miércoles, 18 de diciembre de 2013

FACTORES DE LA ILUMINACIÓN




FACTORES DE LA ILUMINACIÓN

©Giuseppe Isgró C.


En el Noble Sendero Óctuple, Sidharta Gautama incluyó el sendero de la recta atención, como uno de los elementos esenciales para la transmutación de determinadas estaciones de insatisfacción, en polaridad negativa, de los estados de la mente, en sus opuestos positivos.
Dentro de los Siete factores de la iluminación, Sidharta Gautama ubicaba en primer lugar a la atención, seguida de la investigación de la realidad, de la energía, del gozo, del sosiego, de la concentración y de la ecuanimidad.
Somos, en línea general lo que es nuestra atención, ya que ésta activa a la ley de atracción y a la de repulsión. Es decir, en lo que centremos la atención se expande la conciencia perceptiva y el poder creador, en la polaridad inherente: Positiva o negativa
Si la propia atención es enfocada, por ejemplo, en el amor o en la fortaleza, ambos valores constituyen sendos estados de la mente. Si la polaridad es positiva, y la persona posee un elevado nivel de conciencia, el amor que experimenta será altruista, genuino, dando valor por valor, anhelando tanto la propia como la ajena libertad. La fortaleza, a su vez, se traducirá en una correcta actitud mental positiva, expresada como paciencia, tolerancia, serenidad, calma imperturbable, impasibilidad, tenacidad a prueba de todo, e inquebrantable voluntad de concluir la realización de cualquier objetivo antepuesto como meta existencial.
Empero, si la polaridad mental de la persona es negativa, el amor se expresará como egoísmo, actitud posesiva, como si la persona amada fuese una esclava, en una época en que, ya, la esclavitud tiene mucho tiempo que ha sido abolida de toda legislación vigente. A su vez, la fortaleza, en vez de paciencia, actitud mental positiva, tolerancia y otros factores positivos, se expresará como impaciencia, queriendo alcanzar al instante lo que requiere su tiempo; o, como intolerancia, ausencia de serenidad e impasible calma, alentando la duda, el temor, o la inconstancia.
En cualquiera de los casos, se puede potenciar la recta atención centrándola en la polaridad positiva de cualquier condición que precise ser transmutada.
La atención puede ser enfocada en la Esencia Universal, como medio de conexión espiritual con la Fuente. Esto, mediante el constante recuerdo de la Divinidad, permitirá la expansión de la conciencia estableciendo la conexión inherente, y el flujo de la luz, de la energía, de la inspiración de la sabiduría de los valores universales, el gozo, el sosiego, así como la concentración en los elementos positivos de la vida, expresando un estado mental ecuánime y justo, tanto en los pensamientos, sentimientos, palabras y actos.
Recordando al recordado: La Divinidad, se recuerda al recordado; al recordar al recordado, se percibe que, ya, se le conocía.
La atención se puede centrar en los valores universales para adquirir mayor conciencia de los parámetros dentro de los cuales es preciso enmarcar la propia conducta como práctica de todas las virtudes.
Igualmente, la atención, a nivel físico, es preciso centrarla en la respiración, observando las constantes inspiraciones y espiraciones, y percibiendo como dicha atención va normalizando la respiración y relajando el cuerpo, adquiriendo sosiego la mente.
Es preciso adquirir conciencia de cada parte del cuerpo, centrando la atención desde los dedos de los pies a la cabeza, sintiendo el fluir de la energía, avivando la percepción de cada órgano, relajándose  profundamente, y permitiendo el adormecimiento de los sentidos físicos y el despertar de los equivalentes espirituales, con lo cual se va unificando la conciencia.
La atención, o la presencia de la mente en cada área en que se centra, expande la capacidad perceptiva tanto en la dimensión objetiva y como en la subjetiva. Al mirar, se ve; al oír, se entiende; al tocar, se palpa; al gustar, se saborea; al olfatear, se huele; la experiencia permite reconocer lo que se percibe con cualquiera de los sentidos físicos; la razón, deducir, o inducir a partir de lo percibido; y la constancia en enfocar la atención, activa la intuición y la inspiración, es decir: niveles más elevados de conciencia perceptiva. La unificación de la conciencia despierta la conciencia cósmica, la percepción de la unidad en todo, y de la verdad universal.
Tenemos la facultad de orientar el enfoque de la atención y es ella la que determina el resultado de lo que, al final, somos, por la sintonía mental y la ley de atracción y repulsión. Atraemos a nuestra vida lo semejante a lo pensado, o a lo que centramos la atención; se ahuyenta lo opuesto a lo pensado, como un escudo protector, si lo que se piensa es correcto y justo para todas las partes involucradas.
Somos dueños de nuestro destino con solo dominar la propia facultad de atención, dirigiendo la presencia de la mente a conciencia, en tiempo presente, a un objetivo a la vez, a un propósito superior, o jerárquico, a la vez.
Cambiando la atención de los estados inadecuados de conciencia a los adecuados de acuerdo a los valores de la verdad, de la prudencia, de la justicia, de la igualdad, de la fortaleza, de la templanza y de la belleza, en polaridad positiva, nos convertimos en regidores de nuestra vida, tomando las riendas de la misma en las propias manos.
Cambiemos deliberadamente la recta atención a lo justo y perfecto, de manera expectante, de acuerdo a los resultados esperados, ya que las expectativas siempre se cumplen, bien sean positivas o negativas. La atención en una u otra polaridad es la que marca la diferencia.
Que la atención sea trascendente, viendo más allá de las apariencias. Por experiencia se sabe que dentro de la cáscara de la nuez siempre hay un contenido comestible, salvo caso excepcional que no altera la regla. De igual manera, cada situación por resolver trae un beneficio equivalente, una oportunidad de crecimiento, o riqueza integral.
La recta atención al entorno, permite detectar las necesidades insatisfechas y las fortalezas latentes; una para llenarlas con bienes y servicios, como fuente de riqueza; las otras, para optimizarlas, igualmente, como fuente integral de bienestar.
Las necesidades y los deseos van acaparando la recta atención, y si ésta es entrenada para ver más allá de las apariencias, para detectar las oportunidades emergentes, en cada etapa, eligiendo los correctos cursos de acciones, se tendrá en las manos un instrumento de valor incalculable para transmutar la insatisfacción de determinadas estaciones de los estados de la mente y acrecentar la propia felicidad y sentido de auto-realización.
Adelante.

lunes, 16 de diciembre de 2013

LAS CUATRO NOBLES VERDADES


LAS CUATRO NOBLES VERDADES

©Giuseppe Isgró C.
Del libro: El Mago Blanco

-Hidalgo, -dijo Escudero-, háblame ahora de las Cuatro Nobles Verdades.
-Escudero, -le responde Hidalgo-: escucha con atención y en silencio, para expandir la conciencia, una de las más hermosas enseñanzas que se conservan de la antigüedad. 

La esencia de la doctrina de Shakyamuni, o Sidharta Gautama, reside en las dos geniales  concepciones que tuviera en el Parque de los Ciervos, cerca de Benarés, alrededor del año 500 a.n.e., que denominó: Las cuatro nobles verdades y El noble sendero óctuple.
En uno de los primeros discursos que pronunciara frente a sus discípulos, les reseñó las cuatros nobles verdades,  las cuales son: 1) La noble verdad de la insatisfacción; 2) la noble verdad del origen de la insatisfacción: consistente por los deseos en su polaridad negativa y la ausencia de propósitos. 3) la noble verdad de la cesación de la insatisfacción, es decir: la transmutación de los deseos en su polaridad positiva y la formación de propósitos; y, 4) la noble verdad del sendero que conduce a la cesación de la insatisfacción.
El cuarto punto se relaciona con el Noble Sendero Óctuple, el cual conduce a la cesación de la insatisfacción, que  consiste en la comprensión de la doctrina y en la práctica de la disciplina, relativas a: 1) la recta opinión; 2) el recto propósito; 3) la recta palabra; 4) la recta acción; 5) el recto sustentamiento de medios de vida; 6) el recto esfuerzo; 7) la recta atención; y 8) la recta concentración.
Si bien un gran número de traductores utilizan la palabra “sufrimiento” en lugar de “insatisfacción”, esta última es más acorde con el término pali “dukkha”, el cual, más que al dolor físico y a la ausencia de dicha, se refiere a la insatisfacción personal frente a cualesquiera aspectos de la existencia humana.
La noble verdad de la insatisfacción reside en la ignorancia del ser humano  sobre los elevados fines y propósitos de la existencia,las leyes que le rigen, los valores universales que fungen de guía para regir su acción, el conocimiento de la preexistencia y de la supervivencia del Espíritu al presente ciclo de vida, que le inhibe la canalización de la propia energía creadora, en constante fluir, la cual al no encontrar salida hacia el exterior, mediante la realización de objetivos claramente definidos, busca una vía de escape hacia adentro, expresándose en forma de insatisfacción, en cualesquiera de sus múltiples grados y variantes.
La noble verdad del origen de la insatisfacción, además de la ignorancia de los fines existenciales y de las leyes que les rigen, reside en los deseos en su polaridad negativa. Ya, 2.500 años antes de Shakyamuni, el Brihadaranyaka Upanishad IV.4.5., señalaba:-“Tú eres lo que es el profundo deseo que te impulsa. Tal como es tu deseo es tu voluntad. Tal como es tu voluntad son tus actos. Tal como son tus actos es tu destino”, texto que, sin duda alguna, él conocía.
La noble verdad de la cesación de la insatisfacción, señala, diversamente a como lo enfocan la mayoría de los tratadistas, no en el cese de los deseos, sino su transmutación  en la polaridad positiva y el encauzamiento de los mismos, conjuntamente con la satisfacción de las respectivas necesidades existenciales, en sus diversas jerarquías, de acuerdo con la práctica del Noble sendero óctuple,
La cuarta noble verdad, que conduce al cese de la insatisfacción, es, por lo tanto, el Noble Sendero Óctuple, quien dirige la canalización de la energía creadora interior hacia el logro de objetivos exteriores, mediante la disciplina del desapego de los resultados en la satisfacción de los deseos, sometiéndolos a la rectitud de: opiniones, propósitos, palabras, acciones, medios de sustentamientos de vida, esfuerzos, atención y concentración, cuya práctica conduce a la autorrealización y a la obtención de la iluminación –nirvana- transmutando todo estado de ignorancia anterior en sabiduría.
Evidentemente, Shakyamuni estaba consciente de los múltiples ciclos de vida que vive el ser humano, arrastrando hasta la presente existencia las consecuencias de todas las anteriores, y sembrando para las futuras, las que se deriven de la actual.
Viviendo en un universo sin límites, donde el inmortal Espíritu está dotado de vida eterna, es inconcebible pensar, siquiera, de que pudiera ponerse fin al ciclo de renacimientos, como suelen sugerirlo algunos. Representaría, ello, el fin del progreso universal en total desacuerdo con las leyes cósmicas.
Lo que, trascendiendo las interpretaciones parciales de muchos seguidores de la doctrina universal, es preciso destacar que, con la practica del Noble sendero óctuple, se pone fin, con el debido tiempo, al ciclo de compensaciones de deudas kármicas contraídas con múltiples seres, cuyas consecuencias  someten a los seres humanos a los rigores, o efectos, coercitivos y coactivos de la leyes de: justicia divina, compensación universal, afinidad –que ordena a los seres por su grado de suma existencial- y libertad, debiendo venir a los renacimientos con la finalidad de pagar, compensando, sus deudas kármicas, y mientras no lo haga, cada ser, y, al mismo tiempo, no deje de crearse otras nuevas, estará obligado a reencarnar para efectuar las respectivas compensaciones, sin disposición de la total autonomía de quienes, encontrándose libres de deudas kármicas, renacen entre sus afines con la finalidad de realizar el trabajo del quehacer cósmico de acuerdo a la propia vocación y a su libre elección, -en armonía con los planes trazados por el Supremo Artífice-, al igual que una persona con abundante saldo en su cuenta bancaria tiene libertad de acción de la cual carecería si fuese el caso contrario.
Es preciso tener presente que, mientras se sea acreedor –o acreedora- de compensaciones, se está, “virtualmente”, en la obligación de recibirlas -o cobrarlas-, lo que significa la realización de cierto número de encarnaciones a tales efectos, lo cual, casi siempre, el Espíritu lleva a cabo como una misión para ayudar a determinados seres a superar sus pruebas existenciales.

