gautama, Pantajali, Platón, Sócrates, Aristóteles, Confucio, Lao Tse, Esopo, Cicerón, Apolonio de Tiana, Jesús de Nazareth, Séneca, Plutarco, Epicteto, Marco Aurelio, Plotino, Marsilio Ficino, Giordano Bruno, Simón Bolívar, Andrés Bello, Amado Nervo, Johann W. Goethe, Alfonso Reyes, José Martí, Octavio Paz, Luigi Pirandello, Mahoma, Víctor Hugo, Allan Kardec, Alexis Carrel, José Ingenieros, Amalia Domingo Soler, León Denis, Ralph Waldo Emersón, Dante, Rumi, Abulabás Ben Alarif de Almería, Ibn Arabi, Maimónides, Averróes, Napoleón Hill, Cervantes, Cagliostro, etcétera, y pasar largas horas en su grata compañía, conociendo íntimamente sus pensamientos, lo que ocupó sus mentes , sus experiencias, actitudes frente a la vida y a los acontecimientos, etcétera, el conocimiento acumulado hasta su respectiva época, las inquietudes de los tiempos que percibieron, la visión del futuro tal como la tuvieron; y, permite, a la vez, retomar el hilo de la Gran Conversación, en el nivel en que ellos la dejaron, continuándola, -en la concepción de Mortimer J. Adler-, y ser un eslabón activo, y, gradualmente, convertirse en un factor decisivo en el Quehacer Cósmico, cuya opinión importe consultar, por la profunda y sabia comprensión del entorno universal.
También en la lectura puede aplicarse una variante de la Ley de Pareto. El 20% de todos los libros escritos –y conservados- representa el 80% de lo que realmente vale el esfuerzo de leer, y conocer su contenido.
Haz una selección de 100 obras maestras del pensamiento universal, cuya lectura y estudio, por sí solas, proporcionarán la visión integral suficiente que, dejando de lado todas las demás, se habrá leído, verdaderamente, lo más importante del saber de todos los tiempos y países; cuya relectura ocupará gran parte de la existencia humana, ya que, al final, después de leer miles de ejemplares, cada persona encuentra que, los libros que realmente vale la pena leer, -una y otra vez-, se puede concentrar en un centenar. Un buen ejercicio es, el de imaginar si hubiera que quedarse sólo con diez, cinco o tres libros, ¿cuáles escogería cada quién?; y, si habría que hacerlo con uno, ¿cuál?
Por mi parte, lector o lectora, si tuviese que quedarme con un solo libro, me quedaría con la Odisea, de Homero, -o, mejor dicho, de Demodoco-. Homero, es el maestro en cuyas obras se inspiraron muchas generaciones de jóvenes griegos, emulando las virtudes heroicas en acción, en todos los actos de la vida humana, contribuyendo a gestar la edad de oro griega. Ha sido la fuente de inspiración de todos los grandes pensadores desde su tiempo hasta nuestra época; entre ellos Solón, Pitágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles, Alejandro Magno, Plutarco, Dión de Prusa, Petrarca, Cervantes y Goethe, sólo por nombrar algunos. La Odisea, aparte de un conocimiento preciso de la historia y los valores universales, contiene una magnífica descripción de la interrelación del mundo espiritual con el material, que es preciso analizar más a fondo.
Si fuesen tres, además de la Odisea, elegiría las obras completas de Platón –y si hubiese que ser mas preciso, de toda la obra de Platón me quedaría con el Fedón-, y la tercera, El libro de los Espíritus, de Allan Kardec. Platón, es el filósofo de mayor prestigio de la historia; es de lectura esencial. Y, con El libro de los Espíritus, se inicia una etapa de luz para la humanidad, siendo, en el mundo occidental, a partir del siglo XIX, un pionero sobre el tema de la Reencarnación, -o pluralidad de existencias-; la interrelación entre el mundo espiritual con el material; así como aporta una percepción amplía del universo que abre una perspectiva que va más allá de los estrechos límites del minúsculo planeta tierra, es decir: pluralidad de mundos habitados; describe, con maestría, las leyes fundamentales de la vida. Estas tres obras constituyen un trípode sobre el cual se puede sustentar la existencia humana como una sólida base en la cual erigir el edificio del propio desarrollo.
La cuarta obra, dentro de las diez, son Los cinco libros de Confucio; es uno de los más profundos maestros de todos los tiempos, equiparable a Sócrates.
El quinto de mi selección, es el I Ching, -o el libro de las mutaciones. Uno de los más extraordinarios libros de la antigüedad.
El sexto: El tao te ching, de Lao Tse.
El séptimo: El Corán, de Mahoma.
El octavo: Los ensayos, de Séneca.
El noveno: Las vidas paralelas, de Plutarco.
El décimo: Don Quijote de la Mancha, de Cervantes.
Quizá, el lector -o la lectora- se pregunte cuáles serían las diez obras maestras que podría sugerirle de autores del siglo XX, por lo cual, a continuación las dejamos anotadas:
1. La incógnita del hombre: de Alexis Carrel
2. El sendero secreto, de Paul Brunton
3. Piense y hágase rico: de Napoleón Hill.
4. Las fuerzas morales: de José Ingenieros.
5. El poder de la voluntad: de Paul C. Jagot
6. El problema del ser y del destino: León Denis
7. La Gerencia: de Peter Drucker.
8. Veinte casos de reencarnación comprobados: de Ian Stevenson
9. Cómo ganar amigos: de Dale Carnegie
10. La universidad del éxito: de Og Mandino.
Lea, el lector o la lectora, cada una de estas veinte obras, con análisis reflexivo y meditando a fondo su contenido; observará, fácilmente, el porque de la elección. 
Empero, nuestra sugerencia es que la persona elija cien obras maestras; -al final, el autor presenta una lista de 200 libros sugeridos, entre los cuales hacer la propia selección, al margen de que se puedan elegir otras obras fuera de las allí descritas, que se hace únicamente a título de ejemplo y guía.
Con un buen programa diario, con un promedio de 10 obras anuales, como mínimo, en solo diez años, se habrán leído las cien obras maestras indispensables que deben ser lectura obligatoria de toda persona intelectual, que le proporcionen una visión universal de la vida.
La capacidad normal de lectura varía desde dos libros semanales hasta uno mensual, salvo casos excepcionales, como el de Jacques Bergier, -uno de los dos autores de El Retorno de los Brujos, obra que, en 1959, marcó el inicio del realismo fantástico-, quien en cinco horas, diariamente, leía, en ocho idiomas, un promedio de cuatro a cinco libros, tres revistas y cinco o seis periódicos.
El placer de leer, es como saborear los alimentos; cada lector –o lectora- tiene su ritmo; es preciso encontrar el propio; pero, recuerda, nadie te está apurando, tómate tu tiempo y disfruta tu período diario de lectura, de ser posible escuchando música clásica de Beethoven, Mozart, Chopin, Paganini, Vivaldi, Wagner, Bach, Segovia, y otros maestros de tu preferencia, con lo cual se alcanzan niveles profundos, y creativos, de conciencia y comprensión.
Con el tiempo, la capacidad de leer mejora integralmente, y el gusto, -y la experiencia-, también.
La guía infalible es la prueba del tiempo que deja intactos a los clásicos inmortales.
Esta extraordinaria y gratificante aventura cósmica empieza con la lectura del primero de los cien libros, que ahora mismo anotas en tu programas personal, experimentando, inmediatamente, el más enriquecedor sentimiento de auto-realización. Con persistencia llegas a tu sublime meta.

