sábado, 30 de agosto de 2014

Cuál es el universo que quiere Dios?



Cuál es el universo que quiere Dios?

©Giuseppe Isgró C.

De la biografía de Dios




En una abstracción del Espíritu, en estado de meditación, en la que se eleva en un punto del espacio, y desde esa perspectiva observa a Dios contemplando el Universo. Con desapego absoluto, Dios se siente orgulloso de su eterna obra, hasta ahora, y del estado y las estaciones en que cada ser, en los cuatro reinos naturales, se encuentra, Se da cuenta de que mucho se ha avanzado en incontables fases de progreso, y en un destello instantáneo, percibe lo que, aún, hay por delante, que realizar, en el eterno presente.  Sonríe, con esa sonrisa divina que refleja seguridad, y suprema serenidad. Piensa para sí: Lo haremos! Para ello sabe que cuenta con cada uno de los seres de los cuatro reinos naturales como instrumentos de su Voluntad. Él anhela, a cada instante, lo que debe ser a cada instante según sus planes plasmados en la Ley cósmica. Ese anhelo de ser lo que debe ser a cada instante, Él lo transmite por inspiración en la conciencia de cada ser en los cuatro reinos naturales, en cada uno de los incontables mundos del universo. Hace esto por inspiración mediante el lenguaje de los sentimientos en la réplica exacta de su conciencia que es la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral. Bajo su égida divina, cada ser va realizando su aporte en la construcción de ese universo anhelado por Él. Cada mañana aflora en la conciencia de cada ser la parte del plan divino que ese día debe ser ejecutado. Por los deseos, por las necesidades insatisfechas, por los ideales, estímulos y afanes de cualquier índole, el anhelo de amar y ser amado (a), e incontables y variados anhelos que se van expresando en la conciencia, por las sutiles ideas que, intuitivamente, emergen en la mente, cada ser se pone en movimiento para realizar su aporte para la construcción de un universo mejor, cada día. Para lograr esto, sin esfuerzo alguno, Dios ha colocado en lo íntimo de cada ser, en los cuatro reinos naturales, el mecanismo de la propia ambición. Sí, eso es, se ha percibido bien y correctamente: Dios, el Ser Universal, ha colocado en la conciencia de cada ser una réplica de su propia y sublime ambición: la ambición divina. Dios sustenta la ambición suprema: un universo en constante proceso de perfección, ad infinitum. Es tanta su ambición que no se conforma con la perfección relativa, alcanzada en un momento dado, pese a ser tan inmensa, y aspira más y más, en forma ilimitada. Dada la suprema inteligencia que le anima, sabe que todo requiere tiempo y dedicación, y que eso que Él aspira, o ambiciona, en su mente cósmica, en su infinita sabiduría, requiere de toda la eternidad para lograrlo y que jamás encontrará límite en los alcances de perfección de su aspiración en la realización de su obra de construcción de un universo mejor, cada día mejor. Dios piensa en grande. Esa es la razón por la cual dividió el trabajo para ser realizado por objetivos y resultados cada día de la eternidad presente, en el aquí y ahora, para realizar un objetivo prioritario a la vez, en la espiral evolutiva de la conciencia. Cada idea, cada anhelo, cada ideal, dentro de la aparente casualidad, forma parte del plan eterno de Dios, que se va expresando en la conciencia de cada ser, cada día. Esa es la razón por la cual, es preciso estar más atentos al dictado de la voz de Dios en la conciencia que guía, y a la vez, imprime la fortaleza suficiente, otorgando, al mismo tiempo, los recursos suficientes, y necesarios, para realizar su obra. Sí, su obra, no la nuestra. Lo nuestro es el Salario Cósmico, un pago integral, que, paralelamente que nos desarrolla a semejanza de la Divinidad, potencialmente hablando, por la experiencia, y la visión, -estado de conciencia alcanzado-, nos faculta para que se nos deleguen labores de mayor envergadura. Dios realiza el trabajo a través de cada ser, en los cuatro reinos naturales. En cada ser de los cuatro reinos naturales, el Espíritu ejecutor es una emanación a la conciencia individual, en el alma universal, de la Divinidad, sin separarse de la Divinidad, y sin dejar de ser la Divinidad. Después de todo, la construcción de un universo cada día más perfecto en la expansión eterna de la Creación, es un trabajo de Dios, para divertirse, y pasar el tiempo, Feliz, en eterno movimiento vivificante, al igual que el agua que circula, se mantiene viva y saludable. Cada ser, al realizar la parte de la obra cósmica que le corresponde, en los cuatro reinos naturales, va transformándose a sí mismo, de piedra en estado bruto, en cúbica, es decir, en un cubo justo y perfecto, para encajar, cada días más y mejor, en la construcción de ese edificio perfecto, cada más más perfecto, que es la Gran Obra Cósmica. Es decir, el trabajo de cada ser, en los cuatro reinos naturales, consiste en transformarse a sí mismo, o mejor dicho, en adquirir conciencia de que es la Divinidad. Un darse cuenta eterno y ascendente ad infinitum por la experiencia del trabajo diario. Razón de más para amar más lo que cada día hacemos. Por eso, parafraseando al insigne Víctor Hugo, podría decirse: que hasta el trabajo de la más diminuta hormiga contribuye a la construcción de la perfección universal en la expansión de la Creación. El Espíritu de esa diminuta hormiguita también es una emanación a la conciencia individual, en el alma universal, de la Divinidad. Sin dejar de ser la Divinidad, y sin separarse de la Divinidad.

Afirmar hoy, y cada momento del día en que se quiera hacerlo:

-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: AMOR.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Prudencia.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Justicia.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Igualdad.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Compensación.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Fortaleza.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Templanza.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Equilibrio.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Belleza.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Orden.
-La divina presencia de Dios, Yo Soy, es en mí: Armonía.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Salud.

(Hacerlo por lo menos diez veces al día, con cada uno de los valores expresado; pero, cien veces, es aún mejor).
Se sugiere, comenzar, con el amor. El amor, en su expresión, contiene todos los valores universales.





miércoles, 27 de agosto de 2014

EL PLACER Y EL DOLOR


EL PLACER Y EL DOLOR

©Giusppe Isgró C.




En el Fedón, uno de los mejores diálogos de Platón, éste pone en boca de Sócrates, uno de los grandes principios de la naturaleza: La polaridad.

Sócrates lo enfoca bajo la modalidad del placer y del dolor. Pero, la expresión de la polaridad tiene incontables vertientes y variantes. Es la ley de los opuestos, en la naturaleza.

Una de las leyes que rige este principio inmutable, es el de que, los opuestos jamás se juntan. Se expresan por turno, y al uno le sigue el otro, indefectiblemente.