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El ser humano es un productor constante de energía creadora, la cual busca expresarse positivamente en la realización de objetivos existenciales, canalizándose en grado equivalente a las necesidades y a los deseos, en todos los ámbitos vitales.
La energía creadora, cuando no encuentra una vía de expresión hacia el exterior, por medio de la realización de objetivos claramente definidos, como propósito existencial, busca un escape hacia el interior, haciendo experimentar, a la persona, el “descontento motivador” el cual es  preciso transmutar en su polaridad opuesta positiva, transformándose en un tremendo poder capaz de inducir al logro de las más importantes metas.
Para transmutar la insatisfacción creadora que se manifiesta por el desconocimiento de diversos factores, es preciso:
1. Conocer los objetivos existenciales, y planificarlos a corto, mediano y largo plazo, única manera de encauzar la energía creadora positivamente.
2. Comprender a fondo las leyes de la vida, para encontrar el sentido a la propia existencia, trabajando en armonía con los planes cósmicos. Dentro de estas leyes, de manera especial:
o   La ley de compensación, mediante la cual se compensan cada una de las acciones humanas. Las consecuencias de los propios actos no serán experimentadas únicamente en la próxima existencia, sino en forma inmediata; la ley actúa, en ambas polaridades, bien sea en compensaciones positivas como en las negativas, instantáneamente.
o   La ley de reencarnación: la cual permite comprender que todos los resultados existenciales actuales que nos insatisfacen, tienen un origen en ciclos anteriores de vida, cuyas consecuencias deben ser asumidas, aportando las respectivas compensaciones y, a la vez, aprender las lecciones inherentes, haciendo de tal manera que, a partir de ahora, además de saldar nuestras deudas kármicas, vayamos creando la plataforma existencial para que se manifieste la autorrealización anhelada. Además, ofrece una perspectiva de vida más allá del presente ciclo, que ensancha el horizonte  evolutivo sin límites algunos.
3. Fortalecer la visión de los valores universales, los cuales  sirven de guía en todos los actos de la vida, facilitando la práctica de todas las virtudes, creadoras de la auténtica felicidad.
4. Percibir, claramente, las propias necesidades, canalizando, adecuadamente, el poder creador-motivador equivalente que le es inherente para su respectiva satisfacción.
5. Transmutar los deseos, activadores de la voluntad, desde la polaridad negativa a la positiva, con la finalidad de que sean vehículo de un destino favorable.
6. Desarrollar la conciencia intuitiva e inspirativa. La primera permite percibir la información precisa, esté donde esté contenida, en el espacio y en el tiempo, por propia proyección espiritual al lugar donde se encuentre, para observarla, o donde se encuentre la persona que la contenga, en cuyo archivo espiritual, la lee. También, la información, podría estar archivada en el propio archivo, en el alma. La segunda, la percepción inspirativa, por comunicación de pensamientos en el propio pensamiento, de algún ente de la dimensión espiritual, o encarnado, en desdoblamiento. La otra fuente es el Ser Universal quien realiza la inspiración por medio de los sentimientos, como voz interior, alertando a la persona para dejar de hacer las cosas inadecuadas, y así realizar, únicamente, las más acordes a los propios objetivos y misión de vida, en armonía con la ley cósmica.
7. Potenciar el poder del pensamiento positivo, quien es el creador de  los resultados inmediatos en la propia vida, por la ley de atracción, mediante la cual, lo semejante atrae a lo semejante y los opuestos jamás se juntan. Dada su índole creadora, es preciso cuidar con toda atención la calidad de lo que se piensa, para expresar únicamente resultados positivos anhelados y evitar lo contrario.
8. Asumir, valientemente y con confianza, las pruebas de la vida, la adversidad, en sus diversos grados, y la insatisfacción creadora, que, como agua represada, va acumulándose en el ser interno, las cuales siempre es factible transmutarlas positivamente, canalizando en forma adecuada el propio poder potencialmente infinito para construir una vida satisfactoria en todos los niveles de aspiraciones.
9. El arte de vivir es apasionante, empero, es preciso actuar con sabiduría, de acuerdo con las leyes que rigen la naturaleza, en armonía con todos y con el Todo; para ello hay que descubrir la docta ignorancia, es decir, adquirir conciencia de lo que se ignora, auto-cultivándose, viviendo una existencia positiva, virtuosa y  útil, de acuerdo a los propósitos que el Supremo Hacedor plasmara en los planes cósmicos.
10.         Es preciso canalizar el propio poder potencialmente infinito mediante la conexión divina con el Ser Universal, poniéndose bajo su guía e inspiración, para fungir como un instrumento efectivo de su voluntad, por medio de las leyes cósmicas.
El incumplimiento de las leyes cósmicas genera en el ser humano los efectos negativos de su acción y el dolor es la escuela de sabiduría que le indica la existencia de “algo” que es preciso normalizar.
En tales casos, contrariamente a lo que se pudiese pensar, el dolor es nuestro amigo, por cuanto nos avisa del peligro y nos induce a rectificar.
Si no se experimentase dolor, al introducir las manos en el fuego, éstas correrían el riesgo de hacerse daño; igual acontece en todo. Es una voz de alerta; escuchándola se puede aplicar el correctivo oportuno y hacer que cese la causa que lo produce, transmutándola en su opuesta positiva.
Afrontar la realidad, caminando impasible por la vida, transmutando con serenidad la dosis de insatisfacción que por las acciones pasadas hemos generado, es una manera sabía de adelantar en el progreso del Espíritu, acelerando el ascenso hacia el nivel en que, debidamente depurado, se exprese la energía creadora en su polaridad positiva, y las pruebas de la vida, en todas sus variantes, se superen con paciencia, ánimo contento y satisfacción interior.
Adelante.


jueves, 12 de diciembre de 2013

Léon Denis, el apóstol del espiritismo, Autor: J E A N - LO U I S P E T I T, Tomado de: LE JOURNAL SPIRITE N° 93 JUILLET 2013


Léon Denis, el apóstol del espiritismo
Autor: J E A N - LO U I S  P E T I T
Tomado de: LE JOURNAL SPIRITE N° 93 JUILLET 2013