* *

Existe un aspecto de gran interés relativo a la lectura que es preciso tener en cuenta. Al leerse un libro, es probable que, en forma inmediata, al tratar de recordar el contenido de lo que se ha leído, pese al respectivo esfuerzo, sólo pueda recordarse una parte y a veces mínima. Empero, en los días siguientes, y cuando menos se piensa en ello, comienzan a recordarse aspectos de lo leído y van surgiendo ideas adicionales al respecto, como una meditación espontánea y natural. La persona, generalmente, suele recrearse, mentalmente, con los recuerdos y/o imágenes que van emergiendo en la pantalla mental.
¿Qué es lo que ha ocurrido o suele ocurrir en estos casos? Al terminar la lectura del libro o del respectivo capítulo a que hace referencia el recuerdo, la mente busca los contenidos mentales de las informaciones o conocimientos objeto de la lectura, ya no en el libro, en forma objetiva, sino hacia dentro, en forma subjetiva, es decir, en la memoria. Realmente, ¿dónde reside la memoria? La memoria, contrariamente a lo que se piensa, no está archivada en el cerebro físico, quien únicamente cumple funciones de receptor, sino, en el archivo espiritual del alma, -periespíritu o cuerpo psíquico- , que es el verdadero asiento de la misma. Al terminar la lectura y pasar la mente objetiva a pensar en otras cosas, ésta queda desenfocada del mismo y en los momentos en que la mente subjetiva –o psiconsciente, o el espíritu-, se emancipa de la materia, por la elasticidad del alma, queda en libertad para reflexionar sobre el contenido de lo que ha leído, revisando la información registrada en el alma, la cual aflora fácilmente a su visión o percepción espiritual, cuya revisión funge de sintonía con el tema y el espíritu, en ese estado de emancipación, amplía la percepción buscando el conocimiento sobre el mismo tema en cualquier archivo espiritual en que se encuentre, donde, por telepatía –es decir, lectura de contenidos mentales- copia toda la información que precisa, la cual, como ese proceso se lleva a cabo en estado de vigilia, es decir, despierto, empero, abstraído de la materia o en recogimiento interior, en el cual se encuentra en un estado fronterizo de conciencia, donde, lo que va percibiendo en estado de emancipación lo va registrando a nivel de conciencia objetiva, lo cual, ya, pasa a recordar objetivamente.
Dentro del mismo proceso, podría ocurrir que, en vez de ser el mismo espíritu de la persona que, emancipado mediante la facultad de desdoblamiento, sean espíritus afines, guías o protectores, que, por la afinidad de ideas en las cuales se está reflexionando, se proyectan al lugar en que la persona se encuentra, y por telepatía, intuición o visión clarividente, le inspiren ideas a ampliaciones relativa al área de conocimiento sobre cuyo tema, la persona, ha leído.
Prácticamente, la lectura, como elemento dinámico de percepción de conocimiento, conecta la mente del lector, con todas las fuentes en las cuales se encuentra archivado, en las múltiples esferas mentales –o evolutivas- a las cuales su propio progreso le permita acceder.
Es por eso que, el cultivo de un área determinada del saber universal, permite acceder a la mente del autor del tema tratado en conexión con la mente de todos los lectores del mismo tema y de todos los autores que lo han tratado, pero, no solo de la época en que el autor lo estudió y plasmó en su obra, sino, se llega a percibir, vía psiconsciente, todo el progreso que sobre el mismo tema ha alcanzado ese mismo autor y las respectivas esferas mentales que han tratado el mismo tema a partir de ese momento hasta el instante en que la persona lee el libro y acto seguido experimente este tipo de evocación mental.
Este proceso de percepción psico-espiritual realmente es fantástico, cuya conciencia del mecanismo operativo permite acceder a una fuente universal de conocimiento, sin límites de ninguna naturaleza, dentro de los propios niveles de desenvolvimiento, en cada etapa evolutiva.
Este proceso -y el mecanismo inherente- es el mismo que se utiliza en la intuición, en la inspiración y en la meditación, así como en cualesquiera otras manifestaciones de las facultades espirituales.
Es decir, la lectura estimula, paralelamente, el proceso de percepción extra-sensorial en cualesquiera de sus formas o variantes de expresión: telepatía, clarividencia, retro-cognición, precognición, intuición, inspiración, voz interior, percepción táctil, olfativa y gustativa, imaginación creativa o sintética, expresión psico-cinética, es decir de incitación a la acción o al reposo.
Lectura meditativa o reflexiva es importante en la adquisición de una cultura de corte universal, bien sea en vertiente clásica o en la profesional.
Adelante.

EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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martes, 16 de marzo de 2010

















DIOS

POR ALLAN KARDEC
Versión castellana, desde el italiano,
por Giuseppe Isgró Cattafi.