Cómo podría saberse lo que es el placer, si jamás se hubiese experimentado el dolor? Si se coloca la mano en el fuego, se experimenta dolor y éste hace que se le retire a tiempo, evitando que se produzca daño. El dolor es un maestro efectivo; pero, el placer, también, por causas opuestas, pero con un fin análogo: servir de instructores. Ambos son los efectos de causas perfectamente definidas.

En el día en que Sócrates debía traspasar el umbral que habría de conducirle a la dimensión espiritual, en el acto de quitarle el guardia el instrumento que le aprisionaba uno de los pies, comienza a experimentar una sensación placentera.

Al poco rato, al recibir Sócrates la visita de sus amigos, expresa: -“¡Qué cosa más extraña, amigos, parece eso que los hombres llaman placer! ¡Cuán sorprendentemente está unido a lo que semeja su contrario: el dolor! Los dos a la vez no quieren presentarse en el hombre, pero si se persigue al uno y se le coge, casi siempre queda uno obligado a coger también al otro, como si fueran dos seres ligados a una única cabeza”.

El dolor, interna y moralmente hablando, se expresa como un estado de insatisfacción. Es la fuerza creadora en constante manifestación, en el Espíritu de los cuatro reinos naturales, que busca canalizarse. Al no lograrlo hacia el exterior, lo hace hacia lo interno. Pero, esta modalidad es de polaridad negativa, es decir: se expresa como un sentimiento de insatisfacción.

Paradójicamente, pese a manifestar una polaridad negativa, busca un fin positivo. Impele a la persona a la acción para expresar dicha energía hacia el exterior, mediante la realización de objetivos claramente definidos, o, llenar necesidades insatisfechas.

En esto reside una de las leyes más poderosas de la naturaleza. En Cómo desarrollar la Auto-Maestría, de nuestra autoría, hace ya más de treinta años, que hemos desarrollado la técnica de cómo transmutar los estados mentales de insatisfacción en placenteros.

El secreto consiste en anteponerse objetivos claramente definidos y enunciados por escrito, a corto, mediano y largo plazo. Tan pronto se enuncien por escrito los objetivos que reflejen los resultados que se desean alcanzar, la energía interior comienza a canalizarse hacia el logro exterior de los mismos. La sensación de insatisfacción, se transforma, casi en el mismo instante de planificar los objetivos,  en su opuesto positivo: placer, satisfacción, sentimiento de autorrealización, confianza, seguridad, serenidad, sosiego, paz interior y visión clara del camino por recorrer.

Es la eterna polarización a la que hacía referencia Lao Tse, en el Tao Te Ching. En el momento en que el ser percibe lo que es el placer, reconoce lo que es el dolor. En el instante en que percibe lo que es la belleza, se da cuenta de lo que es la fealdad. Lo dulce y lo amargo, permiten discernir entre dos realidades opuestas, y en cualquier estado que se experimente, identificar que el uno le guía hacia el otro. Acción-reacción. La ley del péndulo.

Igualmente, la percepción, y experimentación del dolor, contribuye a la evolución de la conciencia. Es uno de los dos caminos. El otro, es el de la comprensión.

Se pueden desarrollar los estados, y estaciones de la conciencia por ambas vías: Por la compresión, o el placer, y por el dolor. Es una elección personal.

La guía certera es la de los valores universales, en ambas polaridades: Amor, prudencia, sabiduría, fortaleza, templanza, justicia, igualdad, equidad, compensación, belleza y equilibrio, entre otros.

Sidharta Gautama, en forma genial, hace 2.500 años, en el Parque de los Ciervos, expresó su doctrina de las Cuatro Nobles Verdades, mediante la cual, enseñó a sus primeros cinco discípulos, que la vida presenta estados de insatisfacción, o dukka; que éstos tienen su manifestación en los deseos en polaridad negativa; que es factible poner término a dichos estados insatisfactorios; y, que el medio de ponerle fin a la insatisfacción, es el del Noble Sendero Óctuple. Es decir: regir los deseos, los anhelos, las necesidades, los pensamientos, los sentimientos y los actos, por medio de la Recta opinión; la recta acción; la recta palabra; la recta acción; los rectos medios de sustentamiento de vida; los rectos esfuerzos; la recta atención; y la recta concentración. Aplicando las técnicas de El noble sendero óctuple, es factible reorientar el propio Karma y hacer la vida más placentera.

Veinticinco siglos más tarde, Abraham Maslow, y su Escuela, harían otro gran descubrimiento: El ser humano está dotado de un servomecanismo que le permite, cada vez que experimenta una necesidad, de la índole que fuere, instantáneamente, y en forma simultánea, expresar una fuerza motivadora equivalente que le induce trasladarse desde el lugar donde reside su insatisfacción, hacía aquel en que se encuentra la satisfacción de la misma.

Queda por saber cuál es ese lugar donde reside la satisfacción de una necesidad o la realización de un objetivo. Además de la lógica inductiva y deductiva, se activa, en un momento dado, la intuición y la inspiración, que aporta el conocimiento del qué, del cómo, del cuándo, del dónde, del quién, del cuánto y del por qué.

Entre los parámetros de los dos estados opuestos de conciencia, del placer y del dolor, buscando la línea del medio, se puede ejercer un control dinámico de ambos aspectos de una realidad existencial, de la cual, cada quien, en un constante alternar del ciclo de vida, en una eterna polarización, precisamos aprender, cada día mejor, a vivir con estos dos valiosísimos aliados de la expansión perceptiva-comprensiva-realizadora  de nuestra conciencia.

El placer y el dolor; el dulce y el amargo; la acción y la reacción, entre otras variantes, ciertamente se interrelacionan con el bien y el mal.

El ciclo de los opuestos se expresa en todas las manifestaciones de la naturaleza, buscando mantener el equilibrio, por ejemplo: primavera, verano, otoño e invierno.

En los negocios, el ciclo económico se expresa, como: Recuperación del equilibrio, expansión, recepción y contracción. 

En fin, no deja de ser, todo, la gradación en sentido opuesto de una misma realidad para adquirir nuevos estados de conciencia acordes con los valores universales, o atributos divinos, y sus respectivas estaciones, entre el cero y el infinito, en el eterno viaje de regreso a la fuente: El Ser Universal, del que, todo ser, en los cuatro reinos naturales, es una expresión indivisa, a la conciencia individual, sin haberse, jamás, separado de Él.


Adelante. 

lunes, 25 de agosto de 2014

SOLILOQUIO: CONTAR LOS DONES


SOLILOQUIO:
CONTAR  LOS DONES

©GIUSEPPE ISGRÓ C.
Del libro: La Eterna Luz


Cuento todas las cosas buenas que poseo y hago una lista con ellas.