Para comprender al hombre, escuchemos primero un extracto de su testamento moral: -“Llegado al atardecer de la vida, en esta hora crepuscular donde una nueva etapa finaliza, donde las sombras suben a porfía y cubren todas las cosas con su velo melancólico, considero el camino recorrido desde mi infancia, dirijo luego mi mirada hacia adelante, hacia esa salida que pronto se abrirá para mí, sobre el más allá y sus claridades eternas. A esta hora, mi alma se recoge y se despoja de antemano de las trabas terrestres; comprende el objetivo de la vida, consciente de su papel en este mundo, agradecida de los favores de Dios, sabiendo por qué ha venido y por qué ha actuado”-.
Este extracto de una de las últimas páginas de Léon Denis ubica bien al personaje: un estilo suntuoso, como ya no se acostumbra, al servicio de una gran voz, de una hermosa alma. ¿Qué retener de esta vida tan austera y tan colmada, que no se apaga sino a más de los ochenta y un años? Él mismo nos lo va a decir, en el mismo texto: “He dedicado esta existencia al servicio de una gran causa, el espiritismo que será ciertamente la creencia universal, la religión del porvenir”. Ni una sola duda, ni una sola aflicción en este momento decisivo; es la voz de un gigante que va a callar, después de la misión cumplida.
En su tiempo fue adulado por su público….
Examinemos su vida, se descubrirá allí a un hombre humilde y autodidacta llamado a la extraordinaria misión de ser portavoz del espiritismo.
Un hombre humilde y un autodidacta realizado. Nació el 1º de enero de 1846, en Foug, de padres pobres.
El padre, albañil asalariado, sin empresa personal, no podrá darle la posibilidad de seguir los estudios que su inteligencia muy vivaz y su gusto por el saber podían permitirle. La madre se ocupa del hogar y de los niños. Sus maestros intervendrán a su favor, pero la familia tiene demasiada necesidad de su salario, y sería incapaz de pagar sus gastos de matrícula. Al ritmo de los empleos del padre que es primero obrero en Estrasburgo y después en Burdeos, antes de un puesto  de jefe de una estación muy pequeña en las Landas, luego en el Jura, Léon Denis multiplica las tareas de obrero, aprendiz o ayudante de su padre. Durante sus noches, se impone un segundo empleo: lee y prosigue, solo o con la ayuda del instructor local, los estudios primarios y secundarios que no puede seguir. En 1852 la familia se establece en Tours y de allí no se moverá más; su situación económica permanece precaria siempre. Léon trabaja entonces más que nunca, primero en una industria de loza, luego una casa de cueros donde realiza pesadas labores manuales.
Destacado por su inteligencia, accede rápidamente a puestos de empleado administrativo y contable, mejor remunerados y donde va a sobresalir. Se convierte en viajante de comercio itinerante, en Francia y luego en el extranjero.
Se inscribe en cursos nocturnos que le ofrecen un complemento, y desgasta sus ojos leyendo sin cesar para adquirir una cultura universitaria. Se apasiona por la geografía y la historia, pero también por la filosofía, las artes y las letras, etc. En algunos momentos considera llevar una vida normal, casándose, en el marco de un amor compartido, pero comprende que toda su vida deberá mantener económicamente a sus padres que viven con él. Renuncia entonces al matrimonio y permanece célibe; se consuela en la lectura y los estudios. Se apasiona por las grandes cuestiones de la filosofía. Dios le atrae, pero rechaza los dogmas... Como lee todo lo que se incluye en las vitrinas de las librerías, un día encuentra en Tours un título que le llama la atención: El Libro de los Espíritus, por Allan Kardec. Tiene dieciocho años, lo adquiere enseguida y devora el libro a escondidas de su madre, a quien teme inquietar con una literatura poco ortodoxa. Su convicción es un hecho: el espiritismo es la clave que buscaba de la comprensión del mundo. Se volverá pues espírita. Para su gran alegría, su madre, de quien es muy cercano, también lee el libro a escondidas de su hijo y manifiesta el mismo entusiasmo.
Su padre se adherirá posteriormente. Toda la familia alienta al hijo pródigo a entrar al servicio del espiritismo que se difunde rápidamente en Francia. Desde 1862 se forman varios grupos espíritas en Tours, con él, luego alrededor de él, pues allí también se destaca rápidamente por su cultura y sus múltiples talentos. A partir de allí ha encontrado su vocación; desde Tours se convierte en uno de los faros del espiritismo de su época.
En adelante su carrera acumula responsabilidades y éxitos nacionales e internacionales. Tours le permite a Léon Denis conocer las escuelas de pensamiento que lo prepararán para una admirable carrera de orador.
La educación le apasiona: rápidamente se convierte en militante de la Liga de la enseñanza que difunde en Tours, así como en otras partes, el programa de la escuela republicana gratuita, laica y obligatoria. El militante convencido se convierte en un propagandista muy apreciado. Combina sus viajes de negocios con un ciclo de conferencias, a veces con Jean Macé, presidente de la Liga de la enseñanza, en favor de poner en marcha la escuela republicana.
Igualmente, en 1869, es admitido en el seno de la Francmasonería en la logia de los “Démophiles”, (los amantes del pueblo), cuyas ideas laicas y republicanas complementan la doctrina de la Liga de la enseñanza.
Rápidamente se convierte en el orador de su logia, es decir el que cierra los debates y pronuncia los discursos. Esto se corresponde bien con su gusto por una cultura humanista, y le obliga a leer aún más y a preparar sus intervenciones. Con mucho es el espiritismo el que predominará en su preferencia, con su práctica personal en el seno de los círculos espíritas de Tours. Lee todos los libros y artículos que puede encontrar sobre el tema; y rápidamente se convierte en una enciclopedia espírita.
En vida se reunirá poco con Allan Kardec: tres veces en total, a partir de 1867, pero será recibido por él en París, antes del deceso del Maestro en marzo de 1869.
La guerra de 1870 pone fin a este aprendizaje, en pro del compromiso patriótico. Primero es exonerado y más tarde, después de la derrota de Sedan, es aceptado en los ejércitos de la República donde obtiene rápidamente sus galones de suboficial y luego de oficial. El fin de la guerra lo reintegra a Tours y a su destino marcado por las sesiones espíritas; es alentado por los Espíritus para que se dedique a la propaganda y la difusión del espiritismo. A partir de 1873, comienza a escribir para este trabajo de difusión que lo lleva a aceptar conferencias en las ciudades, hasta cuarenta y cinco por año, y donde ejerce también su trabajo de representante de comercio. Será cerca de Tours, luego en Francia, en Córcega y finalmente en el extranjero: Italia, Túnez, África del Norte. Para él, estos viajes son también fabulosas oportunidades de descubrir paisajes, hábitos y costumbres de vida. Por ejemplo, surcará a pie el Alto Atlas, casi solo, yendo a lugares por donde ningún europeo había pasado. Desarrolla un amor muy particular por la naturaleza, los animales y los humildes.
Se convierte en un apasionado de la montaña, que también incita a la elevación del espíritu, hacia las realidades del más allá que le apasionan.
Sus cualidades de orador lo hacen cada vez más apreciado. Un notable local le propone, a los treinta y cinco años, convertirse en su sucesor en la Asamblea Nacional. Declina cortésmente la invitación, alegando principalmente sus problemas de salud.
………………………
En diciembre de 1882, lógicamente es nombrado miembro de un congreso nacional destinado a crear la Fundación de Estudios Espíritas, encargada de la difusión de las ideas espíritas, especialmente con un periódico,
Le Spiritisme. Desde entonces frecuenta hasta su muerte a Amélie Boudet, viuda de Allan Kardec, a Pierre-Gaétan Leymarie, célebre librero y más tarde editor en París, que se ha puesto al servicio del espiritismo, igualmente a Gabriel Delanne, otro hijo espiritual de Allan Kardec, y a muchas otras personalidades. Es reconocido como orador tanto como colaborador regular de las revistas espíritas, y luego como autor de obras de doctrina espírita, en la más estricta línea de la enseñanza de Allan Kardec. Durante el Congreso Internacional Espírita de 1889, donde los numerosos adversarios del espiritismo le hacen la vida imposible a los espíritas, defiende brillantemente las tesis. Igual que Kardec, aparece como un brillante defensor del espiritismo experimental y científico. También sostiene regularmente el destino divino del hombre, más allá de los dogmas y las pequeñeces de las religiones. En conjunto, gusta mucho su estilo brillante y poético al servicio de ideas muy cercanas al mensaje de Jesús; los críticos lo exaltan, o bien lo demuelen, cuando están al servicio de ideas tradicionales como las del clero católico oficial. Hasta la Gran Guerra, proseguirá conferencias, congresos espíritas y encuentros con todos los auditorios: mineros belgas, obreros del Norte, pequeños y medianos burgueses, universitarios, aristócratas y gente modesta, sobre todos los temas vinculados con el espiritismo: espiritismo e idea de Dios, espiritismo y cuestiones sociales, materialismo y espiritualismo, el ser y el destino, etc. Atrae a sus ideas a numerosas personalidades, aun entre el clero. Pasa por todas las ciudades, incluyendo Nancy, donde fue todo un éxito evocando sus orígenes loreneses y su admiración por Juana de Arco, sobre quien se volverá inagotable.
Es presidente del Congreso Espírita Internacional de 1900 y comienza a combatir las ideas de la metapsíquica, antecesora de nuestra actual parapsicología, que reconoce los fenómenos paranormales, pero rechaza toda noción del más allá. Según esta teoría no habría sino fenómenos humanos, aún no aclarados. Él, defiende brillantemente los fenómenos espíritas y su vínculo con el mundo de los espíritus. También es muy brillante en los Congresos de Lieja en 1905, como presidente honorario y luego en el Congreso de Bruselas en 1910, finalmente en el Congreso Internacional de Ginebra en 1913. Termina los Congresos en 1925, en plena gloria y siendo largamente aclamado por el Congreso entero.
Su amigo Gaston Luce lo describe así: “Léon Denis era de estatura mediana, de ancho de espalda un tanto macizo.
Caminaba balanceando los hombros como un viejo lobo de mar. Todo en su persona daba impresión de robustez y solidez… Afanoso, el intenso trabajo cerebral acapara la mayor parte de sus fuerzas. Su salud seguía siendo delicada pero eso no le impedía ser un intrépido caminante… Se sentía que la voluntad reinaba soberana en él… Bajo la frente inclinada en forma de torre, a lo Hugo, el rostro que corta el mostacho galo, irradia inteligencia”. Después de la muerte de sus padres, cuando ha vivido mucho tiempo con su madre, se encuentra solo, desde 1903 y cada vez más invidente. Los amigos y relacionados compensarán un poco la soltería forzada. Durante un tiempo vive también con la Sra. Forget, su médium preferida, que falleció en 1917. El anciano cambia completamente de apariencia, y cada vez más recuerda a un druida con su frondosa barba; sus contemporáneos evocarán un parecido con Tolstoi. Palia su soledad con una sólida red de amistades y relaciones. Su reputación se torna inmensa; tenderá sin embargo a chocar con la pequeñez de los hombres y especialmente con sus celos. En 1906 se gana enemigos suplementarios al intervenir vigorosamente en el caso del médium Miller, de excelente reputación hasta entonces, pero pillado in fraganti en simulación de un espíritu, durante una sesión de espiritismo en París. Léon Denis condena firmemente toda estafa, pero igualmente recuerda que no por ello hay lugar para considerar como trampas todas las manifestaciones obtenidas, cuya seriedad y veracidad han sido demostradas con gran frecuencia. …….. Siempre salta con ímpetu a la palestra y desarma las cábalas.
………………
Sabemos que en este mundo el hombre abusa de todo, hasta de las cosas más sagradas. El espiritismo tiene sus simuladores y sus exaltados, como la ciencia tiene sus charlatanes y como la religión tiene sus impostores”.
Seduce a numerosas personalidades, que pasan a verlo y mantienen correspondencia con él. Será el caso de Arthur Conan Doyle, que lo traducirá y difundirá en el mundo anglosajón. Jean Jaurès lo recibirá personalmente en Tolosa y le testimoniará su amistad.
El viejo luchador se cansa. Abandona el extenuante ciclo de conferencias pero escribe mucho para las revistas de espiritismo. En 1910 renuncia a la Sociedad Francesa de Estudios de los Fenómenos Psíquicos, luego de pérfidos ataques internos que lo agobian. Y, por más que se afligió Gabriel Delanne, que dirigía junto con él esta realización, mantuvo su renuncia, conservando toda su amistad por Delanne. Sobreviene la gran guerra, que suspende totalmente los progresos del espiritismo. Léon Denis, que en 1914 tiene sesenta y ocho años, va a sufrir profundamente por ese retorno a la brutalidad, sin desesperar nunca de la salida favorable del conflicto. Termina casi ciego y muy disminuido físicamente, pero su espíritu y su determinación están intactos. Aprende el braille y debe tomar una secretaria hasta el final de su vida, para dictarle correspondencia y libros. Permanece en el trabajo en favor del espiritismo.
Jean Meyer, próspero empresario convertido al espiritismo, pondrá toda su fortuna y toda su alma en esta obra de renacimiento. Pide ayuda a Léon Denis que le promete una colaboración regular en la nueva Presse Spirite. Rechaza en cambio el cargo de presidente de la nueva Unión Espírita, a pesar de la insistencia de Meyer. Su salud, su casi ceguera, así como su edad y su deseo de no dejar más Tours, prevalecen sobre el deseo de ser todavía útil. Acepta a lo sumo una honrosa “Presidencia honoraria”. El Congreso Internacional de 1925 en París, que es su último mandato, dedica una casa a los espíritas así como al Instituto Metapsíquico Internacional. Observa con satisfacción este ascenso y se retira definitivamente en su casa de Tours, para no dedicarse más que a la escritura, para las revistas y para sus últimos libros. Desencarna el 12 de abril de 1927, apenas un mes después de haber terminado El Genio Celta, ampliamente inspirado por el espíritu de Allan Kardec.
Encontrémosle durante la redacción de su testamento filosófico. Se le percibe orgulloso de la vida que ha vivido: “Por la causa del espiritismo he renunciado a todas las satisfacciones materiales, pero en definitiva soy feliz de acercarme a los que me esperan allá arriba en la luz divina… Quiero que los recursos que dejo sean dedicados al servicio de esta misma causa”. Ni un solo arrepentimiento, y una fe tan ardiente como al comienzo de su apostolado. Parte en plena gloria, persuadido de que, después de él, el espiritismo no puede sino crecer y embellecerse especialmente en Francia. Pero, por el contrario, hubo un creciente retroceso con la metapsíquica y luego con la parapsicología que cortó los puentes con el más allá. Finalmente, las ideologías totalitarias engendraron la última gran guerra y abrieron un bulevar al materialismo dominante.