EXISTENCIA DE DIOS

1. Por cuanto Dios es la causa primera de todas las cosas, el punto de partida de todo, la base sobre la cual se apoya el edificio de la creación, este es el punto que va considerado antes de cualquier otro.
2. Es elemental, en principio, que se juzgue una causa por sus efectos, aun cuando la causa no es visible. Si un pájaro mientras vuela es objeto de un proyectil, se estima que lo ha sido por un hábil tirador hábil, aún cuando no sea posible verlo. Por lo cual, no siempre es necesario ver algo para saber que existe. en cada caso, se llega al conocimiento de las causas observando los efectos.
3. Otro Principio, de igual manera elemental, se ha convertido en un axioma por la fuerza de su verdad, el cual es: CADA EFECTO INTELIGENTE, DEBE TENER UNA CAUSA INTELIGENTE. Si se preguntara quien es el constructor de un determinado mecanismo ingenioso, -¿qué se pensaría de alguien que responda que ha sido hecho por sí mismo? Cuando se observa una obra maestra del arte o de la industria, se dice que debe ser el producto de un hombre de genio, ya que su concepción ha debido realizarla otra inteligencia, juzgando, al mismo tiempo, que ha debido hacerla un hombre, por cuanto se sabe que no es superior a la capacidad humana. A nadie se le ocurrirá de afirmar que salió de la mente de un idiota o de un ignorante, y menos aún que es el resultado del trabajo de un animal o el producto de la casualidad.
4. En todas partes, la presencia del hombre se reconoce por sus obras. La existencias de los hombres antidiluvianos no está probada únicamente por los restos fósiles, sino, también, y con certeza mucho mayor, por la presencia, en los terrenos de una cierta época, de objetos trabajados por seres humanos. Un fragmento de vaso, una piedra tallada, una arma y un ladrillo son suficientes para testimoniar su presencia. De la rusticidad o de la perfección del trabajo se podrá juzgar el grado de la inteligencia y del desarrollo de quienes lo han realizado Si, por lo tanto, encontrándoos en un pueblo habitado exclusivamente por salvajes , descubráis una estatua digna de Fidias, no dudarías en decir que, dado que los salvajes no han podido realizarla, debe ser la obra de una inteligencia superior a la de los indígenas.
5. Ahora bien, si miramos alrededor y se observan las obras de la naturaleza, la previsión, la sabiduría y la armonía que presiden a todas estas obras, se reconoce que no hay ninguna que no supere el grado más alto de la inteligencia humana. Por cuanto, el hombre no ha podido producirlas, ellas son el producto de una inteligencia superior a la humanidad, a menos que se quiera afirmar que existen efectos sin causas.
6. A esto, algunos contraponen el siguiente razonamiento:
-“Las obras de la naturaleza son el producto de fuerzas materiales que actúan mecánicamente, según las leyes de atracción y de repulsión; las moléculas de los cuerpos inertes se agregan y se disgregan por la acción de tales leyes. Las plantas nacen, crecen y se multiplican siempre del mismo modo, cada una en su propia especie, en virtud de las mismas leyes. Cada ejemplar es similar de aquel del cual nació. El crecimiento, la floración, la fructificación y la coloración se encuentran subordinadas a causas materiales, como el calor, la electricidad, la luz, la humedad, etcétera. Lo mismo ocurre, también, para los animales. Los astros se forman a causa de la atracción molecular y se mueven perpetuamente en sus órbitas por efecto de la gravitación. Esta regularidad mecánica de las fuerzas naturales no hace, por lo tanto, pensar a una inteligencia libre. El hombre mueve el brazo cundo quiere y como quiere, pero quien lo movería de la misma manera desde el nacimiento hasta la desencarnación sería un autómata: ahora, las fuerzas orgánicas de la naturaleza son puramente automáticas”-
Todo esto es verdad; empero, estas fuerzas son efectos que deben tener una causa y nadie pretende que ellas constituyan la Divinidad. Son materiales y mecánicas. No son inteligentes en sí mismas, y también esto es verdad; pero, son puestas en acción, distribuidas, adaptadas a las necesidades de todas las cosas gracias a una inteligencia que no es la de los hombres. El útil acomodo de estas fuerzas es un efecto inteligente que denota una causa inteligente. ¿Qué sería aquel péndulo si una inteligencia no hubiera combinado, calculado, distribuido el empleo de tal fuerza para hacerlo mover con precisión? Dado que la inteligencia no se encuentra en el mecanismo del péndulo, y por cuanto no se le ve, -¿sería, por lo tanto racional concluir que no existe? Es suficiente valuar los efectos.
La existencia del reloj prueba la existencia del relojero; la ingeniosidad del mecanismo demuestra la inteligencia y la ciencia del relojero. Cuando un péndulo os da, en un momento dado, la información que precisáis, -¿os ha llegado a la mente, acaso, la idea: he aquí un péndulo inteligente?
Lo mismo es válido para el mecanismo del universo. Dios no se muestra, pero se afirma por medio de sus obras.
7. La existencia de Dios es, por lo tanto, un hecho adquirido, no solamente por medio de la revelación, sino por medio de las evidencias materiales de los hechos. Los pueblos salvajes no han recibido revelación alguna, empero, creen, todos indistintamente, a la existencia de una potencia sobrehumana; ven cosas superiores al poder humano, y concluyen que provienen de un ser superior a la humanidad. -¿No son, quizá, más lógicos de cuantos pretenden que se han hecho por sí solos?
DE LA NATURALEZA DIVINA:
8. Al ser humano no le es dado sondear la naturaleza íntima de Dios. Para comprender a Dios ocurre, aún, el sentido que se adquiere, solamente, con la completa purificación del Espíritu. Empero, si el ser humano no puede penetrar la esencia, dado que su existencia es dada como premisa, puede, por lo tanto, a través el razonamiento, llegar al conocimiento de sus atributos necesarios; ya que, viendo que no puede no ser sin dejar de ser Dios, concluye en que debe ser.
Sin el conocimiento de los atributos de Dios, sería imposible comprender la obra de la creación: es el punto de partida de todos los grupos espirituales, y, debido a que no se han revuelto a ellos como se hace con el faro que índica el camino, muchos de estos grupos han cometidos errores en sus concepciones. Aquellos que no han atribuido a Dios la omnipotencia han imaginado numerosos dioses; los que no le han atribuido la suprema bondad han plasmado un dios celoso, colérico, parcial y vengador.
9. Dios es la suprema y soberana inteligencia. La inteligencia del hombre es limitada, por cuanto no puede ni hacer ni comprender todo lo que existe; la de Dios, que abraza el infinito, debe ser infinita. Si la supusiese limitada sobre un punto cualquiera, se podría concebir, todavía, un ser más inteligente, capaz de comprender y de hacer lo que el otro no podría hacer, y así, sucesivamente, hasta el infinito.
10. Dios es eterno, es decir, no tiene principio ni tendrá fin. Si hubiese tenido un principio, habría salido de la nada; ahora, la nada no existe y no puede producir nada; o bien, habría sido creado por otro ser preexistente, y entonces, sería este último quien sería Dios. Si se le atribuyese un principio o un fin, se podría, por lo tanto, concebir un ser existente ante de Él, o que contribuiría a que existiese después de Él, y así sucesivamente hasta el infinito.
11. Dios Es inmutable. Si estuviese sujeto a cambios, las leyes que rigen el universo no tendrían estabilidad alguna.
12. Dios es inmaterial: su naturaleza difiere de todo lo que nosotros llamamos materia; de otro modo no sería inmutable, por cuanto estaría sujeto a transformaciones de la materia.
Dios no tiene una forma que nosotros podamos valuar con los sentidos; de otro modo sería materia. Nosotros decimos: la mano de Dios, el ojo de Dios, la boca de Dios, porque el ser humano, no conociendo más que a si mismo, se toma como término de comparación de todo cuanto no comprende. Las imagines que representan Dios como un anciano de larga barba, envuelto en un manto, son ridículas; tienen el defecto de disminuir el Ser Supremo reduciéndolos a las dimensiones mezquinas de la humanidad; de aquí a que se les atribuyan las pasiones de la humanidad, que hacen de Él un Dios colérico y celoso, no hay más que un paso.
13. Dios es omnipotente: Si no poseyera la potencia suprema, se podría concebir un ser más poderoso todavía, y así sucesivamente hasta cuando se encontrase el ser que ningún otro podría superar en potencia: y sería este último Dios.
14. Dios es supremamente justo y bueno: La sabiduría providencial de las leyes divinas se revela en las más pequeñas cosas al igual que en las grandes: esta sabiduría no permite dudar ni de su justicia ni de su bondad.
El infinito de una cualidad excluye la posibilidad de la existencia de una cualidad contraria que la disminuiría o la anularía. Un ser infinitamente bueno no puede tener la mínima partícula de maldad, y el ser infinitamente malvado no puede tener la mínima partícula de bondad: de igual manera que un objeto no podría ser absolutamente negro si tuviese una pequeña mezcla de blanco, ni absolutamente blanco si tuviese una pequeña mezcla de negro.
Dios no podría ser, por lo tanto, bueno y malvado al mismo tiempo, por cuanto, en tal caso, no poseyendo en grado supremo ni la una ni la otra de estas cualidades, no sería Dios; todas las cosas serían abandonadas al capricho, y nada sería estable. Dios no podría ser, por lo tanto, que infinitamente bueno o, al contrario, infinitamente malvado. Ahora, dado que sus obras son testimonios de su sabiduría, de su bondad y de su precisión, es preciso concluir que, no pudiendo ser al mismo tiempo bueno y malvado sin dejar de ser Dios, debe ser infinitamente bueno.
La bondad suprema comporta la suprema justicia; por cuanto si Él actúa injustamente o con parcialidad en una sola circunstancia, en relación con una sola de sus criaturas, no sería supremamente justo, y de consecuencia no sería supremamente bueno.
15. Dios es infinitamente perfecto. Es imposible concebir a Dios sin el infinito de las perfecciones, sin lo cual no sería Dios, por cuanto se podría siempre concebir un ser que poseyera lo que le faltaría a Él. Para que ningún ser pueda superarlo, es necesario que Él sea infinito en todo.
Los atributos de Dios, siendo infinitos, no pueden ser aumentados ni disminuidos, de otra manera no serían infinitos y Dios no sería perfecto. Si se le quitara la más pequeña partícula de uno solo de sus atributos, no sería más Dios, ya que podría existir un ser más perfecto.
16. Dios es único. La unicidad de Dios es la consecuencia del infinito absoluto de las perfecciones. Otro Dios podría existir solamente con la condición de ser igualmente infinito en cada cosa; por cuanto si entre los dos hubiese la mínima diferencia, uno sería inferior al otro, y subordinado a su potencia, por lo cual no sería Dios. Si entre los dos hubiese una igualdad absoluta habría, desde la eternidad, un solo pensamiento, una sola voluntad, una sola potencia; y así integrados en su identidad, en realidad los dos serían un solo Dios. Si tuviesen cada uno atributos especiales, y uno haría lo que el otro no hace, entonces ya no habría entre ellos una igualdad perfecta, por cuanto ni el uno ni el otro tendrían la autoridad suprema.
17. La ignorancia del principio del infinito de las perfecciones de Dios ha generado el pliteismo, que es el culto di todos los pueblos primitivos; ellos han atribuido la divinidad a todas las potencias que parecían superiores a la humanidad; posteriormente, la razón los ha llevado a confundir en una sola estas potencias diversas. Después, a medida que los seres humanos han comprendido la esencia de los atributos divinos, han quitado de sus símbolos las creencias que constituían la negación.
18. Resumiendo, Dios no puede ser Dios sino con la condición de no ser superado en nada por otro ser; ya que, entonces, el ser que lo superase en una cosa cualquiera, sea aún por muy poco, sería el verdadero Dios; en consecuencia, Él debe ser infinito en cada cosa.
En este modo, constatada la existencia de Dios a través de sus obras, se llega, por medio de la simple deducción lógica, a determinar los atributos que le caracterizan.
19. Dios, es, por lo tanto, la suprema y soberana inteligencia; es único, eterno, inmutable, inmaterial, omnipotente, supremamente justo y bueno, infinito en todas sus perfecciones; y no puede ser otro.
Esta es la base sobre la cual se apoya el edificio universal; es el faro cuyos rayos se extienden sobre todo el universo, y es el único que puede cuidar al ser humano en la búsqueda de la verdad; siguiéndolo no equivocará jamás la vía, y si tan frecuentemente se deja desviar de su ruta, esto ocurre porque no ha seguido la ruta que le había sido indicada.
Este es, también, el criterio infalible de todas las doctrinas filosóficas y espirituales, el ser humano, para juzgarlas, dispone de una medida rigurosamente exacta, constituida por los atributos de Dios; y se puede afirmar con certeza que todas las teorías, los dogmas, las fe, los principios, las practicas que son en contradicción con uno solo de estos atributos de manera de debilitarlo o de anularlo, no podrían estar en la realidad.
En la filosofía, en la psicología, en la moral, en la espiritualidad, no puede ser verdad lo que se separa, aunque sea de poco, de las cualidades esenciales de la Divinidad. La espiritualidad perfecta aquella en la cual ni un solo artículo de fe estuviese en contrasto con estas cualidades, en las cuales los fundamentos podrían asumir las pruebas de este control, sin recibir daño.

EL PODER DE LA SINTONÍA MENTAL: -“Lo que un hombre piensa de sí mismo, es lo que determina, o mejor dicho, lo que marca su destino”-. Henry David Thoreau

EL PODER DE LA SINTONÍA MENTAL

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Cómo desarrollar la Auto-Maestría -I-
Self  Mastery

CAPÍTULO I


-“Lo que un hombre piensa de sí mismo, es lo que determina, o mejor dicho, lo que marca su destino”-.
Henry David Thoreau