•    Contar lo que se tiene y centrar la mente en ellas, permite sintonizarme con la abundancia, con la plenitud, con lo positivo y al enumerarlas, me percato de que poseo mucho más de lo que imagino y de que, contrariamente a lo que podría pensar, poseo mayores riquezas  y bendiciones de las que creo.

•    Enumero, ahora mismo, todas las cosas que poseo en una hoja de papel o libreta y la reviso periódicamente.

•    Al rememorar las cosas que poseo, las imágenes mentales proyectadas en la pantalla mental generan fuerzas de atracción magnéticas que tienden a traer más cosas de las que poseo y a volver la sintonía positiva en el canal de las corrientes de la abundancia, de la luz y la plenitud.

Ahora, doy las gracias a la Inteligencia Infinita por cada una de ellas.

Afirmación:

Hago mío el poder de contar mis dones y doy gracias por cada uno de ellos.

I.   Doy gracia  por la vida y por el espíritu inmortal y eterno que yo soy.

II.  Doy gracias  por la inteligencia con que ha dotado a mí ser.

III. Doy gracias por todas mis aptitudes, conocimientos, experiencias, destrezas, habilidades,  cualidades y dones, conocidos y por conocer.

IV. Doy gracias por todas las facultades espirituales, mentales, intelectuales, físicas, energéticas y de cualquier otra índole que poseo.

V.   Doy gracias  por el cuerpo perfecto que poseo.

VI. Doy gracias  por la salud perfecta que poseo y por la juventud ideal que tengo, en el eterno presente.

VII. Doy gracias por el plan de vida que Él tiene dispuesto para mí en el eterno presente.

VIII.    Doy gracias por la abundancia y provisión divina que tiene asignada para mí en el eterno presente, la cual acepto aquí y ahora.

IX. Doy gracias por las situaciones que cada día me presenta como medio de mi evolución cósmica, auto-expresión en el eterno presente y auto-realización.

X.   Doy gracias  por el trabajo perfecto de mi vida, en el eterno presente.

XI. Doy gracias  por la familia perfecta que tengo.

XII.     Doy gracias  por los amigos y amigas que tengo.

XIII.    Doy gracias por los clientes perfectos y abundantes, siempre en grado suficientes, que tengo.

XIV.     Doy gracias por todas mis inversiones y bienes físicos, financieros, profesionales y espirituales.

XV. Doy gracias  por la casa perfecta que poseo.

XVI.     Doy gracias  por  el negocio -y/o trabajo- perfecto que poseo.

XVII.    Doy gracias  por la culminación de mis estudios (mencionar).

XVIII.   Doy gracias  por los viajes perfectos que he realizado, los que realizo y los que realizaré.

XIX.     Doy gracias  por mi coche ideal.

XX. Doy gracias  por mis ahorros abundantes.

XXI.     Doy gracias por los libros que he escrito y por los que escribo, oportunamente.

XXII.    Doy gracias  por haber vivido en (mencionar el lugar o lugares).

XXIII.  Doy gracias  por vivir en este maravilloso país y en esta ciudad.

XXIV.   Doy gracias, por toda la ayuda recibida de Dios, de mis guías espirituales, amigos, conocidos y desconocidos, por el legado de las generaciones anteriores, por los servicios de todas las personas mediante las cuales, tengo cada día, satisfechas mis necesidades básicas y esenciales, el alimento suficiente en mi mesa, la ropa adecuada y demás útiles y enseres que hacen más agradable y confortable mi vida.

XXV.     Doy gracias por las enseñanzas que he recibido de múltiples maestros y maestras de todos los tiempos, por los libros que he leído, por las conferencias que he escuchado y por todo lo que tenga que agradecer.

XXVI.   Doy gracias por permitirme tener conciencia de la importancia de dar gracias a todos, por todo y aprovechar el inmenso poder de la gratitud, centrando mi atención en todas las cosas buenas, valiosas y positivas que poseo.

XXVII.  Doy gracias  por mi actitud y pensamiento positivo.

XXVIII. Doy gracias por mi capacidad de amar, meditar, perdonar, tolerar, crear, servir, trabajar, producir, ser feliz  y enriquecerme cada día más y mejor integralmente.

XXIX.   Doy gracias por mi fortaleza, prudencia, templanza, belleza, humildad, paciencia, perseverancia, visión de justicia, entusiasmo y ánimo contento, siempre.

XXX.    Doy gracias por mi capacidad de motivarme y motivar a otras personas en el logro de los objetivos inherentes a todos.

XXXI.   Doy gracias por mi capacidad de oratoria y comunicación con todas las personas y expresiones de vida en los cuatro reinos naturales. Por los idiomas que hablo, escribo y leo.

XXXII.  Doy gracias  por mi capacidad de aprender cada día más y mejor.

XXXIII. Doy gracias por mi capacidad de disfrutar cada día más y mejor de la vida.

XXXIV.  Doy gracias por mi capacidad de resolver bien todas las situaciones que me conciernen, siempre.

Gracias, Creador Universal, por todo.

EL ENCUENTRO EN LA VICTORIA



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UN ENCUENTRO EN LA VICTORIA

Autor: ©Giuseppe Isgró C.

Del libro: La Victoria

Capítulo I

Me encontraba un día, en una fuente de aguas tranquilas, cristalinas, cuando se me acercó un Venerable hombre, vestido a la antigua usanza, con bata blanca, larga, pelo y barba que alguna vez fueron de color pelirrojo y un báculo en la mano derecha.

Concentró sus ojos en los míos; su mirada era profunda, serena y apacible.

Con voz suave y afectiva, me dijo:

-“Hola, hijo, como estás”-.

–Bien, -le contesté-; y, ¿usted?

–Por aquí andamos; -fue su respuesta-, mientras me sonreía.

-¿Dónde estamos?, -le pregunté al Venerable hombre-.

-Este sitio es conocido como La Victoria; -me contestó-. –¿Qué haces por estos lados?

-Salí esta mañana, temprano, con el coche, a dar un paseo; luego, al llegar a esta zona, me paré a contemplar la belleza de los araguaneyes y decidí caminar un poco y la verdad que, absorto en mis reflexiones, caminé por lo menos durante dos horas, hasta llegar aquí. Desconocía este hermoso lugar. Y, usted, -¿vive por aquí cerca? -le pregunté-.