¿Habría Léon Denis luchado en vano? Felizmente podemos afirmar que nada de eso. Desde el más allá, sigue con entusiasmo el renacimiento del espiritismo, especialmente a través de nuestro grupo espírita conforme a la teoría y la práctica de Allan Kardec. Escuchémosle, en mensaje espírita: “El espíritu se incorpora, se une entonces a un cuerpo extraño (en este caso se trata de una sesión de incorporación) para encontrarse con las sensaciones pasadas a fin de proponerles (en el sentido de discutir con los espíritas) sobre la verdad, sobre su supervivencia, sobre su vida, sobre su amor, sobre sus envidias y, en fin, sobre su deseo de decirles: No, yo no estoy muerto, vivo como viven ustedes, simplemente que en un plano distinto”. ¿De qué nos habló? De espiritismo, evidentemente. Cito otro mensaje: “Espiritismo viviente, espiritismo que es preciso afirmar siempre en su definición, espiritismo que es preciso revelar siempre a aquellos que aún no saben, espiritismo vivido entre los hombres, espiritismo que vengo a seguir viviendo con ustedes”. Se le encuentra siempre en su inmenso amor a Dios; cito otro mensaje: “Nosotros somos la filosofía del infinito. Somos la filosofía de Dios, de Dios que ya no es más un misterio, sino de Dios que es preciso saber mirar, sino de Dios que es preciso saber escuchar, sino de Dios que es preciso saber amar”. Este mensaje de esperanza está acorde con toda su vida: el espiritismo sigue siendo para él el porvenir filosófico y social del mundo y su renovación está siempre en marcha luego de las traiciones y los olvidos materialistas. Es por esa metamorfosis que Léon Denis sigue expresándose.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

LA PROGRAMACIÓN DE LA PROSPERIDAD


 LA PROGRAMACIÓN
DE LA PROSPERIDAD

©Giuseppe Isgró C.


Cuando Pitaco, uno de los siete sabios, terminó su período al frente del gobierno, hacia el año 575 a.n.e., la ciudad de Mitilene le obsequió un terreno –conocido como campo Pitaqueo- del cual seccionó una pequeña parte restituyendo el resto por considerar que  aquella le bastaba para cubrir sus necesidades y que la otra era una carga innecesaria; por lo cual acuñó una frase que expresaba: -aquella parte era mayor que el todo”.

La sabiduría de Pitaco de evitar la carga innecesaria de atender una riqueza superior a la esencial es una guía valiosa de seguir a la hora de programar la propia riqueza. Constituye una anticipación del famoso principio que destaca que el 20% de las actividades genera el 80% de los resultados, variante de la ley de Pareto que, aplicada, permite evitar el 80% de las actividades que sólo producen un 20% de resultados.

En la planificación de la propia prosperidad, es necesario deshacerse del 20% de riqueza que absorbe el 80% del propio esfuerzo.

El programa debe contemplar la culminación de una carrera técnica o universitaria, con los respectivos post grados  y doctorados, o cursos de especialización que permitan a cada persona competente con la máxima efectividad en el área de su desempeño.

Acto seguido, o durante su formación, es preciso seleccionar el trabajo que, como misión de vida, en base a la propia vocación y visión del entorno, sirva para labrar una vida prospera, digna y feliz para la persona en particular y todos los miembros de su familia.

Esa carrera vital incluye ciertos objetivos como son la adquisición de: una casa acorde a las propias aspiraciones; otra con fines vacacionales o fines de semana; la adquisición de un negocio o la instalación de un despacho profesional acorde con el tipo de carrera elegida; uno o varios vehículos, para si y para la cónyuge, y eventualmente para los hijos; ropa adecuada; protección mediante seguros; ahorros e inversiones para garantizar los estudios de los hijos y  el bienestar en edad más avanzada; la pertenencia a algún club, logia, academia, o institución de vocación de servicios sociales o políticos, etcétera, cuya programación debe efectuarse de acuerdo a un estricto orden prioritario.

Además, es preciso incluir un programa de crecimiento personal continuo o desarrollo profesional, asistiendo periódicamente a conferencias, charlas o cursos.

La práctica de algún hobby debe complementar el citado plan; además un programa sistemático de viajes para conocer el propio país y aquellos lugares históricos o turísticos que más atraen a cada quien.

El plan de la prosperidad comenzado en edad temprana o en cualquier otra en que se tome la decisión de hacerlo, en forma inmediata canaliza la propia energía creativa a su logro, evitando el despilfarro de esfuerzos, energía y recursos, tomando, cada persona, las riendas de la vida en las propias manos.

Es preciso, también, tener presente el plan cósmico que la vida tiene reservado a cada persona, bajo cuya guía divina es oportuno someterse, por cuanto, armonizando con el esquema que cada persona trae, se optimizan los resultados.

La sabiduría divina va guiando gradualmente a toda persona  a su verdadero destino como misión de vida en cuyo cumplimiento es preciso asumir las propias responsabilidades en cada oportunidad y regir la propia vida de acuerdo a la visión de los valores universales que, en la vida diaria se traduce por la práctica de todas las virtudes, además de las fundamentales de prudencia, justicia, fortaleza y templanza, constituyendo, cada valor un ideal al cual se canalizará la propia energía creativa para que, en su desarrollo o perfección se vaya alcanzando la evolución cósmica y un más elevado y creciente estado de conciencia.

Resérvate un tiempo suficiente para retirarte en un lugar tranquilo, libre de todas interferencias, en el cual, puedas plantearte los aspectos esenciales de tu verdadera misión de vida y paralelamente efectuar un programa de objetivos a corto, mediano y largo plazo.

En primer lugar, da las gracias por toda la riqueza que ya posees, anotando cada uno de sus elementos: vida, salud, familia, trabajo, amigos, clientes, vivir en un país como en el que vives; la riqueza que el  Creador Universal tiene reservada para ti, todo el progreso y conocimientos acumulados a través de las edades; la confianza y prestigio del cual gozas en tu entorno; la suma existencial y experiencia que has ido acumulando en todos tus anteriores ciclos de vida y en el actual, etcétera, para darte cuenta, de que, tienes mayores riquezas de lo que piensas y más abundancia de lo que imaginas, las cuales están a tu disposición para realizar la obra a ti encomendada en el quehacer cósmico. Afirma: -Gracias, Creador Universal, por la riqueza que Tienes reservada para mí; la acepto-.
Además, ten presente que, el planeta tierra ha sido constituido por el orden cósmico con la finalidad de suplir, gradualmente, a las necesidades humana durante toda su trayectoria pre-destinada y siendo una escuela de vida, tanto el programa como los recursos para su desarrollo y culminación están a la disposición de todos, si se asume el compromiso de cumplir la propia misión de vida. Por lo cual, todo lo que requieres y precisarás ya ha sido dispuesto por el Gran Ordenador Cósmico. Todo fue previsto. Nada hay que temer. Confía. Presta tu concurso, cooperando positivamente.

Ten presente que, al recordar las cosas que se poseen, dando las gracias por ellas, se atraen más de las que se tienen y requieren.

Entra en armonía con el Creador Universal elevando tu pensamiento hasta Él y solicítale guía, asistencia e iluminación. Ofrézcale tu servicio para te utilice donde Él lo crea más conveniente -de acuerdo con tu plan de vida, suma existencial y karma personal- en una cooperación en beneficio de la humanidad. Acepta cooperar con el universo y con la humanidad del planeta tierra. ¿Sabe lo que significa? ¡Que siempre tendrás trabajo y suficiente provisión divina!

Es preciso incrementar la capacidad de dar con la visión de los valores universales y mientras más des, en igual grado recibes.

La ley cósmica es tan sabia que, aún cuando tú creas que no tienes para dar, ella te provee con antelación lo suficiente para dar. La intención abre la puerta por la cual entra la nueva provisión, pero,  es preciso  que circule el flujo anterior, saliendo al exterior, para efectuar la renovación correspondiente.

Esto permite visualizar que, para que entre la nueva provisión, es preciso dar la que se tiene, es decir, “vaciarse” para “volver a llenarse”, de acuerdo a la ley cósmica, la cual expresa: -Toda fuerza vaciante al retrotraerse, atrae las cosas nuevas que se requieren como provisión divina-.
Tener los canales abiertos permite que continuamente fluya la provisión divina, en la cadena cósmica, de arriba hacia ti y de ti hacia abajo.

EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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miércoles, 18 de diciembre de 2013

FACTORES DE LA ILUMINACIÓN




FACTORES DE LA ILUMINACIÓN

©Giuseppe Isgró C.


En el Noble Sendero Óctuple, Sidharta Gautama incluyó el sendero de la recta atención, como uno de los elementos esenciales para la transmutación de determinadas estaciones de insatisfacción, en polaridad negativa, de los estados de la mente, en sus opuestos positivos.
Dentro de los Siete factores de la iluminación, Sidharta Gautama ubicaba en primer lugar a la atención, seguida de la investigación de la realidad, de la energía, del gozo, del sosiego, de la concentración y de la ecuanimidad.
Somos, en línea general lo que es nuestra atención, ya que ésta activa a la ley de atracción y a la de repulsión. Es decir, en lo que centremos la atención se expande la conciencia perceptiva y el poder creador, en la polaridad inherente: Positiva o negativa
Si la propia atención es enfocada, por ejemplo, en el amor o en la fortaleza, ambos valores constituyen sendos estados de la mente. Si la polaridad es positiva, y la persona posee un elevado nivel de conciencia, el amor que experimenta será altruista, genuino, dando valor por valor, anhelando tanto la propia como la ajena libertad. La fortaleza, a su vez, se traducirá en una correcta actitud mental positiva, expresada como paciencia, tolerancia, serenidad, calma imperturbable, impasibilidad, tenacidad a prueba de todo, e inquebrantable voluntad de concluir la realización de cualquier objetivo antepuesto como meta existencial.
Empero, si la polaridad mental de la persona es negativa, el amor se expresará como egoísmo, actitud posesiva, como si la persona amada fuese una esclava, en una época en que, ya, la esclavitud tiene mucho tiempo que ha sido abolida de toda legislación vigente. A su vez, la fortaleza, en vez de paciencia, actitud mental positiva, tolerancia y otros factores positivos, se expresará como impaciencia, queriendo alcanzar al instante lo que requiere su tiempo; o, como intolerancia, ausencia de serenidad e impasible calma, alentando la duda, el temor, o la inconstancia.
En cualquiera de los casos, se puede potenciar la recta atención centrándola en la polaridad positiva de cualquier condición que precise ser transmutada.
La atención puede ser enfocada en la Esencia Universal, como medio de conexión espiritual con la Fuente. Esto, mediante el constante recuerdo de la Divinidad, permitirá la expansión de la conciencia estableciendo la conexión inherente, y el flujo de la luz, de la energía, de la inspiración de la sabiduría de los valores universales, el gozo, el sosiego, así como la concentración en los elementos positivos de la vida, expresando un estado mental ecuánime y justo, tanto en los pensamientos, sentimientos, palabras y actos.
Recordando al recordado: La Divinidad, se recuerda al recordado; al recordar al recordado, se percibe que, ya, se le conocía.
La atención se puede centrar en los valores universales para adquirir mayor conciencia de los parámetros dentro de los cuales es preciso enmarcar la propia conducta como práctica de todas las virtudes.
Igualmente, la atención, a nivel físico, es preciso centrarla en la respiración, observando las constantes inspiraciones y espiraciones, y percibiendo como dicha atención va normalizando la respiración y relajando el cuerpo, adquiriendo sosiego la mente.
Es preciso adquirir conciencia de cada parte del cuerpo, centrando la atención desde los dedos de los pies a la cabeza, sintiendo el fluir de la energía, avivando la percepción de cada órgano, relajándose  profundamente, y permitiendo el adormecimiento de los sentidos físicos y el despertar de los equivalentes espirituales, con lo cual se va unificando la conciencia.
La atención, o la presencia de la mente en cada área en que se centra, expande la capacidad perceptiva tanto en la dimensión objetiva y como en la subjetiva. Al mirar, se ve; al oír, se entiende; al tocar, se palpa; al gustar, se saborea; al olfatear, se huele; la experiencia permite reconocer lo que se percibe con cualquiera de los sentidos físicos; la razón, deducir, o inducir a partir de lo percibido; y la constancia en enfocar la atención, activa la intuición y la inspiración, es decir: niveles más elevados de conciencia perceptiva. La unificación de la conciencia despierta la conciencia cósmica, la percepción de la unidad en todo, y de la verdad universal.
Tenemos la facultad de orientar el enfoque de la atención y es ella la que determina el resultado de lo que, al final, somos, por la sintonía mental y la ley de atracción y repulsión. Atraemos a nuestra vida lo semejante a lo pensado, o a lo que centramos la atención; se ahuyenta lo opuesto a lo pensado, como un escudo protector, si lo que se piensa es correcto y justo para todas las partes involucradas.
Somos dueños de nuestro destino con solo dominar la propia facultad de atención, dirigiendo la presencia de la mente a conciencia, en tiempo presente, a un objetivo a la vez, a un propósito superior, o jerárquico, a la vez.
Cambiando la atención de los estados inadecuados de conciencia a los adecuados de acuerdo a los valores de la verdad, de la prudencia, de la justicia, de la igualdad, de la fortaleza, de la templanza y de la belleza, en polaridad positiva, nos convertimos en regidores de nuestra vida, tomando las riendas de la misma en las propias manos.
Cambiemos deliberadamente la recta atención a lo justo y perfecto, de manera expectante, de acuerdo a los resultados esperados, ya que las expectativas siempre se cumplen, bien sean positivas o negativas. La atención en una u otra polaridad es la que marca la diferencia.
Que la atención sea trascendente, viendo más allá de las apariencias. Por experiencia se sabe que dentro de la cáscara de la nuez siempre hay un contenido comestible, salvo caso excepcional que no altera la regla. De igual manera, cada situación por resolver trae un beneficio equivalente, una oportunidad de crecimiento, o riqueza integral.
La recta atención al entorno, permite detectar las necesidades insatisfechas y las fortalezas latentes; una para llenarlas con bienes y servicios, como fuente de riqueza; las otras, para optimizarlas, igualmente, como fuente integral de bienestar.
Las necesidades y los deseos van acaparando la recta atención, y si ésta es entrenada para ver más allá de las apariencias, para detectar las oportunidades emergentes, en cada etapa, eligiendo los correctos cursos de acciones, se tendrá en las manos un instrumento de valor incalculable para transmutar la insatisfacción de determinadas estaciones de los estados de la mente y acrecentar la propia felicidad y sentido de auto-realización.
Adelante.

lunes, 16 de diciembre de 2013

LAS CUATRO NOBLES VERDADES


LAS CUATRO NOBLES VERDADES

©Giuseppe Isgró C.
Del libro: El Mago Blanco

-Hidalgo, -dijo Escudero-, háblame ahora de las Cuatro Nobles Verdades.
-Escudero, -le responde Hidalgo-: escucha con atención y en silencio, para expandir la conciencia, una de las más hermosas enseñanzas que se conservan de la antigüedad. 

La esencia de la doctrina de Shakyamuni, o Sidharta Gautama, reside en las dos geniales  concepciones que tuviera en el Parque de los Ciervos, cerca de Benarés, alrededor del año 500 a.n.e., que denominó: Las cuatro nobles verdades y El noble sendero óctuple.
En uno de los primeros discursos que pronunciara frente a sus discípulos, les reseñó las cuatros nobles verdades,  las cuales son: 1) La noble verdad de la insatisfacción; 2) la noble verdad del origen de la insatisfacción: consistente por los deseos en su polaridad negativa y la ausencia de propósitos. 3) la noble verdad de la cesación de la insatisfacción, es decir: la transmutación de los deseos en su polaridad positiva y la formación de propósitos; y, 4) la noble verdad del sendero que conduce a la cesación de la insatisfacción.
El cuarto punto se relaciona con el Noble Sendero Óctuple, el cual conduce a la cesación de la insatisfacción, que  consiste en la comprensión de la doctrina y en la práctica de la disciplina, relativas a: 1) la recta opinión; 2) el recto propósito; 3) la recta palabra; 4) la recta acción; 5) el recto sustentamiento de medios de vida; 6) el recto esfuerzo; 7) la recta atención; y 8) la recta concentración.
Si bien un gran número de traductores utilizan la palabra “sufrimiento” en lugar de “insatisfacción”, esta última es más acorde con el término pali “dukkha”, el cual, más que al dolor físico y a la ausencia de dicha, se refiere a la insatisfacción personal frente a cualesquiera aspectos de la existencia humana.
La noble verdad de la insatisfacción reside en la ignorancia del ser humano  sobre los elevados fines y propósitos de la existencia,las leyes que le rigen, los valores universales que fungen de guía para regir su acción, el conocimiento de la preexistencia y de la supervivencia del Espíritu al presente ciclo de vida, que le inhibe la canalización de la propia energía creadora, en constante fluir, la cual al no encontrar salida hacia el exterior, mediante la realización de objetivos claramente definidos, busca una vía de escape hacia adentro, expresándose en forma de insatisfacción, en cualesquiera de sus múltiples grados y variantes.
La noble verdad del origen de la insatisfacción, además de la ignorancia de los fines existenciales y de las leyes que les rigen, reside en los deseos en su polaridad negativa. Ya, 2.500 años antes de Shakyamuni, el Brihadaranyaka Upanishad IV.4.5., señalaba:-“Tú eres lo que es el profundo deseo que te impulsa. Tal como es tu deseo es tu voluntad. Tal como es tu voluntad son tus actos. Tal como son tus actos es tu destino”, texto que, sin duda alguna, él conocía.
La noble verdad de la cesación de la insatisfacción, señala, diversamente a como lo enfocan la mayoría de los tratadistas, no en el cese de los deseos, sino su transmutación  en la polaridad positiva y el encauzamiento de los mismos, conjuntamente con la satisfacción de las respectivas necesidades existenciales, en sus diversas jerarquías, de acuerdo con la práctica del Noble sendero óctuple,
La cuarta noble verdad, que conduce al cese de la insatisfacción, es, por lo tanto, el Noble Sendero Óctuple, quien dirige la canalización de la energía creadora interior hacia el logro de objetivos exteriores, mediante la disciplina del desapego de los resultados en la satisfacción de los deseos, sometiéndolos a la rectitud de: opiniones, propósitos, palabras, acciones, medios de sustentamientos de vida, esfuerzos, atención y concentración, cuya práctica conduce a la autorrealización y a la obtención de la iluminación –nirvana- transmutando todo estado de ignorancia anterior en sabiduría.
Evidentemente, Shakyamuni estaba consciente de los múltiples ciclos de vida que vive el ser humano, arrastrando hasta la presente existencia las consecuencias de todas las anteriores, y sembrando para las futuras, las que se deriven de la actual.
Viviendo en un universo sin límites, donde el inmortal Espíritu está dotado de vida eterna, es inconcebible pensar, siquiera, de que pudiera ponerse fin al ciclo de renacimientos, como suelen sugerirlo algunos. Representaría, ello, el fin del progreso universal en total desacuerdo con las leyes cósmicas.
Lo que, trascendiendo las interpretaciones parciales de muchos seguidores de la doctrina universal, es preciso destacar que, con la practica del Noble sendero óctuple, se pone fin, con el debido tiempo, al ciclo de compensaciones de deudas kármicas contraídas con múltiples seres, cuyas consecuencias  someten a los seres humanos a los rigores, o efectos, coercitivos y coactivos de la leyes de: justicia divina, compensación universal, afinidad –que ordena a los seres por su grado de suma existencial- y libertad, debiendo venir a los renacimientos con la finalidad de pagar, compensando, sus deudas kármicas, y mientras no lo haga, cada ser, y, al mismo tiempo, no deje de crearse otras nuevas, estará obligado a reencarnar para efectuar las respectivas compensaciones, sin disposición de la total autonomía de quienes, encontrándose libres de deudas kármicas, renacen entre sus afines con la finalidad de realizar el trabajo del quehacer cósmico de acuerdo a la propia vocación y a su libre elección, -en armonía con los planes trazados por el Supremo Artífice-, al igual que una persona con abundante saldo en su cuenta bancaria tiene libertad de acción de la cual carecería si fuese el caso contrario.
Es preciso tener presente que, mientras se sea acreedor –o acreedora- de compensaciones, se está, “virtualmente”, en la obligación de recibirlas -o cobrarlas-, lo que significa la realización de cierto número de encarnaciones a tales efectos, lo cual, casi siempre, el Espíritu lleva a cabo como una misión para ayudar a determinados seres a superar sus pruebas existenciales.