Lo que el ser humano piensa e imagina, eso es lo que atrae a su vida, en correspondencia con la Ley de atracción, la cual expresa: -Lo semejante atrae a lo semejante-.
Un principio derivado de esta Ley, sintetiza: -Si un pensamiento negativo es capaz de producir un determinado efecto, en cualquier nivel: físico, anímico o espiritual, uno positivo, opuesto, transmuta la condición, reestableciendo la normalidad preexistente o el cambio que plasma la nueva realidad anhelada-.
¡Tú eres lo que quieres ser! ¿A qué blanco estás apuntando? ¿De qué sueles hablar? ¿Cuáles son tus pensamientos? ¿A qué aspiras en lo íntimo de tu ser? ¿Qué se está gestando, en tu interior, de relevancia? Si lo que piensas e imaginas, eso atrae a tu vida, cambia, deliberadamente, la sintonía de tus pensamientos hacia los objetivos que te propones alcanzar.
Aplica la Ley del aislamiento cósmico, es decir, excluye de la pantalla de tu mente, todo lo que deja de relacionarse con tus objetivos.
Piensa, habla, sueña y actúa únicamente en función de lo que deseas realizar. Cuando tú quieres escuchar un programa, en cierta emisora radial, sintonizas la frecuencia adecuada. Lo mismo ocurre con lo que se desea realizar en la vida.
Si deseas realizar más ventas, acumular cierta cantidad de dinero, con un fin específico, culminar una carrera universitaria, una maestría, uno o varios doctorados, ser Presidente del País, o tener un cargo representativo en el gobierno nacional o regional, en el Parlamento, etcétera; desarrollar actividades empresariales, adquirir la propiedad de un negocio, industria o de una cadena de tiendas, convertirte en profesional o especialista en cualquier ciencia, técnica, arte o profesión, piensa y actúa con la asunción del éxito esperado.
Si anhelas fortalecer la salud, piensa en ésta y ten hábitos saludables, entre ellos, -previa consulta con tu médico de cabecera u homeópata-, eliminar, total y definitivamente, de tu dieta lo siguiente: pollo, huevos –y todo lo que los contenga-, cerdo y todos sus derivados, el azúcar, el pimiento y la manzanilla. Sólo con esto habrás eliminado el 80% de las causas que obstaculizan la buena salud.
Estructura, con un dietista competente, o con un médico homeópata cualificado, un plan de alimentación adecuado contemplando la exclusión de los citados elementos.
El cuerpo es un organismo perfecto; si se ingieren los alimentos adecuados, siempre estará en óptimo estado de salud, por su capacidad recuperación y de auto-regulación del equilibrio vital normal.
Igualmente, los pensamientos positivos, las sanas emociones, los sentimientos elevados, la alegría, el ánimo contento, la práctica diaria de la relajación, las afirmaciones positivas, la visualización, la meditación, la practica de la gratitud, la aceptación de las cosas tal como son y afrontarlas con valor, paciencia y decisión firme para transformarlas en lo que deben ser, constituyen elementos coadyuvadores de la salud físico-mental-espiritual. Afirma constantemente la condición perfecta de la salud y ésta se vuelve realidad, en todos los niveles, por cuanto la mente psiconsciente crea las condiciones con las que se le programa.
Si quieres ser apreciado por tus semejantes, habla positivamente de ellos o calla. Si anhelas riqueza y prosperidad –a nivel integral- cultiva pensamientos de abundancia, adquiere el know how profesional y crea la riqueza factible, colocando en un selecto mercado de alto poder adquisitivo un bien o servicio capaz de llenar una necesidad insatisfecha.
Lee las biografías de hombres y mujeres ilustres, de éxito, como fuente de estímulo. Si escribes una canción, un poema o mensaje, céntrate en los aspectos que faciliten la sintonía positiva. Si pintas un cuadro, plasma en el lienzo, únicamente, elementos de belleza, armonía, vida y escenas de alegría.
Las sintonías mentales ejercen profundas influencias. Atraes lo que amas o temes. Creas lo que imaginas. Existe una reacción igual a lo que piensas, haces o hablas. Según la semilla nace el árbol, dando sus respectivos frutos.
Si siembras armonía en tus pensamientos atraes dicha y felicidad a tu vida.
Los libros, películas, amigos, reuniones, etcétera, implican sintonía con fuerzas que afectan según el estado mental de sus autores y lectores, actores y espectadores, cuya contraparte espiritual, en la ecología mental, es idéntica por la ley de los reflejos, que expresa: -cómo es abajo es arriba y viceversa. Por lo cual, se requiere efectuar una sintonía cuidadosa.
Hablar, todos los días, positivamente, pensando y sosteniendo conversaciones sobre abundancia, riqueza, felicidad, salud, vida, etcétera, -visualizando escenas mentales análogas-, es el paso certero para establecer sintonías positivas del éxito y otros aspectos gratificantes de la vida, canalizando las respectivas energías y condiciones en la propia existencia.


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Por mandato cósmico, el primer deber del ser humano es el de mejorarse a sí mismo.
Abre las puertas del espíritu a la Luz Superior, a la comprensión de las leyes que traen abundancia y el poder de realización en la vida. Despierta al camino de la nueva era evolutiva que trae la aurora del buen vivir.
Sintoniza las cosas buenas y éstas llegan, oportunamente, a tu vida. En lo que centras la atención se expande la conciencia y el poder de atracción de los elementos coadyuvadores a la obra por realizar. Sé constante, manteniendo fijo el rumbo hacia el logro de tus objetivos. Frente a todas las situaciones, templa la resolución y la voluntad de triunfar.
Genera auto-calificativos positivos, para que el ordenador mental grabe órdenes y sugestiones que desencadenen efectos semejantes o análogos.

Al pensar positivamente, el psiconsciente, -tu espíritu- con las imágenes mentales visualizadas, atrae, por asociación magnética, -ley de atracción-, elementos afines con su equivalencia espiritual y material, en tu vida.
Las sintonías mentales positivas son un escudo poderoso que protegen de las fuerzas ambientales y aseguran la realización de cualquier proyecto, por cuanto abren los canales adecuados que atraen a los elementos coadyuvantes y repelen los de naturaleza diferente.
A través de la acción de gracias, las personas exitosas, agradecen al Creador Universal las cosas buenas que poseen, re-visualizando las mismas, sintonizando, al mismo tiempo, la abundancia de la vida, y por la Ley de atracción, atraen más y mejores cosas.
La sintonía suprema es con la fuente cósmica, el Creador Universal, adquiriendo la conciencia de la unidad cósmica perfecta e indisoluble que se conforma con Él. Esta conexión divina es fácil potenciarla; en primer lugar, es preciso aquietarse, relajarse física, mental y espiritualmente, adormeciendo los sentidos físicos para activar los sentidos espirituales; luego, centrando la atención en el Creador Universal, bien sea mediante la repetición de su nombre: ELOÍ, una, diez, cien o mil veces o más diariamente; o, por la meditación en Él y en sus atributos divinos o valores universales.
Abre los canales de tu mente sólo a las fuerzas positivas del universo. Cada día más bendiciones llegan a tu vida. Despierta y orienta tu sentido de la realidad, sintonizándolo con la misión de tu vida y las fuerzas creativas cósmicas.
H. D. Thoreau, expresó: -“Lo que el hombre necesita, mas que medios de acción, son fines, esencia: ser algo”-.

-AFIRMACIÓN:
Para leer en la mañana, al levantarse, o en cualquier momento del día, la primera vez, durante veintidós días seguidos, luego, cada vez que se desee.
Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde puedo programar cualquier resultado que deseo realizar en la vida. (Tres veces).
Ahora, estoy ya, en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático donde puedo programar cualquier resultado que deseo realizar en la vida. (Tres veces).
Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, durante quince minutos y programo, en un mejor nivel, el desarrollo de las siguientes cualidades y condiciones positivas en mi vida:
I. Potencio la sintonía positiva de mi mente con el Creador Universal y las fuerzas superiores de la cosmogonía.
II. Conservo, permanentemente, la sintonía positiva de mi mente con el Creador Universal y las fuerzas superiores de la cosmogonía, cada día en un mejor nivel.
III. Ahora, realizo los objetivos de este día con más y mejor efectividad.
IV. Pienso, hablo y actúo en sintonía con la abundancia y las riquezas de la vida y lo que preciso viene a mí, oportunamente, por cuanto, cada día, en alguna parte, y, de la mejor manera posible, es requerido mi servicio, que, por reciprocidad atrae lo que preciso, siempre en abundancia.
V. Programo, en mí, en todos los niveles: espiritual, anímico, físico y financiero, la prudencia, el autodominio, la fortaleza, la calma imperturbable, la impasibilidad, la serenidad, la confianza y la seguridad, el poder creativo y realizador del amor que todo lo puede y vence; la fe en la vida y en el Creador Universal, en sus sabias y justas leyes cósmicas.
VI. Afirmo el triunfo en todas mis obras porque éstas complementan a la Creación y son útiles a la sociedad.
VII. Capitalizo, utilizando, los conocimientos que poseo y adquiero aquellos de los cuales tenga conciencia de las bondades de su cultivo.
VIII. Optimizo, en mi vida, la salud, con hábitos saludables, pensamientos de bienestar, luz, amor, armonía, perdón, tolerancia y paciencia.
IX. Transmuto los sentimientos de insatisfacción, programando y realizando objetivos exteriores positivos.
X. Desarrollo mi auto-independencia, confiando mi vida a la inspiración superior del Creador Universal y a las fuerzas protectoras de la cosmogonía..
XI. La luz de la sabiduría, el poder creador del amor, la ley de afinidad y la justicia divina, establecen el orden cósmico y la armonía perfecta, en mí y en todas las personas interrelacionadas, en todos los actos y hechos de mi vida, aquí y ahora, en el cumplimiento de mi verdadera misión existencial. Hecho está.
XII. Cada día, en todas formas, aumenta mi potencia psico-espiritual y estoy mejor y mejor, siempre mejor.
XIII. Doy las gracias al Creador Universal por lo que soy y seré; por lo que tengo y tendré; por lo que sé y sabré; por lo que represento y representaré; por lo que hago y haré en la espiral evolutiva, en el eterno presente, hoy.
XIV. Acepto la abundancia cósmica de este día. Permito que ella llegue a mí, aquí, ahora y siempre, según los planes y la voluntad del Creador Universal, -por la ley cósmica- en armonía con todos y con el Todo. Hecho está. Doy gracias por la abundancia cósmica de este día.
(Esta última parte afirmarla tres veces)

lunes, 15 de marzo de 2010

DESARROLLAR LA AUTOEDUCACIÓN




DESARROLLAR LA AUTOEDUCACIÓN
Del libro: Cómo potenciar el autodominio
Por: ©GIUSEPPE ISGRÓ C.