Un poco más arriba, en esa colina boscosa. Hace algunos años, -relata el Venerable hombre- decidí retirarme de la agitada vida ejecutiva en que me desenvolvía profesionalmente, como abogado, en la ciudad de Quebec, Canadá, aunque he viajado por diversos países asesorando a incontables líderes. Construí la casa, en esta zona tropical, con la idea de pasar aquí los meses de invierno. Me dedico al estudio de la vida, a la meditación y a cultivar mi jardín y de vez en cuando, a escribir mis reflexiones, las cuales, algún día, habrán de ser publicadas para esparcir un poco la luz que he podido vislumbrar en mis estudios metafísicos-espirituales.

-¿Quieres tomar un café? –Me preguntó el Venerable hombre-. Lo he traído de Caripe El Guácharo; es de los más exquisitos que he probado.

-Sí, con gusto se lo acepto; -le contesté-.

Nos fuimos caminando por un sendero rodeado de árboles cargados de mangos, aguacates, naranjas y una hilera de cayenas de diversos colores. A lo lejos, el ruido de la brisa se oía apaciblemente. Todo era quietud, armonía y paz. Pero, sobre todo, lo que más me impresionaba era la apacibilidad y el sosiego del Venerable hombre de La Victoria. Emanaba de él un flujo de fuerza que, en su presencia, me sentía con un poder y una seguridad nunca antes experimentados. Fuerzas bienhechoras se iban apoderando de mí y aquella paz y relax que buscaba en la mañana, al salir a dar un paseo, sin percatarme de ello, las estaba experimentando ya.

Después de unos quince minutos de caminar, llegamos a la casa del Venerable hombre. Su aspecto exterior humilde estaba lejos de dejar entrever lo que segundos después habría de asombrarme con lo que encontré en el interior.

Al entrar, en la casa, una joven de unos veinte años saludó al Venerable hombre.

-¡Hola, abuelo!, ¿cómo estás?

–Bien, hija, -contestó el Venerable hombre-. -Prepara un poco de café, Lucía, mientras conversamos un poco, adentro.

-Por cierto, te presento a Santiago, quien ha llegado paseando hasta La Victoria.

Después de la presentación, entramos en la biblioteca del Venerable hombre. Un salón grande, lleno de estantes de libros por todas partes, lo cual hacía inimaginable dicho cuadro desde el exterior. Algunos cuadros al óleo de morichales y de personajes históricos, presentaban un ambiente acogedor. En un rincón se encontraban diversos retratos de Tagore, Gandhi, Cicerón, Séneca, Ibn Arabi y un dibujo de Don Quijote y Sancho Panza. En un pequeño cuadro, podía leerse: -“Lo que Alá quiera. Nada se le asemeja”-.

-Le felicito por este inmenso tesoro que usted tiene aquí, -le dije al Venerable hombre-. -¿Cuáles son los temas de su interés?

A lo cual, me contestó: -Como usted puede ver, Santiago, -y me invitó a recorrer los estantes- aquí hay libros de variados temas: clásicos de todos los países y épocas, desde los Vedas, los Upanishads, el Mahabaratha, los libros de Confucio, El Tao te King, de Lao Tse, el Poema de Gilgamesh, el Código de Amurabí, autores griegos, como Homero y Hesiodo. Se encuentran las obras completas de Euclides, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Demetrio de Falereo, de los Presocráticos, Epicteto, Plutarco, etcétera; de los latinos, autores como Séneca, Cicerón, -que son mis preferidos-, Julio César, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Marco Aurelio, así como libros de Psicología, Gerencia, Sufismo, Yoga, ensayos, filosofía, parapsicología, hermetismo, El Quijote, libros de economía, filosofía, etcétera, en fin, un poco de todo lo que es preciso conocer para poder entender el significado de la vida: de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacía dónde vamos, sin lo cual, la vida no tendría sentido, sobre todo por el gran afán a que está sometido el ser humano en la agitada vida moderna.

Nos sentamos en sendas butacas y nos entretuvimos conversando de temas diversos. Al poco rato, entró Lucía con dos tazas de oloroso café y unos biscochos, que degustamos con agrado en una amena e interesante conversación. Al fondo, podía oírse una suave música de Beethoven.

Pasamos cerca de una hora conversando de sobre la Atlántida, Egipto, los griegos, de Homero, de los sufíes, del budismo zen, los poderes del espíritu, meditación, etcétera, después de lo cual, le hice una pregunta directa.

-Seguramente, usted ha desarrollado alguna técnica de meditación y algún método de resolución de situaciones, en la vida, que me quisiera explicar, ya que, según observo, para tener usted una serenidad tan acentuada y una fortaleza física a la edad que imagino que usted debe tener, -cerca de noventa años- es porque ha encontrado en su larga experiencia algún secreto que quizás quisiera compartir conmigo.

Santiago, -me dijo el Venerable hombre, si vuelves a visitarme otro día, quizá te cuente algo que te pueda servir. Empero, antes de que te vayas, te haré entrega de unos apuntes que hace ya muchos años, en una época en que yo andaba a la búsqueda de sosiego y tratando de encontrarle sentido a la vida, un Venerable hombre que, en una edad similar a la mía, a su vez me entregara y cuya práctica asidua me permitió domar la mente, encarrilar mi vida y poner bajo control los hilos del destino. Son veintidós manuscritos, y una meditación diaria, –continuó diciendo el Venerable hombre, que si bien son ya un poco antiguos, podrás copiarlos de nuevo y si pones en práctica las técnicas que contienen, darás a tu vida un esplendor que habrá de sorprenderte agradablemente.

-Una vez que los hayas probado con total y absoluta satisfacción de tu parte, -me dijo, ponlos en limpio, en forma de libro y publícalo para que su mensaje llegue a mayor número de personas. Hacía tiempo que esperaba a alguien a quien confiarle este legado y creo que hoy, al llegar aquí, en la forma en que lo has hecho, tus pasos han sido dirigidos por Aquel que todo lo sabe y puede, por la Ley Cósmica, y en cuyos planes universales, todos somos sus instrumentos.

Me despedí del Venerable hombre y de su adorable nieta, sintiendo dentro de mí fuerzas desconocidas hasta entonces que preanunciaban grandes cambios en mi vida.

En los días siguientes, aparté una hora diaria, antes de dormirme, y leí y releí, todos los manuscritos, de la siguiente manera: En primer lugar copié la Meditación diaria en un cuaderno, el cual leí durante veintidós noches y mañanas seguidas, tal como lo indicaban las instrucciones de la misma.

Una nota al pie de página mencionaba que si yo la transcribía en un cuaderno, el hecho de hacerlo, grabaría en mi ordenador mental las instrucciones y me sería más fácil desarrollar, en mi personalidad, las cualidades y condiciones que formaban parte de los objetivos implícitos en la misma.

De los veintidós manuscritos, cada lunes, a las once en punto de la noche, copiaba uno en el cuaderno, y durante el resto de la semana, a la misma hora, lo leía y meditaba, siguiendo las fáciles y efectivas técnicas e indicaciones al inicio del mismo.