**

El ser humano es un productor constante de energía creadora, la cual busca expresarse positivamente en la realización de objetivos existenciales, canalizándose en grado equivalente a las necesidades y a los deseos, en todos los ámbitos vitales.
La energía creadora, cuando no encuentra una vía de expresión hacia el exterior, por medio de la realización de objetivos claramente definidos, como propósito existencial, busca un escape hacia el interior, haciendo experimentar, a la persona, el “descontento motivador” el cual es  preciso transmutar en su polaridad opuesta positiva, transformándose en un tremendo poder capaz de inducir al logro de las más importantes metas.
Para transmutar la insatisfacción creadora que se manifiesta por el desconocimiento de diversos factores, es preciso:
1. Conocer los objetivos existenciales, y planificarlos a corto, mediano y largo plazo, única manera de encauzar la energía creadora positivamente.
2. Comprender a fondo las leyes de la vida, para encontrar el sentido a la propia existencia, trabajando en armonía con los planes cósmicos. Dentro de estas leyes, de manera especial:
o   La ley de compensación, mediante la cual se compensan cada una de las acciones humanas. Las consecuencias de los propios actos no serán experimentadas únicamente en la próxima existencia, sino en forma inmediata; la ley actúa, en ambas polaridades, bien sea en compensaciones positivas como en las negativas, instantáneamente.
o   La ley de reencarnación: la cual permite comprender que todos los resultados existenciales actuales que nos insatisfacen, tienen un origen en ciclos anteriores de vida, cuyas consecuencias deben ser asumidas, aportando las respectivas compensaciones y, a la vez, aprender las lecciones inherentes, haciendo de tal manera que, a partir de ahora, además de saldar nuestras deudas kármicas, vayamos creando la plataforma existencial para que se manifieste la autorrealización anhelada. Además, ofrece una perspectiva de vida más allá del presente ciclo, que ensancha el horizonte  evolutivo sin límites algunos.
3. Fortalecer la visión de los valores universales, los cuales  sirven de guía en todos los actos de la vida, facilitando la práctica de todas las virtudes, creadoras de la auténtica felicidad.
4. Percibir, claramente, las propias necesidades, canalizando, adecuadamente, el poder creador-motivador equivalente que le es inherente para su respectiva satisfacción.
5. Transmutar los deseos, activadores de la voluntad, desde la polaridad negativa a la positiva, con la finalidad de que sean vehículo de un destino favorable.
6. Desarrollar la conciencia intuitiva e inspirativa. La primera permite percibir la información precisa, esté donde esté contenida, en el espacio y en el tiempo, por propia proyección espiritual al lugar donde se encuentre, para observarla, o donde se encuentre la persona que la contenga, en cuyo archivo espiritual, la lee. También, la información, podría estar archivada en el propio archivo, en el alma. La segunda, la percepción inspirativa, por comunicación de pensamientos en el propio pensamiento, de algún ente de la dimensión espiritual, o encarnado, en desdoblamiento. La otra fuente es el Ser Universal quien realiza la inspiración por medio de los sentimientos, como voz interior, alertando a la persona para dejar de hacer las cosas inadecuadas, y así realizar, únicamente, las más acordes a los propios objetivos y misión de vida, en armonía con la ley cósmica.
7. Potenciar el poder del pensamiento positivo, quien es el creador de  los resultados inmediatos en la propia vida, por la ley de atracción, mediante la cual, lo semejante atrae a lo semejante y los opuestos jamás se juntan. Dada su índole creadora, es preciso cuidar con toda atención la calidad de lo que se piensa, para expresar únicamente resultados positivos anhelados y evitar lo contrario.
8. Asumir, valientemente y con confianza, las pruebas de la vida, la adversidad, en sus diversos grados, y la insatisfacción creadora, que, como agua represada, va acumulándose en el ser interno, las cuales siempre es factible transmutarlas positivamente, canalizando en forma adecuada el propio poder potencialmente infinito para construir una vida satisfactoria en todos los niveles de aspiraciones.
9. El arte de vivir es apasionante, empero, es preciso actuar con sabiduría, de acuerdo con las leyes que rigen la naturaleza, en armonía con todos y con el Todo; para ello hay que descubrir la docta ignorancia, es decir, adquirir conciencia de lo que se ignora, auto-cultivándose, viviendo una existencia positiva, virtuosa y  útil, de acuerdo a los propósitos que el Supremo Hacedor plasmara en los planes cósmicos.
10.         Es preciso canalizar el propio poder potencialmente infinito mediante la conexión divina con el Ser Universal, poniéndose bajo su guía e inspiración, para fungir como un instrumento efectivo de su voluntad, por medio de las leyes cósmicas.
El incumplimiento de las leyes cósmicas genera en el ser humano los efectos negativos de su acción y el dolor es la escuela de sabiduría que le indica la existencia de “algo” que es preciso normalizar.
En tales casos, contrariamente a lo que se pudiese pensar, el dolor es nuestro amigo, por cuanto nos avisa del peligro y nos induce a rectificar.
Si no se experimentase dolor, al introducir las manos en el fuego, éstas correrían el riesgo de hacerse daño; igual acontece en todo. Es una voz de alerta; escuchándola se puede aplicar el correctivo oportuno y hacer que cese la causa que lo produce, transmutándola en su opuesta positiva.
Afrontar la realidad, caminando impasible por la vida, transmutando con serenidad la dosis de insatisfacción que por las acciones pasadas hemos generado, es una manera sabía de adelantar en el progreso del Espíritu, acelerando el ascenso hacia el nivel en que, debidamente depurado, se exprese la energía creadora en su polaridad positiva, y las pruebas de la vida, en todas sus variantes, se superen con paciencia, ánimo contento y satisfacción interior.
Adelante.


jueves, 12 de diciembre de 2013

Léon Denis, el apóstol del espiritismo, Autor: J E A N - LO U I S P E T I T, Tomado de: LE JOURNAL SPIRITE N° 93 JUILLET 2013


Léon Denis, el apóstol del espiritismo
Autor: J E A N - LO U I S  P E T I T
Tomado de: LE JOURNAL SPIRITE N° 93 JUILLET 2013