-“Un vínculo se establece entre las personas
que han leído el mismo libro”-
Ralph Waldo Emersón

-“Leer, no para contradecir o invalidar,
ni para creer o dar por sentado,
sino para ponderar y considerar”-
Francis Bacon

-“Yo creo que en el espíritu de los que estudian sucede como en las inundaciones de los ríos, que las aguas al pasar depositan poco a poco las partículas sólidas que traen en disolución, y fertilizan el terreno”-.
Domingo Faustino Sarmiento

-“La biblioteca infinita del universo está en la mente”-.
Vivekananda

-Cuando leemos una obra, lo importante es la conexión con la fuente de la cual el autor recabó la inspiración; por medio de la cual y por la esfera mental que representa, al margen del conocimiento intelectual que se obtiene, son las intuiciones que van surgiendo en la propia conciencia y la inspiración respectiva que acto seguido se manifiesta como beneficio igual y equivalente, los efectos de mayor trascendencia que intensifican la conciencia cósmica-.
Giuseppe Isgró C.


La mente tiene tantas áreas que fungen de almacén de conocimiento como diferentes clases de saber existen.
Por tal motivo, toda persona, por medio de múltiples y variadas lecturas, estimula el desarrollo del mayor número posible de áreas de su mente.
La lectura, ensancha y amplía la visión del mundo en que se vive y del universo del cual el planeta tierra forma parte. Con mejor percepción de lo que le rodea, tanto la mujer como el hombre pueden cumplir más eficazmente su misión en la vida.
La lectura es el medio de comunicación con el área de la mente donde se archiva la clase de conocimiento que se está leyendo y abre la puerta para guardar los nuevos y en cuyo proceso se tiene la oportunidad de leer y observar el que se encuentra allí acumulado, mientras permanezca abierta, por lo cual surgen nuevas ideas y cada quien se percata de que fluye un nuevo conocimiento que, a veces, se desconoce de donde se ha “aprehendido”.
Pero, el estudio de temas determinados permite establecer contacto con las áreas mentales del autor y las de quienes participan en la ecología mental, en esa esfera perceptiva, cuya sintonía abre una perspectiva mayor a los canales de la propia, para que fluya el conocimiento de las mentes afines, -por vía de la percepción psico-sensorial-, con las cuales la potencia psico-espiritual de cada quien permite sintonizar.
La lectura amplia y variada representa el elemento fundamental para el desarrollo espiritual e intelectual del ser humano.
En las actuales condiciones de la vida moderna, es preciso desarrollar más y mejor las facultades mentales, siendo el recurso más asequible el de la lectura.
Es necesario una activa reeducación personal, enfocando, periódicamente, la propia atención hacia aquellos elementos que son indispensables para el logro de una personalidad dinámica y la perfección de los conocimientos que permitan la evolución del ser.
Se vive en un mundo que avanza sin pararse, alcanzando, cada vez, niveles evolutivos más elevados, por lo cual, para cumplir con la más sublime condición de seres pensantes y optimizar el cumplimiento del rol asignado por el orden cósmico, es conveniente conocerse más y mejor y compenetrarse con las leyes que rigen el universo y el fin último en el planeta tierra y en el cosmos.
Cada persona, en la búsqueda de ese conocimiento gradual, emplea toda su existencia, en cada ciclo evolutivo. La lectura y la investigación son los medios indispensables para la satisfacción de la necesidad que representa un mayor desarrollo cultural e intelectual y una visión más amplia del ser humano en la naturaleza.
¿Qué hace la lectura? Se verá a continuación.
El cerebro está formado por lo menos ochenta mil millones de células llamadas neuronas, las cuales forman los diferentes centros direccionales –psico-espirituales- del mismo. Ellos constituyen el mecanismo de control mediante el cual un ente denominado espíritu desarrolla las funciones que caracterizan a la persona como ser pensante y racional. Entre el espíritu y el cerebro –y el cuerpo físico en general- existe un ente intermedio denominado alma –o periespiritu-, que enlaza a ambos, y que constituye el verdadero ordenador mental –computadora- y a la vez es el archivo espiritual del ser, donde se recogen sus experiencias de múltiples ciclos de vidas, El cerebro representa el instrumento físico y centro de control receptor-emisor mediante el cual se interactúa con el mundo material. Empero, el gran disco duro de la memoria, -como archivo psico-espiritual-, lo constituye el alma, que conserva, en el eterno presente, el caudal de conocimientos acumulados en el tiempo.
Al abordar, cada persona, los diferentes campos del conocimiento, desarrolla, activamente, a las áreas que lo procesan, lo cual, la hacen más grande mentalmente no sólo por el caudal adquirido, sino por lo que el desarrollo en sí representa.
Mientras mayor sea el número de temas de estudio abordados, en igual cantidad se activan las áreas del cerebro –y de la conciencia-, cuya interrelación amplía la visión existencial y cósmica; permite, a la vez, la sintonía con dichas fuentes cognoscitivas y abre los canales correspondientes de la ecología mental de la cual fluyen nuevas ideas de acuerdo a las inquietudes de los tiempos y por la ley de asociación, cada nuevo conocimiento, generando, intuitiva e inspirativamente, estimula otros análogos, como una manera de iniciación espiritual.
Por la ley cósmica, el ser, -espíritu, alma y cuerpo- pide más de lo que se le da; mientras más se lee, se incrementa el deseo –y la capacidad- de hacerlo, por lo cual, a la vez que se lleva a cabo con mayor facilidad, proporciona estímulos más abundantes con satisfacción equivalente.
La lectura significa, para la mente, -espíritu, alma y cerebro-, lo que la gimnasia para el resto del organismo. El ejercicio revitaliza los órganos, aumentando, éstos, la capacidad para su funcionamiento óptimo. La manera de mantener activas y llenas de vitalidad a las neuronas cerebrales y todo el aparato –ordenador-, psico-espiritual, es mediante un período de una hora de lectura dinámica, reflexiva y meditativa, como mínimo.
Fórjate el hábito de leer una hora diaria y verás como, además de mantener vigorosas tus neuronas y los diferentes centros direccionales y psico-cognoscitivos de la mente, contribuyes, además de la adquisición de una personalidad dinámica, a desarrollar, activamente, la facultad de la imaginación sintética y creativa, es decir, con la primera, a interrelacionar diferentes aspectos de la realidad para innovar, o crear, nuevas aplicaciones de bienes o servicios; y, la segunda, para crear nuevos bienes y servicios conectándo con la Inteligencia Infinita, sin hacer uso de un conocimiento preexistente, facultad ésta que, al igual que los grandes genios, en estado potencial y en diferentes grados, la poseen todas las personas.
León Denis, decía: -“Es bueno vivir en contacto, por el pensamiento, con los escritores de talento, con los autores grandes de todos los tiempos y de todos los países, leyendo, meditando sus obras, impregna todo nuestro ser con la sustancia de su “espíritu”. Las radiaciones de su pensamiento despertarán en nosotros efectos semejantes y atraerán a la larga modificaciones de nuestro carácter por la naturaleza misma de las impresiones percibidas”-.
En el ser humano está latente la necesidad de una mayor preparación cultural y el desarrollo activo y continuo de su personalidad. El medio asequible es la lectura, la cual enriquece, gradualmente, la propia naturaleza humana a un nivel más alto de evolución y perfección.

¿CÓMO ORIENTAR EL PROGRAMA DE AUTO-EDUCACIÓN?