Cuatro semanas después de leer durante veintidós días seguidos, en la noche y en la mañana, la meditación diaria, comenzaron a manifestarse en mi vida una serie de cambios positivos que me dejaban asombrado a mi mismo, pero, también, los miembros de mi familia y a mis amistades; sobre todo mi semblante comenzó a ser más apacible; volví a sonreír desde el interior; mi estado anímico era de contento; me sentía más seguro de mi mismo; comencé a confiar más en la gente, en la vida y a vislumbrar el sentido de mi misión en la vida –percibía cosas que antes me pasaban desapercibidas, a pesar de haber estado siempre allí. Sentía fluir en mí una nueva corriente vivificadora de prosperidad, de felicidad, de alegría de vivir. Mi entusiasmo y amor por la vida y por mi familia, por mi trabajo y por las personas, crecía día a día. En aproximadamente dos meses había logrado muchas de las cosas en las cuales había soñado desde hacía años. Había dado un paso sorprendente en el camino de la autorrealización.

Efectivamente, pude comprobar que me fue relativamente muy fácil desarrollar las aptitudes y actitudes a nivel físico, mental, emocional, espiritual y en diversos aspectos de mi vida, como el financiero, que comenzó a mejorar casi inmediatamente, así como, surgieron nuevas oportunidades que comencé a aprovechar, casi sin esfuerzo de mi parte.

Transcurría el año de 1967 y mi vida había encontrado un sendero que habría de conducirme a cooperar en forma más efectiva en el plan divino que el Supremo Hacedor, en algún momento, había diseñado para mí.

Tres meses después volví a aquel lugar donde había encontrado al Venerable hombre de La Victoria y allí estaba la fuente que él dijo llamarse La Victoria; empero, cuando traté de encontrar el camino para llegar a la casa donde amablemente me ofreció un delicioso café, preparado por su nieta Lucía, no logré encontrarlo, pese a haber recorrido durante un par de horas por los alrededores. Pregunté a varias personas para ver si podían indicarme como llegar a la casa del Venerable hombre y cual fue mi sorpresa, nadie lo conocía.

Empero, después de tanto buscar, volví a encontrar la casa donde vivía el Venerable hombre de La Victoria, pero se encontraba abandonada. Su aspecto indicaba que debía encontrarse en ese estado un lapso mayor del que mediaba con el encuentro de aquel ser extraordinario. Es sorprendente como los inmuebles solos acusan el paso del tiempo en mayor grado que los que son habitados. Si no fuera por los manuscritos pensaría que el encuentro no fue más que un simple sueño. -¿O se trata, acaso de un sueño combinado con un fenómeno de aporte? Personalmente, no lo creo. El encuentro fue muy vívido y real. El aromático café servido por Lucía estaba exquisito. Durante varios años volví al lugar varias veces, la casa seguía sola. La última vez que volví, no la pude ubicar y sin tener tiempo suficiente para seguir buscándola, me fui. Ahora, vivo muy lejos de aquella zona, en otro continente; han transcurrido muchos años y después de tanto tiempo es poco probable que vuelva allí; pero, los manuscritos y la meditación diaria obran en mi poder, me han transformado y han enriquecido mi vida.

Durante más de treinta y cinco años he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen los manuscritos y la meditación diaria y cada vez que los pongo en práctica, experimentos los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para mí.

Su contenido es eminentemente práctico; no hay teorías superfluas. Si lleva a cabo los ejercicios que contienen, es probable que, gradualmente, se vaya efectuando la transmutación alquímica de su ser sintonizándose con los elevados resultados existenciales, los cuales, por añadidura, al ser creados a nivel mental, se van manifestando en su propia vida, oportunamente.

Sobre todo, con estos ejercicios, me percaté, cuando el Venerable hombre me entregó los manuscritos, de que se dispone de un método para domar la mente y ejercer un pleno dominio sobre la vida en general y, por ende, sobre el destino y controlar, cuando eventualmente se presenten, todas las situaciones, manteniendo un perfecto equilibrio físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

El Venerable hombre de La Victoria me comentaba que todo se puede lograr en la vida si se siembra la respectiva semilla por medio de correctas decisiones acordes con la propia y elevada auto-estima y dignidad personal, desarrollando el convencimiento de que sí se puede hacer, por medio de las afirmaciones, las visualizaciones y meditaciones, la experimentación de un estado emocional acorde al momento de ser logrados los respectivos resultados y la practica del desapego, es decir, dejar encargada a la mente psiconsciente del logro, y además, se espera el tiempo necesario haciendo, mientras tanto, todo lo que se requiere, según el caso o los objetivos por alcanzar.

Estas técnicas funcionan, me decía una y otra vez el Venerable hombre de La Victoria; luego, agregaba: -las he probado por más de cincuenta años y quien, a su vez me las entregó, habría hecho otro tanto, aseverando que eran efectivas, si yo seguía fielmente las instrucciones y las ponía en práctica con expectativas positivas.

Desde que en 1967, el Venerable hombre me hiciera entrega de los manuscritos, han transcurrido un poco más de de treinta y cinco años, durante los cuales yo también he puesto en práctica las diversas variantes de los ejercicios, afirmaciones y meditaciones que contienen, y cada vez que me ejercito con ellos, experimento los mismos beneficios. Ahora, ellos se encuentran en el libro que usted tiene en sus manos; espero que les sean tan útiles como los han sido para todos los que hemos aplicado las enseñanzas del Venerable hombre de La Victoria.

Él me repetía constantemente: -“¡Tú puedes si crees que puedes hacerlo! ¡Hazlo y tendrás el poder!

Recuerdo que ese día el Venerable hombre me dijo: -ejercer el poder con que la naturaleza de las cosas ha dotado a cada ser, cultivando los dones inherentes y aprendiendo todo lo que se pueda de sí y del vasto universo del que se forma parte, es una manera efectiva de ser cada día más feliz. Luego, cuando me despedí de él, expresó: -“¡Que cada día brille más y mejor tu luz interior!”.- Adelante.

Capítulo 2

Meditación diaria

Es lunes en la noche, son las once en punto.

Me dispongo a copiar textualmente, en el cuaderno que he dispuesto para ello, el manuscrito identificado con el título:

Meditación diaria

Dice así:

Afirme, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desee, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubra cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en su vida:

MEDITACIÓN DIARIA

Afirma, en la mañana y en la noche, antes de dormir, durante veintidós días; luego, cada vez que lo desees, esta poderosa fórmula de programación mental positiva y descubre cómo, con facilidad, van ocurriendo cosas maravillosas en tu vida. Al encender la luz en la mente se ilumina la propia existencia y todo en derredor vibra al unísono y con el mismo sentimiento de felicidad y bienestar, interrelacionándose por la ley de afinidad.