Para comprender al hombre, escuchemos primero un extracto de su testamento moral: -“Llegado al atardecer de la vida, en esta hora crepuscular donde una nueva etapa finaliza, donde las sombras suben a porfía y cubren todas las cosas con su velo melancólico, considero el camino recorrido desde mi infancia, dirijo luego mi mirada hacia adelante, hacia esa salida que pronto se abrirá para mí, sobre el más allá y sus claridades eternas. A esta hora, mi alma se recoge y se despoja de antemano de las trabas terrestres; comprende el objetivo de la vida, consciente de su papel en este mundo, agradecida de los favores de Dios, sabiendo por qué ha venido y por qué ha actuado”-.
Este extracto de una de las últimas páginas de Léon Denis ubica bien al personaje: un estilo suntuoso, como ya no se acostumbra, al servicio de una gran voz, de una hermosa alma. ¿Qué retener de esta vida tan austera y tan colmada, que no se apaga sino a más de los ochenta y un años? Él mismo nos lo va a decir, en el mismo texto: “He dedicado esta existencia al servicio de una gran causa, el espiritismo que será ciertamente la creencia universal, la religión del porvenir”. Ni una sola duda, ni una sola aflicción en este momento decisivo; es la voz de un gigante que va a callar, después de la misión cumplida.
En su tiempo fue adulado por su público….
Examinemos su vida, se descubrirá allí a un hombre humilde y autodidacta llamado a la extraordinaria misión de ser portavoz del espiritismo.
Un hombre humilde y un autodidacta realizado. Nació el 1º de enero de 1846, en Foug, de padres pobres.
El padre, albañil asalariado, sin empresa personal, no podrá darle la posibilidad de seguir los estudios que su inteligencia muy vivaz y su gusto por el saber podían permitirle. La madre se ocupa del hogar y de los niños. Sus maestros intervendrán a su favor, pero la familia tiene demasiada necesidad de su salario, y sería incapaz de pagar sus gastos de matrícula. Al ritmo de los empleos del padre que es primero obrero en Estrasburgo y después en Burdeos, antes de un puesto  de jefe de una estación muy pequeña en las Landas, luego en el Jura, Léon Denis multiplica las tareas de obrero, aprendiz o ayudante de su padre. Durante sus noches, se impone un segundo empleo: lee y prosigue, solo o con la ayuda del instructor local, los estudios primarios y secundarios que no puede seguir. En 1852 la familia se establece en Tours y de allí no se moverá más; su situación económica permanece precaria siempre. Léon trabaja entonces más que nunca, primero en una industria de loza, luego una casa de cueros donde realiza pesadas labores manuales.
Destacado por su inteligencia, accede rápidamente a puestos de empleado administrativo y contable, mejor remunerados y donde va a sobresalir. Se convierte en viajante de comercio itinerante, en Francia y luego en el extranjero.
Se inscribe en cursos nocturnos que le ofrecen un complemento, y desgasta sus ojos leyendo sin cesar para adquirir una cultura universitaria. Se apasiona por la geografía y la historia, pero también por la filosofía, las artes y las letras, etc. En algunos momentos considera llevar una vida normal, casándose, en el marco de un amor compartido, pero comprende que toda su vida deberá mantener económicamente a sus padres que viven con él. Renuncia entonces al matrimonio y permanece célibe; se consuela en la lectura y los estudios. Se apasiona por las grandes cuestiones de la filosofía. Dios le atrae, pero rechaza los dogmas... Como lee todo lo que se incluye en las vitrinas de las librerías, un día encuentra en Tours un título que le llama la atención: El Libro de los Espíritus, por Allan Kardec. Tiene dieciocho años, lo adquiere enseguida y devora el libro a escondidas de su madre, a quien teme inquietar con una literatura poco ortodoxa. Su convicción es un hecho: el espiritismo es la clave que buscaba de la comprensión del mundo. Se volverá pues espírita. Para su gran alegría, su madre, de quien es muy cercano, también lee el libro a escondidas de su hijo y manifiesta el mismo entusiasmo.
Su padre se adherirá posteriormente. Toda la familia alienta al hijo pródigo a entrar al servicio del espiritismo que se difunde rápidamente en Francia. Desde 1862 se forman varios grupos espíritas en Tours, con él, luego alrededor de él, pues allí también se destaca rápidamente por su cultura y sus múltiples talentos. A partir de allí ha encontrado su vocación; desde Tours se convierte en uno de los faros del espiritismo de su época.
En adelante su carrera acumula responsabilidades y éxitos nacionales e internacionales. Tours le permite a Léon Denis conocer las escuelas de pensamiento que lo prepararán para una admirable carrera de orador.
La educación le apasiona: rápidamente se convierte en militante de la Liga de la enseñanza que difunde en Tours, así como en otras partes, el programa de la escuela republicana gratuita, laica y obligatoria. El militante convencido se convierte en un propagandista muy apreciado. Combina sus viajes de negocios con un ciclo de conferencias, a veces con Jean Macé, presidente de la Liga de la enseñanza, en favor de poner en marcha la escuela republicana.
Igualmente, en 1869, es admitido en el seno de la Francmasonería en la logia de los “Démophiles”, (los amantes del pueblo), cuyas ideas laicas y republicanas complementan la doctrina de la Liga de la enseñanza.
Rápidamente se convierte en el orador de su logia, es decir el que cierra los debates y pronuncia los discursos. Esto se corresponde bien con su gusto por una cultura humanista, y le obliga a leer aún más y a preparar sus intervenciones. Con mucho es el espiritismo el que predominará en su preferencia, con su práctica personal en el seno de los círculos espíritas de Tours. Lee todos los libros y artículos que puede encontrar sobre el tema; y rápidamente se convierte en una enciclopedia espírita.
En vida se reunirá poco con Allan Kardec: tres veces en total, a partir de 1867, pero será recibido por él en París, antes del deceso del Maestro en marzo de 1869.
La guerra de 1870 pone fin a este aprendizaje, en pro del compromiso patriótico. Primero es exonerado y más tarde, después de la derrota de Sedan, es aceptado en los ejércitos de la República donde obtiene rápidamente sus galones de suboficial y luego de oficial. El fin de la guerra lo reintegra a Tours y a su destino marcado por las sesiones espíritas; es alentado por los Espíritus para que se dedique a la propaganda y la difusión del espiritismo. A partir de 1873, comienza a escribir para este trabajo de difusión que lo lleva a aceptar conferencias en las ciudades, hasta cuarenta y cinco por año, y donde ejerce también su trabajo de representante de comercio. Será cerca de Tours, luego en Francia, en Córcega y finalmente en el extranjero: Italia, Túnez, África del Norte. Para él, estos viajes son también fabulosas oportunidades de descubrir paisajes, hábitos y costumbres de vida. Por ejemplo, surcará a pie el Alto Atlas, casi solo, yendo a lugares por donde ningún europeo había pasado. Desarrolla un amor muy particular por la naturaleza, los animales y los humildes.
Se convierte en un apasionado de la montaña, que también incita a la elevación del espíritu, hacia las realidades del más allá que le apasionan.
Sus cualidades de orador lo hacen cada vez más apreciado. Un notable local le propone, a los treinta y cinco años, convertirse en su sucesor en la Asamblea Nacional. Declina cortésmente la invitación, alegando principalmente sus problemas de salud.
………………………
En diciembre de 1882, lógicamente es nombrado miembro de un congreso nacional destinado a crear la Fundación de Estudios Espíritas, encargada de la difusión de las ideas espíritas, especialmente con un periódico,
Le Spiritisme. Desde entonces frecuenta hasta su muerte a Amélie Boudet, viuda de Allan Kardec, a Pierre-Gaétan Leymarie, célebre librero y más tarde editor en París, que se ha puesto al servicio del espiritismo, igualmente a Gabriel Delanne, otro hijo espiritual de Allan Kardec, y a muchas otras personalidades. Es reconocido como orador tanto como colaborador regular de las revistas espíritas, y luego como autor de obras de doctrina espírita, en la más estricta línea de la enseñanza de Allan Kardec. Durante el Congreso Internacional Espírita de 1889, donde los numerosos adversarios del espiritismo le hacen la vida imposible a los espíritas, defiende brillantemente las tesis. Igual que Kardec, aparece como un brillante defensor del espiritismo experimental y científico. También sostiene regularmente el destino divino del hombre, más allá de los dogmas y las pequeñeces de las religiones. En conjunto, gusta mucho su estilo brillante y poético al servicio de ideas muy cercanas al mensaje de Jesús; los críticos lo exaltan, o bien lo demuelen, cuando están al servicio de ideas tradicionales como las del clero católico oficial. Hasta la Gran Guerra, proseguirá conferencias, congresos espíritas y encuentros con todos los auditorios: mineros belgas, obreros del Norte, pequeños y medianos burgueses, universitarios, aristócratas y gente modesta, sobre todos los temas vinculados con el espiritismo: espiritismo e idea de Dios, espiritismo y cuestiones sociales, materialismo y espiritualismo, el ser y el destino, etc. Atrae a sus ideas a numerosas personalidades, aun entre el clero. Pasa por todas las ciudades, incluyendo Nancy, donde fue todo un éxito evocando sus orígenes loreneses y su admiración por Juana de Arco, sobre quien se volverá inagotable.
Es presidente del Congreso Espírita Internacional de 1900 y comienza a combatir las ideas de la metapsíquica, antecesora de nuestra actual parapsicología, que reconoce los fenómenos paranormales, pero rechaza toda noción del más allá. Según esta teoría no habría sino fenómenos humanos, aún no aclarados. Él, defiende brillantemente los fenómenos espíritas y su vínculo con el mundo de los espíritus. También es muy brillante en los Congresos de Lieja en 1905, como presidente honorario y luego en el Congreso de Bruselas en 1910, finalmente en el Congreso Internacional de Ginebra en 1913. Termina los Congresos en 1925, en plena gloria y siendo largamente aclamado por el Congreso entero.
Su amigo Gaston Luce lo describe así: “Léon Denis era de estatura mediana, de ancho de espalda un tanto macizo.
Caminaba balanceando los hombros como un viejo lobo de mar. Todo en su persona daba impresión de robustez y solidez… Afanoso, el intenso trabajo cerebral acapara la mayor parte de sus fuerzas. Su salud seguía siendo delicada pero eso no le impedía ser un intrépido caminante… Se sentía que la voluntad reinaba soberana en él… Bajo la frente inclinada en forma de torre, a lo Hugo, el rostro que corta el mostacho galo, irradia inteligencia”. Después de la muerte de sus padres, cuando ha vivido mucho tiempo con su madre, se encuentra solo, desde 1903 y cada vez más invidente. Los amigos y relacionados compensarán un poco la soltería forzada. Durante un tiempo vive también con la Sra. Forget, su médium preferida, que falleció en 1917. El anciano cambia completamente de apariencia, y cada vez más recuerda a un druida con su frondosa barba; sus contemporáneos evocarán un parecido con Tolstoi. Palia su soledad con una sólida red de amistades y relaciones. Su reputación se torna inmensa; tenderá sin embargo a chocar con la pequeñez de los hombres y especialmente con sus celos. En 1906 se gana enemigos suplementarios al intervenir vigorosamente en el caso del médium Miller, de excelente reputación hasta entonces, pero pillado in fraganti en simulación de un espíritu, durante una sesión de espiritismo en París. Léon Denis condena firmemente toda estafa, pero igualmente recuerda que no por ello hay lugar para considerar como trampas todas las manifestaciones obtenidas, cuya seriedad y veracidad han sido demostradas con gran frecuencia. …….. Siempre salta con ímpetu a la palestra y desarma las cábalas.
………………
Sabemos que en este mundo el hombre abusa de todo, hasta de las cosas más sagradas. El espiritismo tiene sus simuladores y sus exaltados, como la ciencia tiene sus charlatanes y como la religión tiene sus impostores”.
Seduce a numerosas personalidades, que pasan a verlo y mantienen correspondencia con él. Será el caso de Arthur Conan Doyle, que lo traducirá y difundirá en el mundo anglosajón. Jean Jaurès lo recibirá personalmente en Tolosa y le testimoniará su amistad.
El viejo luchador se cansa. Abandona el extenuante ciclo de conferencias pero escribe mucho para las revistas de espiritismo. En 1910 renuncia a la Sociedad Francesa de Estudios de los Fenómenos Psíquicos, luego de pérfidos ataques internos que lo agobian. Y, por más que se afligió Gabriel Delanne, que dirigía junto con él esta realización, mantuvo su renuncia, conservando toda su amistad por Delanne. Sobreviene la gran guerra, que suspende totalmente los progresos del espiritismo. Léon Denis, que en 1914 tiene sesenta y ocho años, va a sufrir profundamente por ese retorno a la brutalidad, sin desesperar nunca de la salida favorable del conflicto. Termina casi ciego y muy disminuido físicamente, pero su espíritu y su determinación están intactos. Aprende el braille y debe tomar una secretaria hasta el final de su vida, para dictarle correspondencia y libros. Permanece en el trabajo en favor del espiritismo.
Jean Meyer, próspero empresario convertido al espiritismo, pondrá toda su fortuna y toda su alma en esta obra de renacimiento. Pide ayuda a Léon Denis que le promete una colaboración regular en la nueva Presse Spirite. Rechaza en cambio el cargo de presidente de la nueva Unión Espírita, a pesar de la insistencia de Meyer. Su salud, su casi ceguera, así como su edad y su deseo de no dejar más Tours, prevalecen sobre el deseo de ser todavía útil. Acepta a lo sumo una honrosa “Presidencia honoraria”. El Congreso Internacional de 1925 en París, que es su último mandato, dedica una casa a los espíritas así como al Instituto Metapsíquico Internacional. Observa con satisfacción este ascenso y se retira definitivamente en su casa de Tours, para no dedicarse más que a la escritura, para las revistas y para sus últimos libros. Desencarna el 12 de abril de 1927, apenas un mes después de haber terminado El Genio Celta, ampliamente inspirado por el espíritu de Allan Kardec.
Encontrémosle durante la redacción de su testamento filosófico. Se le percibe orgulloso de la vida que ha vivido: “Por la causa del espiritismo he renunciado a todas las satisfacciones materiales, pero en definitiva soy feliz de acercarme a los que me esperan allá arriba en la luz divina… Quiero que los recursos que dejo sean dedicados al servicio de esta misma causa”. Ni un solo arrepentimiento, y una fe tan ardiente como al comienzo de su apostolado. Parte en plena gloria, persuadido de que, después de él, el espiritismo no puede sino crecer y embellecerse especialmente en Francia. Pero, por el contrario, hubo un creciente retroceso con la metapsíquica y luego con la parapsicología que cortó los puentes con el más allá. Finalmente, las ideologías totalitarias engendraron la última gran guerra y abrieron un bulevar al materialismo dominante.