Ve cuales son las áreas prioritarias de desarrollo del país en que vives y prepárate en una carrera en cuyos servicios, además de dar tu aporte, aseguras tu éxito económico y satisfacción profesional.
A nivel de empresa, observa en que área fundamental puedes dar tu mejor cooperación, satisfaciendo necesidades y prepárate, desarrollándote, en ese sentido.
En lo personal, estudia tus carencias y aptitudes; optimizas estas últimas y transmuta, las primeras, mediante una estrategia situacional. Tanto unas como las otras imprimen un sentido direccional a tu vida. Por una parte constituyen la suma existencial de tu pasado y, por la otra, la dirección en que debes capitalizar el presente y el futuro.
Lee las biografías de los grandes seres, en loa cuales encontrarás la respuesta a muchas de las inquietudes que ocupan tu mente, a la vez que imprimen el sello modelador de los grandes genios a tu personalidad. Ten presente que tus lecturas reflejan quien realmente eres.
Entre las fuentes que es preciso incluir en un plan de lectura, se encuentran:
1. La hindú, como los Vedas, las leyes de Manú, los Upanishads, el Mahabharata, el Bagavad Gita –que conforma el sexto capítulo del anterior-, obras relativas al Jainismo, los aforismos de Patanjali, las enseñanas de Sidharta Gautama, y otras obras más recientes; las enseñanzas Zen, las de Bodhidharma; las obras de Vivekananda, Yogananda, Autobiografía de Gandhi, y otras.
2. La china: Los cinco libros de Confucio, el Tao te king, de Lao Tse; el I Ching, -o Libro de las mutaciones, de Fo Shi, y ampliado por el Rey Weng y su hijo duque de Chou, y Confucio y sus discípulos, -uno de los libros más extraordinarios de la antigüedad; Política del amor universal, de Mo Ti; El arte de la política, de Zi Han Fei; El Secreto y el Sublime, de John Blofeld, el Soplo Divino, de Maspero y otros.
3. La griega: Las obras de Homero –Demodoco-, es decir: La Íliada y la Odisea; Los aforismos de los siete sabios, Los versos de oro, de Pitágoras, Los nueve libros de Herodoto, todas las obras de Platón, Aristóteles, Demetrio de Falereo, los elementos de Geometría, de Euclides, Las vidas paralelas y Moralia, de Plutarco, el Manual y los aforismos, de Epicteto.
4. La Neoplatónica: Anmonio Saccas, Plotino, Porfirio, etcétera.
5. La latina: Las obras de Cicerón, Séneca, Marco Aurelio, Julio Cesar, Horacio, Ovidio, Apuleyo, la Codificación del Derecho Romano, etcétera.
6. La egipcia: La salida del alma a la luz del día,-Libro Egipcio de los muertos-, el Corpus hermeticum, de Hermes Trismegisto, entre otros.
7. La persa: El Zend Avesta, de Zoroastro, etc.
8. La árabe: El Corán, de Mahoma, y todas las obras sufíes, de Abulabás Ben Alarif de Almería, Ibn Arabi, Rumi, Ibn Jaldun, etc.
9. Los clásicos de todas las épocas, italianos, ingleses, castellanos, franceses, etcétera y de todas las áreas del saber humano: literatura, economía, gerencia moderna, filosofía, psicología, pedagogía, arte, Homeopatía, etc.
10. Espiritismo, Parapsicología, Reencarnación: Esta es el área de mayor relevancia para el conocimiento del ser, de la vida y del universo: Obras, de: Allan Kardec, León Denis, Gabriel Delanne, Victor Hugo, Arthur Conan Doyle, Joaquín Trincado, Amalia Domingo Soler, Ernesto Bozzano, Camilo Flamarión, Oliver Lodge, F. Myers, Gaston De Bonis, Manuel S. Porteiro, Charles Richet, Gustavo Geley, Eugene de Osty, Cosme Mariño, Rodolfo Benavides, Manuel Matos Romero, Jon Aizpurua, Joseph B. Rhine, Ian Stevenson, Ugo Déttore, Máximo Inardi, Giorgio Di Simone, Hernani Guimarâes Andrades, etc.
11. Ocultismo, Cábala, Teosofía, Antroposofía, etc., entre cuyos autores se sugiere: Madame Blavasky, Anne Besant, C. Jinarajadasa, Rudolf Steiner, Dion Fortune, Gerard Encausse (Papus), Eliphas Levi, Stanislas De Guaita, Oswald Wirth, Louis Claude de San Martin, Franz Hartmann, Henri Durville, etc.
12. Literatura de auto-superación: Napoleón Hill, William James, José Ingeniero, Og Mandino, Carl Rogers, Ralph Waldo Emerson, Abraham Maslow, Orison Swet Marden, Ralph Waldo Trine, Prentice Mulford, Paul C. Jagot, Dale Carnegie, José Silva, Robert Stone, etc.
13. Clásicos latinoamericanos: Los historiadores de Indias, el Popol Vuh, Garcilaso de la Vega, -el Inca-, Andrés Bello, Alfonso Reyes, Juan Montalvo, José Martí, Rubén Darío, Gabriela Mistral, Octavio Paz, Arturo Uslar Pietri, Mariano Picón Salas, Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Luis Beltrán Prieto Figueroa, las Memorias de O´Leary, Amado Nervo, Pedro Henriquez Ureña, Jorge Luis Borges, José Enrique Rodó, Gabriel García Márquez, etc.
14. Obras de divulgación científica, y las principales en todas las áreas del propio interés.
-“Dediquemonos, -decía León Denis- a obras más sustanciales, a todo lo que pueda ilustrarnos acerca de las leyes profundas de la vida y facilitar nuestra evolución. Poco a poco se edificará en nosotros una inteligencia, una conciencia más fuerte, y nuestro cuerpo fluídico se iluminará con los reflejos de un pensamiento alto y puro”-.
Estudia sin límites aquellas áreas del saber universal que más inquieten tu ser interior. Desarrolla un programa para escribir cien tesis sobre temas diferentes. Imponte el objetivo de dar, periódicamente, una conferencia como un ejercicio intelectual y observarás como la mejor manera de aprender es enseñando.
Adopta el método de leer de lunes a viernes solamente obras relativas a tu actividad profesional y dejar para los viernes, sábados y domingos las lecturas de contenido general.
Fórjate una cultura sólida para tener ideas propias.
Existen, aún hoy en día, grupos de diferentes índoles, político, espiritual, socio-económicos, etcétera, que están trabajando, a nivel mundial, en ayudar a desarrollar a la humanidad en la visión real de su gran destino en el planeta tierra y en la totalidad del inmenso universo del cual formamos parte; y siguen aportando la información fidedigna a tan loables objetivos.
Por ejemplo, actualmente, en el año 2007, existen más de cinco mil casos científicamente comprobados de reencarnación por los más prestigiosas universidades y preclaros investigadores. En breve tiempo, surgirá un comité mundial, con facultades suficientes, para instituir la respectiva corrección en que, en el pasado han incurrido los diversos grupos de espiritualidad -y los pocos que aún pudiesen mantener algunos de dichos errores-, los cuales datan desde el primer concilio de Nicea, en el año 325 –d.n.e-., en el cual se elevó la figura del hermano Jesús de Nazareth a categoría divina, con la excepción del ilustre Ario y sus seguidores, que calificaron ese hecho como de aberración histórica; y a partir de ahí se tergiversó la verdad y los textos de los antiguos filósofos, de los cuales se salvaron algunos gracias a los traductores árabes, por quienes podemos leer hoy a Platón, Aristóteles, Plotino, etcétera.
Hoy en días, en el mundo occidental, millones de personas creen, erróneamente, que el hermano Jesús de Narazreth, es Dios. Ellas, esperan que este error sea corregido. Por eso, es preciso divulgar en mayor grado todo lo relativo a las leyes cósmicas, entre ellas la ley de reencarnación y la ley del karma, para que sirvan de guía en las propias acciones y se pueda orientar la existencia hacia el verdadero destino de la humanidad. Tengo el convencimiento de que, si toda persona supiese que, por la ley de causa y efecto, cosecha lo que siembra de que, paga, oportunamente, todo lo que sus acciones generan, su conducta seria ejemplar. Incluyendo, los propios pensamientos, por la ley de atracción, crean en la propia vida, las condiciones análogas a lo pensado.
Al prender la luz en la conciencia humana, la oscuridad se evacuará por sí sola.
Cuando esos millones de personas que ahora trabajan como hormiguitas, en los diversos grupos, lo hagan para divulgar –en mayor grado- la verdad universal, la humanidad adelantará a pasos agigantados.
Son tiempos de luz; etapas de esplendor inimaginable esperan a la humanidad del planeta tierra; los valores universales guían el progreso hacia nuevos estados de conciencia y realizaciones.
Es propicio elaborar el nuevo contrato social acorde con los tiempos que corren.
La persona preparada adecuadamente, con una visión universal de la vida, es libre, condición necesaria para forjarse voluntariamente los objetivos acordes a las nuevas fases evolutivas.
Se observa el incremento de líderes genuinos en todas las áreas de la actividad humana. Emergen, nuevamente, en cada época, conductores de la talla de Moisés, Homero, Solón, Pitágoras, Sidharta Gautama, Lao Tse, Confucio, Sócrates, Platón, Aristóteles, Alejandro Magno, Séneca, Cicerón, Plutarco, Marco Aurelio, Mahoma, Saladino, Rumi, Ibn Arabi, Dante, Leonardo da Vinci, Cervantes, Allan Kardec, Victor Hugo, Samuel Hahnemann, Cagliostro, Bolívar, Bello, Mozart, Beethoven, Concepción Arenal, Amalia Domingo Soler, Edisón, León Denis, Tagore, Gandhi, y miles más, capaces que señalar los nuevos caminos para la auténtica emancipación de la humanidad, sustituyendo antiguos modelos por otros cuyo elemento más valioso lo constituya el ser humano. Es un ciclo histórico que se repite en la espiral evolutiva; señalan el camino hacia la siguiente etapa de progreso, en la cual desenvolverse.
Desarrolla una personalidad dinámica y agradable. Alcanza la excelencia y la efectividad en todas tus actividades.
Cultiva la generosidad y comprométete en una obra altruista y de utilidad social. Ten presente que para recibir, primero hay que dar. Cultiva el poder del amor, de la sabiduría y de la sana y positiva humildad o sencillez.
Aspira al bienestar que produce la riqueza integral. Haz de la lectura tu instrumento para la realización personal y el dominio de la vida.