1. -Entro en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, contando de tres a uno: Tres, dos, uno.

Ø Ahora, estoy ya en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre.

Ø Voy a permanecer en el nivel de mi mente psiconsciente, en el centro de control de mi piloto mental automático, donde todo va bien, siempre, durante quince minutos y voy a programar los siguientes efectos positivos, los cuales perduran, cada vez mejor, hasta que vuelva a realizar este acceso y programación mental:

Ø Todo va bien, siempre, en todos los aspectos de mi vida, cada día mejor. (Tres veces). –Imagínalo-.

Ø Todo va bien en mi trabajo; cada día logro mejores niveles de efectividad, prosperidad, riqueza, abundancia y bienestar. (Imagínalo).

2. Formo una unidad cósmica perfecta con el Creador Universal, -ELOÍ. (Diez veces, con los ojos cerrados). Hoy se expresa en mí la Perfección universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión en todos los aspectos de mi vida.

3. -Cada día, en todas formas y condiciones, mi cuerpo y mi mente funcionan mejor y mejor. La consciencia de mi conexión permanente e indisoluble con el Creador Universal, -ELOÍ-, restablece y mantiene en mí, diariamente, durante las veinticuatro horas del día, un perfecto estado de salud a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Creador Universal, por darme un cuerpo perfecto, saludable, lleno de energía. Aquí y ahora, me siento en perfecto equilibrio de salud, a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

4. Afronto y resuelvo bien toda situación que me compete, siempre.

5. Todo tiene solución, en todas las situaciones de mi vida.

6. El Creador Universal, -ELOÍ-, es en mí, cada día mejor, en todos los aspectos de mi vida, fuente de amor, luz, sabiduría, éxito, riqueza, prosperidad, abundancia y armonía.

7. Permito que las leyes universales de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión actúen bien en el plan de mi vida.

8. Tengo prosperidad y poder. Cada día enriquezco mejor mi vida a través del servicio efectivo, del amor y de la práctica de todas las virtudes.

9. Mi dignidad personal me lleva a realizar las cosas que me competen con la máxima perfección posible.

10. Cada día, en todas formas y condiciones, en todos los aspectos de mi vida, estoy mejor y mejor a nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero.

11. Actúo con templanza, serenidad, autodominio y perfecto equilibrio en todo. Conservo plena autonomía y control sobre todas mis facultades físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales. Hecho está. (Visualizar un escudo protector de luz que te envuelve y protege; -una pirámide-).

12. Tengo fortaleza, valor, confianza y fe suficiente para triunfar y alcanzar todas mis metas, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y en armonía con sus planes cósmicos. Soy inmune e invulnerable a las influencias y sugestiones del medio ambiente y de cualquier persona a nivel físico, mental, emocional y espiritual, en las dimensiones objetivas y subjetivas y en cualesquiera otras en que sea requerido.

13. El orden universal de la Vida, del amor, de la luz, de la sabiduría, del perdón, de la percepción de la verdad, de la aceptación de la realidad, de la justicia, de la igualdad, de la compensación, de la fortaleza, de la templanza, de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la salud, de la prosperidad, de la riqueza, de la abundancia, del servicio y de la provisión se establece en mi vida, en todos mis asuntos y en las personas interrelacionadas, aquí y ahora. Hecho está.

14. Asumo la responsabilidad de mis actos y cumplo bien todos mis compromisos, siempre oportunamente, de acuerdo con el orden cósmico.

15. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos da abundancia y armonía en el eterno presente. Vivo en abundancia y en armonía perfectas, aquí, ahora y siempre.

16. El Creador Universal, -ELOÍ-, se está ocupando de todo, en todos los aspectos de mi vida, y se expresa en mí conciencia intuitiva por medio de los sentimientos en correspondencia con los valores universales.

17. Gracias, Creador Universal, -ELOÍ-, por esta vida maravillosa. Que Tu Inteligencia Infinita, Amor, Sabiduría, Justicia, Luz, y Poder Creador guíen, adecuadamente, todas mis decisiones y acciones, ahora y siempre. Gracias, Eloí, por este día maravilloso.

18. El Creador Universal, -ELOÍ-, nos proteja, aquí y en cualquier lugar, ahora y siempre. (Tres veces).

19. Siempre espero lo mejor, de acuerdo con la voluntad del Creador Universal, -ELOÍ-, y la Ley Cósmica, en armonía con todos.

20. Gracias, Creador Universal; todo va bien en todos los aspectos de mi vida, a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Gracias, Eloí, todo va bien en mis practicas espirituales y en mi relación Contigo; Tú y yo formamos una unidad perfecta, armónica, aquí y ahora, en el eterno presente. Yo soy Tú, Tú eres yo. Te amo.

21. Voy a realizar –obtener o resolver- (mencionar), antes del: (fecha), de acuerdo al orden divino y en armonía con todos. (Si se trata de varios objetivos, anótelos y haga la afirmación y visualización con cada uno de ellos. Imagínelo concluido satisfactoriamente sin imponer canal alguno de manifestación.)

22. Tengo serenidad y calma imperturbable. Soy impasible frente a todo y a todos. No tengo temor a nada, a nadie ni de nadie en ningún nivel físico, mental, emocional, espiritual y financiero. Dentro de mí vibra la seguridad total. Tengo completa confianza en la vida y en mi propia capacidad de resolver situaciones y alcanzar los resultados satisfactorios que preciso, en cada caso, siempre.

A continuación anoté la fecha: Lunes 12 de agosto de 1967. Luego, tal como me lo indicó el Venerable hombre, anoté la fecha que correspondía veintidós días después: 03 de septiembre de 1967.

Acto seguido, me senté cómodamente, tomé tres respiraciones profundas y realicé la meditación.

Luego, cada noche, durante veintidós días, a las once en punto, me iba a mi cuarto, daba indicaciones de no ser interrumpido durante veinte minutos y realizaba la meditación del día, la cual, siempre complementaba con la lectura breve de uno de los libros de cabecera que siempre suelo tener en mi mesa de noche.

Iba notando, día a día como emergía de mi interior una nueva y desconocida fortaleza, seguridad, estado de ánimo contento, actitud más decidida, optimismo frente a la vida y a las situaciones; comencé a llevarme mejor en las relaciones con las demás personas, a ser más comedido en todo y sobre todo comenzaba a tener conciencia de cosas que antes me solían pasar desapercibidas.