¿Habría Léon Denis luchado en vano? Felizmente podemos afirmar que nada de eso. Desde el más allá, sigue con entusiasmo el renacimiento del espiritismo, especialmente a través de nuestro grupo espírita conforme a la teoría y la práctica de Allan Kardec. Escuchémosle, en mensaje espírita: “El espíritu se incorpora, se une entonces a un cuerpo extraño (en este caso se trata de una sesión de incorporación) para encontrarse con las sensaciones pasadas a fin de proponerles (en el sentido de discutir con los espíritas) sobre la verdad, sobre su supervivencia, sobre su vida, sobre su amor, sobre sus envidias y, en fin, sobre su deseo de decirles: No, yo no estoy muerto, vivo como viven ustedes, simplemente que en un plano distinto”. ¿De qué nos habló? De espiritismo, evidentemente. Cito otro mensaje: “Espiritismo viviente, espiritismo que es preciso afirmar siempre en su definición, espiritismo que es preciso revelar siempre a aquellos que aún no saben, espiritismo vivido entre los hombres, espiritismo que vengo a seguir viviendo con ustedes”. Se le encuentra siempre en su inmenso amor a Dios; cito otro mensaje: “Nosotros somos la filosofía del infinito. Somos la filosofía de Dios, de Dios que ya no es más un misterio, sino de Dios que es preciso saber mirar, sino de Dios que es preciso saber escuchar, sino de Dios que es preciso saber amar”. Este mensaje de esperanza está acorde con toda su vida: el espiritismo sigue siendo para él el porvenir filosófico y social del mundo y su renovación está siempre en marcha luego de las traiciones y los olvidos materialistas. Es por esa metamorfosis que Léon Denis sigue expresándose.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

LA PROGRAMACIÓN DE LA PROSPERIDAD


 LA PROGRAMACIÓN
DE LA PROSPERIDAD

©Giuseppe Isgró C.


Cuando Pitaco, uno de los siete sabios, terminó su período al frente del gobierno, hacia el año 575 a.n.e., la ciudad de Mitilene le obsequió un terreno –conocido como campo Pitaqueo- del cual seccionó una pequeña parte restituyendo el resto por considerar que  aquella le bastaba para cubrir sus necesidades y que la otra era una carga innecesaria; por lo cual acuñó una frase que expresaba: -aquella parte era mayor que el todo”.

La sabiduría de Pitaco de evitar la carga innecesaria de atender una riqueza superior a la esencial es una guía valiosa de seguir a la hora de programar la propia riqueza. Constituye una anticipación del famoso principio que destaca que el 20% de las actividades genera el 80% de los resultados, variante de la ley de Pareto que, aplicada, permite evitar el 80% de las actividades que sólo producen un 20% de resultados.

En la planificación de la propia prosperidad, es necesario deshacerse del 20% de riqueza que absorbe el 80% del propio esfuerzo.

El programa debe contemplar la culminación de una carrera técnica o universitaria, con los respectivos post grados  y doctorados, o cursos de especialización que permitan a cada persona competente con la máxima efectividad en el área de su desempeño.

Acto seguido, o durante su formación, es preciso seleccionar el trabajo que, como misión de vida, en base a la propia vocación y visión del entorno, sirva para labrar una vida prospera, digna y feliz para la persona en particular y todos los miembros de su familia.

Esa carrera vital incluye ciertos objetivos como son la adquisición de: una casa acorde a las propias aspiraciones; otra con fines vacacionales o fines de semana; la adquisición de un negocio o la instalación de un despacho profesional acorde con el tipo de carrera elegida; uno o varios vehículos, para si y para la cónyuge, y eventualmente para los hijos; ropa adecuada; protección mediante seguros; ahorros e inversiones para garantizar los estudios de los hijos y  el bienestar en edad más avanzada; la pertenencia a algún club, logia, academia, o institución de vocación de servicios sociales o políticos, etcétera, cuya programación debe efectuarse de acuerdo a un estricto orden prioritario.

Además, es preciso incluir un programa de crecimiento personal continuo o desarrollo profesional, asistiendo periódicamente a conferencias, charlas o cursos.

La práctica de algún hobby debe complementar el citado plan; además un programa sistemático de viajes para conocer el propio país y aquellos lugares históricos o turísticos que más atraen a cada quien.

El plan de la prosperidad comenzado en edad temprana o en cualquier otra en que se tome la decisión de hacerlo, en forma inmediata canaliza la propia energía creativa a su logro, evitando el despilfarro de esfuerzos, energía y recursos, tomando, cada persona, las riendas de la vida en las propias manos.

Es preciso, también, tener presente el plan cósmico que la vida tiene reservado a cada persona, bajo cuya guía divina es oportuno someterse, por cuanto, armonizando con el esquema que cada persona trae, se optimizan los resultados.

La sabiduría divina va guiando gradualmente a toda persona  a su verdadero destino como misión de vida en cuyo cumplimiento es preciso asumir las propias responsabilidades en cada oportunidad y regir la propia vida de acuerdo a la visión de los valores universales que, en la vida diaria se traduce por la práctica de todas las virtudes, además de las fundamentales de prudencia, justicia, fortaleza y templanza, constituyendo, cada valor un ideal al cual se canalizará la propia energía creativa para que, en su desarrollo o perfección se vaya alcanzando la evolución cósmica y un más elevado y creciente estado de conciencia.

Resérvate un tiempo suficiente para retirarte en un lugar tranquilo, libre de todas interferencias, en el cual, puedas plantearte los aspectos esenciales de tu verdadera misión de vida y paralelamente efectuar un programa de objetivos a corto, mediano y largo plazo.

En primer lugar, da las gracias por toda la riqueza que ya posees, anotando cada uno de sus elementos: vida, salud, familia, trabajo, amigos, clientes, vivir en un país como en el que vives; la riqueza que el  Creador Universal tiene reservada para ti, todo el progreso y conocimientos acumulados a través de las edades; la confianza y prestigio del cual gozas en tu entorno; la suma existencial y experiencia que has ido acumulando en todos tus anteriores ciclos de vida y en el actual, etcétera, para darte cuenta, de que, tienes mayores riquezas de lo que piensas y más abundancia de lo que imaginas, las cuales están a tu disposición para realizar la obra a ti encomendada en el quehacer cósmico. Afirma: -Gracias, Creador Universal, por la riqueza que Tienes reservada para mí; la acepto-.
Además, ten presente que, el planeta tierra ha sido constituido por el orden cósmico con la finalidad de suplir, gradualmente, a las necesidades humana durante toda su trayectoria pre-destinada y siendo una escuela de vida, tanto el programa como los recursos para su desarrollo y culminación están a la disposición de todos, si se asume el compromiso de cumplir la propia misión de vida. Por lo cual, todo lo que requieres y precisarás ya ha sido dispuesto por el Gran Ordenador Cósmico. Todo fue previsto. Nada hay que temer. Confía. Presta tu concurso, cooperando positivamente.

Ten presente que, al recordar las cosas que se poseen, dando las gracias por ellas, se atraen más de las que se tienen y requieren.

Entra en armonía con el Creador Universal elevando tu pensamiento hasta Él y solicítale guía, asistencia e iluminación. Ofrézcale tu servicio para te utilice donde Él lo crea más conveniente -de acuerdo con tu plan de vida, suma existencial y karma personal- en una cooperación en beneficio de la humanidad. Acepta cooperar con el universo y con la humanidad del planeta tierra. ¿Sabe lo que significa? ¡Que siempre tendrás trabajo y suficiente provisión divina!

Es preciso incrementar la capacidad de dar con la visión de los valores universales y mientras más des, en igual grado recibes.

La ley cósmica es tan sabia que, aún cuando tú creas que no tienes para dar, ella te provee con antelación lo suficiente para dar. La intención abre la puerta por la cual entra la nueva provisión, pero,  es preciso  que circule el flujo anterior, saliendo al exterior, para efectuar la renovación correspondiente.

Esto permite visualizar que, para que entre la nueva provisión, es preciso dar la que se tiene, es decir, “vaciarse” para “volver a llenarse”, de acuerdo a la ley cósmica, la cual expresa: -Toda fuerza vaciante al retrotraerse, atrae las cosas nuevas que se requieren como provisión divina-.
Tener los canales abiertos permite que continuamente fluya la provisión divina, en la cadena cósmica, de arriba hacia ti y de ti hacia abajo.