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La lectura es una activa y continua conversación con la gente más sabia de todos los tiempos y países. La influencia positiva que los escritores ejercen sobre quienes leen sus obras es tangible y palpable desde el primer contacto. Un solo libro puede transformar la vida de millones de personas, en diferentes naciones, durante generaciones o siglos.
Se observa, fácilmente, como en las personas cultivadas mediante hábitos activos de lectura, su personalidad se va desarrollando constantemente, y, con el pasar de los años, su presencia física va embelleciéndose, tal como se desprende de los análisis efectuados de la secuencia de fotos, a partir de cierta edad.
De igual manera, con el estudio, todas las facultades mentales mejoran con el pasar del tiempo. Por eso, se ve como en la edad madura la capacidad de hacer más con menor esfuerzo y tiempo es una condición natural, lo cual se potencia, óptimamente, con la amplia y variada lectura, que incrementa, además, la visión de la vida, característica esencial para convertirse en líder.
Cuando se leen las obras de grandes escritores y escritoras y se compara el contenido de sus escritos en las diversas etapas de su vida, se va observando como el efecto de la lectura va modelando, gradualmente, la profundidad de su pensamiento, fruto del alimento constante recibido con su contacto asiduo con las obras de todos los tiempos y épocas. Los primeros poemas del siciliano Salvatore Guasimodo, Premio Nóbel de literatura, no dicen mucho, salvo el reflejo del talento poético potencial; empero, cuando profundizó en el cultivo de los clásicos griegos, latinos y otros, se va viendo como se perfila el pensador profundo, el verdadero Guasimodo, alimentado por la sabiduría de los maestros universales.
Quienes han alcanzado un excelente nivel como intelectuales, relatan que, desde temprana edad, se abocaron a la lectura, sobre todo de los clásicos universales. Gabriel García Márquez, sistemáticamente los fue leyendo, todos, obra tras obra, sin dejar de lado, al inicio, el Amadís de Gaula. De igual manera hizo Arturo Uslar Pietri, quien hasta las dos obras clásicas de Bufalo Bill, -masón ilustre y héroe legendario del oeste americano- incluyó en sus tempranas lecturas, pasando por el análisis de los grandes valores humanos y universales, como lo denotan sus diferentes obras.
La biblioteca de Alfonso Reyes, conservada en la Capilla Alfonsina, en México, permite ver como abordó, en profundidad, una extensa variedad de temas, como se aprecia en los veintiséis tomos de sus obras completas, que recogen, poco más o menos, sus 155 libros, llegando a ser uno de los escritores iberoamericanos más universales del siglo XX.
Gran lector fue Francisco de Miranda, -el Precursor de la Independencia Latinoamericana y uno de los personajes más extraordinarios nacidos en el siglo XVIII-, cuya biblioteca londinense era de tal magnitud que contenía una selección de las obras más importantes, en casi todas las áreas del saber humano.
Andrés Bello, -el primer humanista de América-, no dejó tema alguno sin estudiar, como se observa en los 24 volúmenes de sus obras completas. El maestro Bello es uno de los más grandes paradigmas y la mejor guía para orientar un programa efectivo de lectura y de estudios con enfoque integral. Su libro sobre Critica Literaria es una de las mejores síntesis de la literatura universal.
Lector profundo fue Simón Bolívar; es factible imaginar cuanto libros habrá leído durante sus largas travesías, en sus ratos de descanso, o mientras cabalgaba; siempre les acompañaban obras como Las Guerras de las Galias, de Julio César, entre otras; muchas de las cuales comentaba con su brillante Edecán, Daniel Florencio O´Leary, a su vez cultivado, en alto grado, en el arte de la lectura.
Es fácil prever como los excelentes hábitos de lectura han formado a los grandes líderes, pensadores, científicos etcétera, de todos los tiempos. La biblioteca de Tomás Alva Edison albergaba, en sus estantes, más de 60.000 volúmenes en todas las áreas de su interés y estaba suscrito a las revistas más importantes de su época, a nivel mundial.
La biblioteca de Antonio Cánovas del Castillo, -gran estadista e historiador español del siglo XIX-, contenía 35.000 volúmenes, con gran contenido de obras de Derecho, Historia, Economía, Política y de los Clásicos, etcétera. Sin duda, tan amplias y variadas lecturas le proporcionaron esa profunda visión que le convirtieron en uno de los personajes más admirables de su época.
Otra de las ventajas de la lectura diaria es que permite ejercitar un área cerebral diferente de la usada durante el día, aportando verdadero descanso, por cuanto la mejor manera de reposar es pasando de una actividad a otra, con lo cual se utilizan diferentes departamentos mentales.
Con la lectura variada se van usando nuevas áreas de la mente –a nivel físico, anímico y espiritual-, que va activan otros centros direccionales evitando el desgaste de una sola.
Las nuevas investigaciones sugerirán, cada vez más, que cada cierto tiempo las personas deberán interesarse por un nuevo tema del saber humano, como medio de utilizar diferentes áreas de su mente –espíritu, alma y cerebro- ya que cada sector es un comando, un centro de control-direccional, un departamento o archivo, -y un canal del conocimiento universal-, por lo cual, mientras mayor número se empleen, se proporciona más descanso, respectivamente; así como, un más elevado desarrollo de la personalidad y una gran diversidad de alternativas que, de alguna manera, por medio de la lectura variada, se logra un efecto de longevidad, con pleno uso de las propias facultades como es fácil observarlo en las personas intelectuales con hábitos activos de estudio.
Se comprende fácilmente que, al mantenerse vivas, y activas, las neuronas, por el ejercicio de la lectura, se alarga en algún grado la vida, sobre todo con pleno uso, y goce, de las facultades mentales, como beneficio colateral.
Por supuesto, aparte de la cantidad, aquí lo importante es la calidad de la lectura, como medio de mejorar la excelencia existencial; lo cual se va logrando en la misma proporción en que se va estableciendo contacto con los escritores y escritoras importantes de todo tiempo y país, por la visión que genera, por la plenitud y vivencia que permite, así como por el placer y la emoción de reposar, -meditando-, en compañía de los grandes seres y temas del pensamiento universal.
La lectura tiene una enorme cantidad de objetivos, como son, por ejemplo: placer; trabajo-investigación; para el desarrollo profesional; estimulante, para el auto-cultivo de la personalidad; etcétera; pero, en cada una de ellas hay que llevar a cabo una rigurosa selección, para optimizar los resultados.
Leer permite cultivar la amistad de Homero, Pitágoras, Sidharta Gautama, Pantajali, Platón, Sócrates, Aristóteles, Confucio, Lao Tse, Esopo, Cicerón, Apolonio de Tiana, Jesús de Nazareth, Séneca, Plutarco, Epicteto, Marco Aurelio, Plotino, Marsilio Ficino, Giordano Bruno, Simón Bolívar, Andrés Bello, Amado Nervo, Johann W. Goethe, Alfonso Reyes, José Martí, Octavio Paz, Luigi Pirandello, Mahoma, Víctor Hugo, Allan Kardec, Alexis Carrel, José Ingenieros, Amalia Domingo Soler, León Denis, Ralph Waldo Emersón, Dante, Rumi, Abulabás Ben Alarif de Almería, Ibn Arabi, Maimónides, Averróes, Napoleón Hill, Cervantes, Cagliostro, etcétera, y pasar largas horas en su grata compañía, conociendo íntimamente sus pensamientos, lo que ocupó sus mentes , sus experiencias, actitudes frente a la vida y a los acontecimientos, etcétera, el conocimiento acumulado hasta su respectiva época, las inquietudes de los tiempos que percibieron, la visión del futuro tal como la tuvieron; y, permite, a la vez, retomar el hilo de la Gran Conversación, en el nivel en que ellos la dejaron, continuándola, -en la concepción de Mortimer J. Adler-, y ser un eslabón activo, y, gradualmente, convertirse en un factor decisivo en el Quehacer Cósmico, cuya opinión importe consultar, por la profunda y sabia comprensión del entorno universal.
También en la lectura puede aplicarse una variante de la Ley de Pareto. El 20% de todos los libros escritos –y conservados- representa el 80% de lo que realmente vale el esfuerzo de leer, y conocer su contenido.
Haz una selección de 100 obras maestras del pensamiento universal, cuya lectura y estudio, por sí solas, proporcionarán la visión integral suficiente que, dejando de lado todas las demás, se habrá leído, verdaderamente, lo más importante del saber de todos los tiempos y países; cuya relectura ocupará gran parte de la existencia humana, ya que, al final, después de leer miles de ejemplares, cada persona encuentra que, los libros que realmente vale la pena leer, -una y otra vez-, se puede concentrar en un centenar. Un buen ejercicio es, el de imaginar si hubiera que quedarse sólo con diez, cinco o tres libros, ¿cuáles escogería cada quién?; y, si habría que hacerlo con uno, ¿cuál?
Por mi parte, lector o lectora, si tuviese que quedarme con un solo libro, me quedaría con la Odisea, de Homero, -o, mejor dicho, de Demodoco-. Homero, es el maestro en cuyas obras se inspiraron muchas generaciones de jóvenes griegos, emulando las virtudes heroicas en acción, en todos los actos de la vida humana, contribuyendo a gestar la edad de oro griega. Ha sido la fuente de inspiración de todos los grandes pensadores desde su tiempo hasta nuestra época; entre ellos Solón, Pitágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles, Alejandro Magno, Plutarco, Dión de Prusa, Petrarca, Cervantes y Goethe, sólo por nombrar algunos. La Odisea, aparte de un conocimiento preciso de la historia y los valores universales, contiene una magnífica descripción de la interrelación del mundo espiritual con el material, que es preciso analizar más a fondo.
Si fuesen tres, además de la Odisea, elegiría las obras completas de Platón –y si hubiese que ser mas preciso, de toda la obra de Platón me quedaría con el Fedón-, y la tercera, El libro de los Espíritus, de Allan Kardec. Platón, es el filósofo de mayor prestigio de la historia; es de lectura esencial. Y, con El libro de los Espíritus, se inicia una etapa de luz para la humanidad, siendo, en el mundo occidental, a partir del siglo XIX, un pionero sobre el tema de la Reencarnación, -o pluralidad de existencias-; la interrelación entre el mundo espiritual con el material; así como aporta una percepción amplía del universo que abre una perspectiva que va más allá de los estrechos límites del minúsculo planeta tierra, es decir: pluralidad de mundos habitados; describe, con maestría, las leyes fundamentales de la vida. Estas tres obras constituyen un trípode sobre el cual se puede sustentar la existencia humana como una sólida base en la cual erigir el edificio del propio desarrollo.
La cuarta obra, dentro de las diez, son Los cinco libros de Confucio; es uno de los más profundos maestros de todos los tiempos, equiparable a Sócrates.
El quinto de mi selección, es el I Ching, -o el libro de las mutaciones. Uno de los más extraordinarios libros de la antigüedad.
El sexto: El tao te ching, de Lao Tse.
El séptimo: El Corán, de Mahoma.
El octavo: Los ensayos, de Séneca.
El noveno: Las vidas paralelas, de Plutarco.
El décimo: Don Quijote de la Mancha, de Cervantes.
Quizá, el lector -o la lectora- se pregunte cuáles serían las diez obras maestras que podría sugerirle de autores del siglo XX, por lo cual, a continuación las dejamos anotadas:
1. La incógnita del hombre: de Alexis Carrel
2. El sendero secreto, de Paul Brunton
3. Piense y hágase rico: de Napoleón Hill.
4. Las fuerzas morales: de José Ingenieros.
5. El poder de la voluntad: de Paul C. Jagot
6. El problema del ser y del destino: León Denis
7. La Gerencia: de Peter Drucker.
8. Veinte casos de reencarnación comprobados: de Ian Stevenson
9. Cómo ganar amigos: de Dale Carnegie
10. La universidad del éxito: de Og Mandino.
Lea, el lector o la lectora, cada una de estas veinte obras, con análisis reflexivo y meditando a fondo su contenido; observará, fácilmente, el porque de la elección. 
Empero, nuestra sugerencia es que la persona elija cien obras maestras; -al final, el autor presenta una lista de 200 libros sugeridos, entre los cuales hacer la propia selección, al margen de que se puedan elegir otras obras fuera de las allí descritas, que se hace únicamente a título de ejemplo y guía.
Con un buen programa diario, con un promedio de 10 obras anuales, como mínimo, en solo diez años, se habrán leído las cien obras maestras indispensables que deben ser lectura obligatoria de toda persona intelectual, que le proporcionen una visión universal de la vida.
La capacidad normal de lectura varía desde dos libros semanales hasta uno mensual, salvo casos excepcionales, como el de Jacques Bergier, -uno de los dos autores de El Retorno de los Brujos, obra que, en 1959, marcó el inicio del realismo fantástico-, quien en cinco horas, diariamente, leía, en ocho idiomas, un promedio de cuatro a cinco libros, tres revistas y cinco o seis periódicos.
El placer de leer, es como saborear los alimentos; cada lector –o lectora- tiene su ritmo; es preciso encontrar el propio; pero, recuerda, nadie te está apurando, tómate tu tiempo y disfruta tu período diario de lectura, de ser posible escuchando música clásica de Beethoven, Mozart, Chopin, Paganini, Vivaldi, Wagner, Bach, Segovia, y otros maestros de tu preferencia, con lo cual se alcanzan niveles profundos, y creativos, de conciencia y comprensión.
Con el tiempo, la capacidad de leer mejora integralmente, y el gusto, -y la experiencia-, también.
La guía infalible es la prueba del tiempo que deja intactos a los clásicos inmortales.
Esta extraordinaria y gratificante aventura cósmica empieza con la lectura del primero de los cien libros, que ahora mismo anotas en tu programas personal, experimentando, inmediatamente, el más enriquecedor sentimiento de auto-realización. Con persistencia llegas a tu sublime meta.