Cabe destacar que, en el punto número veintiuno de la meditación, había anotado siete objetivos que desde hacía tiempo quería realizar y para mi sorpresa, treinta días después de haber terminado de efectuar la meditación del manuscrito número veintidós comencé a observar como, en forma aparentemente casual se iban manifestando la resultados de cada uno de ellos hasta que, algunos meses después, antes de la fechas previstas, los había realizado todos, menos dos, por lo cual, me senté y volví a anotar, en una hoja de mi cuaderno, otros diez objetivos, encabezados por los dos pendientes de la lista anterior, les puse la fecha tope a cada uno, antes de la cual debían ser logrados, para seguir visualizando, su logro, periódicamente.

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sábado, 30 de agosto de 2014

Cuál es el universo que quiere Dios?



Cuál es el universo que quiere Dios?

©Giuseppe Isgró C.

De la biografía de Dios




En una abstracción del Espíritu, en estado de meditación, en la que se eleva en un punto del espacio, y desde esa perspectiva observa a Dios contemplando el Universo. Con desapego absoluto, Dios se siente orgulloso de su eterna obra, hasta ahora, y del estado y las estaciones en que cada ser, en los cuatro reinos naturales, se encuentra, Se da cuenta de que mucho se ha avanzado en incontables fases de progreso, y en un destello instantáneo, percibe lo que, aún, hay por delante, que realizar, en el eterno presente.  Sonríe, con esa sonrisa divina que refleja seguridad, y suprema serenidad. Piensa para sí: Lo haremos! Para ello sabe que cuenta con cada uno de los seres de los cuatro reinos naturales como instrumentos de su Voluntad. Él anhela, a cada instante, lo que debe ser a cada instante según sus planes plasmados en la Ley cósmica. Ese anhelo de ser lo que debe ser a cada instante, Él lo transmite por inspiración en la conciencia de cada ser en los cuatro reinos naturales, en cada uno de los incontables mundos del universo. Hace esto por inspiración mediante el lenguaje de los sentimientos en la réplica exacta de su conciencia que es la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral. Bajo su égida divina, cada ser va realizando su aporte en la construcción de ese universo anhelado por Él. Cada mañana aflora en la conciencia de cada ser la parte del plan divino que ese día debe ser ejecutado. Por los deseos, por las necesidades insatisfechas, por los ideales, estímulos y afanes de cualquier índole, el anhelo de amar y ser amado (a), e incontables y variados anhelos que se van expresando en la conciencia, por las sutiles ideas que, intuitivamente, emergen en la mente, cada ser se pone en movimiento para realizar su aporte para la construcción de un universo mejor, cada día. Para lograr esto, sin esfuerzo alguno, Dios ha colocado en lo íntimo de cada ser, en los cuatro reinos naturales, el mecanismo de la propia ambición. Sí, eso es, se ha percibido bien y correctamente: Dios, el Ser Universal, ha colocado en la conciencia de cada ser una réplica de su propia y sublime ambición: la ambición divina. Dios sustenta la ambición suprema: un universo en constante proceso de perfección, ad infinitum. Es tanta su ambición que no se conforma con la perfección relativa, alcanzada en un momento dado, pese a ser tan inmensa, y aspira más y más, en forma ilimitada. Dada la suprema inteligencia que le anima, sabe que todo requiere tiempo y dedicación, y que eso que Él aspira, o ambiciona, en su mente cósmica, en su infinita sabiduría, requiere de toda la eternidad para lograrlo y que jamás encontrará límite en los alcances de perfección de su aspiración en la realización de su obra de construcción de un universo mejor, cada día mejor. Dios piensa en grande. Esa es la razón por la cual dividió el trabajo para ser realizado por objetivos y resultados cada día de la eternidad presente, en el aquí y ahora, para realizar un objetivo prioritario a la vez, en la espiral evolutiva de la conciencia. Cada idea, cada anhelo, cada ideal, dentro de la aparente casualidad, forma parte del plan eterno de Dios, que se va expresando en la conciencia de cada ser, cada día. Esa es la razón por la cual, es preciso estar más atentos al dictado de la voz de Dios en la conciencia que guía, y a la vez, imprime la fortaleza suficiente, otorgando, al mismo tiempo, los recursos suficientes, y necesarios, para realizar su obra. Sí, su obra, no la nuestra. Lo nuestro es el Salario Cósmico, un pago integral, que, paralelamente que nos desarrolla a semejanza de la Divinidad, potencialmente hablando, por la experiencia, y la visión, -estado de conciencia alcanzado-, nos faculta para que se nos deleguen labores de mayor envergadura. Dios realiza el trabajo a través de cada ser, en los cuatro reinos naturales. En cada ser de los cuatro reinos naturales, el Espíritu ejecutor es una emanación a la conciencia individual, en el alma universal, de la Divinidad, sin separarse de la Divinidad, y sin dejar de ser la Divinidad. Después de todo, la construcción de un universo cada día más perfecto en la expansión eterna de la Creación, es un trabajo de Dios, para divertirse, y pasar el tiempo, Feliz, en eterno movimiento vivificante, al igual que el agua que circula, se mantiene viva y saludable. Cada ser, al realizar la parte de la obra cósmica que le corresponde, en los cuatro reinos naturales, va transformándose a sí mismo, de piedra en estado bruto, en cúbica, es decir, en un cubo justo y perfecto, para encajar, cada días más y mejor, en la construcción de ese edificio perfecto, cada más más perfecto, que es la Gran Obra Cósmica. Es decir, el trabajo de cada ser, en los cuatro reinos naturales, consiste en transformarse a sí mismo, o mejor dicho, en adquirir conciencia de que es la Divinidad. Un darse cuenta eterno y ascendente ad infinitum por la experiencia del trabajo diario. Razón de más para amar más lo que cada día hacemos. Por eso, parafraseando al insigne Víctor Hugo, podría decirse: que hasta el trabajo de la más diminuta hormiga contribuye a la construcción de la perfección universal en la expansión de la Creación. El Espíritu de esa diminuta hormiguita también es una emanación a la conciencia individual, en el alma universal, de la Divinidad. Sin dejar de ser la Divinidad, y sin separarse de la Divinidad.

Afirmar hoy, y cada momento del día en que se quiera hacerlo:

-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: AMOR.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Prudencia.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Justicia.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Igualdad.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Compensación.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Fortaleza.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Templanza.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Equilibrio.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Belleza.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Orden.
-La divina presencia de Dios, Yo Soy, es en mí: Armonía.
-La divina presencia de Dios, Yo soy, es en mí: Salud.

(Hacerlo por lo menos diez veces al día, con cada uno de los valores expresado; pero, cien veces, es aún mejor).
Se sugiere, comenzar, con el amor. El amor, en su expresión, contiene todos los valores universales.





miércoles, 27 de agosto de 2014

EL PLACER Y EL DOLOR


EL PLACER Y EL DOLOR

©Giusppe Isgró C.