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Existe un aspecto de gran interés relativo a la lectura que es preciso tener en cuenta. Al leerse un libro, es probable que, en forma inmediata, al tratar de recordar el contenido de lo que se ha leído, pese al respectivo esfuerzo, sólo pueda recordarse una parte y a veces mínima. Empero, en los días siguientes, y cuando menos se piensa en ello, comienzan a recordarse aspectos de lo leído y van surgiendo ideas adicionales al respecto, como una meditación espontánea y natural. La persona, generalmente, suele recrearse, mentalmente, con los recuerdos y/o imágenes que van emergiendo en la pantalla mental.
¿Qué es lo que ha ocurrido o suele ocurrir en estos casos? Al terminar la lectura del libro o del respectivo capítulo a que hace referencia el recuerdo, la mente busca los contenidos mentales de las informaciones o conocimientos objeto de la lectura, ya no en el libro, en forma objetiva, sino hacia dentro, en forma subjetiva, es decir, en la memoria. Realmente, ¿dónde reside la memoria? La memoria, contrariamente a lo que se piensa, no está archivada en el cerebro físico, quien únicamente cumple funciones de receptor, sino, en el archivo espiritual del alma, -periespíritu o cuerpo psíquico- , que es el verdadero asiento de la misma. Al terminar la lectura y pasar la mente objetiva a pensar en otras cosas, ésta queda desenfocada del mismo y en los momentos en que la mente subjetiva –o psiconsciente, o el espíritu-, se emancipa de la materia, por la elasticidad del alma, queda en libertad para reflexionar sobre el contenido de lo que ha leído, revisando la información registrada en el alma, la cual aflora fácilmente a su visión o percepción espiritual, cuya revisión funge de sintonía con el tema y el espíritu, en ese estado de emancipación, amplía la percepción buscando el conocimiento sobre el mismo tema en cualquier archivo espiritual en que se encuentre, donde, por telepatía –es decir, lectura de contenidos mentales- copia toda la información que precisa, la cual, como ese proceso se lleva a cabo en estado de vigilia, es decir, despierto, empero, abstraído de la materia o en recogimiento interior, en el cual se encuentra en un estado fronterizo de conciencia, donde, lo que va percibiendo en estado de emancipación lo va registrando a nivel de conciencia objetiva, lo cual, ya, pasa a recordar objetivamente.
Dentro del mismo proceso, podría ocurrir que, en vez de ser el mismo espíritu de la persona que, emancipado mediante la facultad de desdoblamiento, sean espíritus afines, guías o protectores, que, por la afinidad de ideas en las cuales se está reflexionando, se proyectan al lugar en que la persona se encuentra, y por telepatía, intuición o visión clarividente, le inspiren ideas a ampliaciones relativa al área de conocimiento sobre cuyo tema, la persona, ha leído.
Prácticamente, la lectura, como elemento dinámico de percepción de conocimiento, conecta la mente del lector, con todas las fuentes en las cuales se encuentra archivado, en las múltiples esferas mentales –o evolutivas- a las cuales su propio progreso le permita acceder.
Es por eso que, el cultivo de un área determinada del saber universal, permite acceder a la mente del autor del tema tratado en conexión con la mente de todos los lectores del mismo tema y de todos los autores que lo han tratado, pero, no solo de la época en que el autor lo estudió y plasmó en su obra, sino, se llega a percibir, vía psiconsciente, todo el progreso que sobre el mismo tema ha alcanzado ese mismo autor y las respectivas esferas mentales que han tratado el mismo tema a partir de ese momento hasta el instante en que la persona lee el libro y acto seguido experimente este tipo de evocación mental.
Este proceso de percepción psico-espiritual realmente es fantástico, cuya conciencia del mecanismo operativo permite acceder a una fuente universal de conocimiento, sin límites de ninguna naturaleza, dentro de los propios niveles de desenvolvimiento, en cada etapa evolutiva.
Este proceso -y el mecanismo inherente- es el mismo que se utiliza en la intuición, en la inspiración y en la meditación, así como en cualesquiera otras manifestaciones de las facultades espirituales.
Es decir, la lectura estimula, paralelamente, el proceso de percepción extra-sensorial en cualesquiera de sus formas o variantes de expresión: telepatía, clarividencia, retro-cognición, precognición, intuición, inspiración, voz interior, percepción táctil, olfativa y gustativa, imaginación creativa o sintética, expresión psico-cinética, es decir de incitación a la acción o al reposo.
Lectura meditativa o reflexiva es importante en la adquisición de una cultura de corte universal, bien sea en vertiente clásica o en la profesional.
Adelante.