En el Fedón, uno de los mejores diálogos de Platón, éste pone en boca de Sócrates, uno de los grandes principios de la naturaleza: La polaridad.

Sócrates lo enfoca bajo la modalidad del placer y del dolor. Pero, la expresión de la polaridad tiene incontables vertientes y variantes. Es la ley de los opuestos, en la naturaleza.

Una de las leyes que rige este principio inmutable, es el de que, los opuestos jamás se juntan. Se expresan por turno, y al uno le sigue el otro, indefectiblemente.

Cómo podría saberse lo que es el placer, si jamás se hubiese experimentado el dolor? Si se coloca la mano en el fuego, se experimenta dolor y éste hace que se le retire a tiempo, evitando que se produzca daño. El dolor es un maestro efectivo; pero, el placer, también, por causas opuestas, pero con un fin análogo: servir de instructores. Ambos son los efectos de causas perfectamente definidas.

En el día en que Sócrates debía traspasar el umbral que habría de conducirle a la dimensión espiritual, en el acto de quitarle el guardia el instrumento que le aprisionaba uno de los pies, comienza a experimentar una sensación placentera.

Al poco rato, al recibir Sócrates la visita de sus amigos, expresa: -“¡Qué cosa más extraña, amigos, parece eso que los hombres llaman placer! ¡Cuán sorprendentemente está unido a lo que semeja su contrario: el dolor! Los dos a la vez no quieren presentarse en el hombre, pero si se persigue al uno y se le coge, casi siempre queda uno obligado a coger también al otro, como si fueran dos seres ligados a una única cabeza”.

El dolor, interna y moralmente hablando, se expresa como un estado de insatisfacción. Es la fuerza creadora en constante manifestación, en el Espíritu de los cuatro reinos naturales, que busca canalizarse. Al no lograrlo hacia el exterior, lo hace hacia lo interno. Pero, esta modalidad es de polaridad negativa, es decir: se expresa como un sentimiento de insatisfacción.

Paradójicamente, pese a manifestar una polaridad negativa, busca un fin positivo. Impele a la persona a la acción para expresar dicha energía hacia el exterior, mediante la realización de objetivos claramente definidos, o, llenar necesidades insatisfechas.

En esto reside una de las leyes más poderosas de la naturaleza. En Cómo desarrollar la Auto-Maestría, de nuestra autoría, hace ya más de treinta años, que hemos desarrollado la técnica de cómo transmutar los estados mentales de insatisfacción en placenteros.

El secreto consiste en anteponerse objetivos claramente definidos y enunciados por escrito, a corto, mediano y largo plazo. Tan pronto se enuncien por escrito los objetivos que reflejen los resultados que se desean alcanzar, la energía interior comienza a canalizarse hacia el logro exterior de los mismos. La sensación de insatisfacción, se transforma, casi en el mismo instante de planificar los objetivos,  en su opuesto positivo: placer, satisfacción, sentimiento de autorrealización, confianza, seguridad, serenidad, sosiego, paz interior y visión clara del camino por recorrer.

Es la eterna polarización a la que hacía referencia Lao Tse, en el Tao Te Ching. En el momento en que el ser percibe lo que es el placer, reconoce lo que es el dolor. En el instante en que percibe lo que es la belleza, se da cuenta de lo que es la fealdad. Lo dulce y lo amargo, permiten discernir entre dos realidades opuestas, y en cualquier estado que se experimente, identificar que el uno le guía hacia el otro. Acción-reacción. La ley del péndulo.

Igualmente, la percepción, y experimentación del dolor, contribuye a la evolución de la conciencia. Es uno de los dos caminos. El otro, es el de la comprensión.

Se pueden desarrollar los estados, y estaciones de la conciencia por ambas vías: Por la compresión, o el placer, y por el dolor. Es una elección personal.

La guía certera es la de los valores universales, en ambas polaridades: Amor, prudencia, sabiduría, fortaleza, templanza, justicia, igualdad, equidad, compensación, belleza y equilibrio, entre otros.

Sidharta Gautama, en forma genial, hace 2.500 años, en el Parque de los Ciervos, expresó su doctrina de las Cuatro Nobles Verdades, mediante la cual, enseñó a sus primeros cinco discípulos, que la vida presenta estados de insatisfacción, o dukka; que éstos tienen su manifestación en los deseos en polaridad negativa; que es factible poner término a dichos estados insatisfactorios; y, que el medio de ponerle fin a la insatisfacción, es el del Noble Sendero Óctuple. Es decir: regir los deseos, los anhelos, las necesidades, los pensamientos, los sentimientos y los actos, por medio de la Recta opinión; la recta acción; la recta palabra; la recta acción; los rectos medios de sustentamiento de vida; los rectos esfuerzos; la recta atención; y la recta concentración. Aplicando las técnicas de El noble sendero óctuple, es factible reorientar el propio Karma y hacer la vida más placentera.

Veinticinco siglos más tarde, Abraham Maslow, y su Escuela, harían otro gran descubrimiento: El ser humano está dotado de un servomecanismo que le permite, cada vez que experimenta una necesidad, de la índole que fuere, instantáneamente, y en forma simultánea, expresar una fuerza motivadora equivalente que le induce trasladarse desde el lugar donde reside su insatisfacción, hacía aquel en que se encuentra la satisfacción de la misma.

Queda por saber cuál es ese lugar donde reside la satisfacción de una necesidad o la realización de un objetivo. Además de la lógica inductiva y deductiva, se activa, en un momento dado, la intuición y la inspiración, que aporta el conocimiento del qué, del cómo, del cuándo, del dónde, del quién, del cuánto y del por qué.

Entre los parámetros de los dos estados opuestos de conciencia, del placer y del dolor, buscando la línea del medio, se puede ejercer un control dinámico de ambos aspectos de una realidad existencial, de la cual, cada quien, en un constante alternar del ciclo de vida, en una eterna polarización, precisamos aprender, cada día mejor, a vivir con estos dos valiosísimos aliados de la expansión perceptiva-comprensiva-realizadora  de nuestra conciencia.

El placer y el dolor; el dulce y el amargo; la acción y la reacción, entre otras variantes, ciertamente se interrelacionan con el bien y el mal.

El ciclo de los opuestos se expresa en todas las manifestaciones de la naturaleza, buscando mantener el equilibrio, por ejemplo: primavera, verano, otoño e invierno.

En los negocios, el ciclo económico se expresa, como: Recuperación del equilibrio, expansión, recepción y contracción. 

En fin, no deja de ser, todo, la gradación en sentido opuesto de una misma realidad para adquirir nuevos estados de conciencia acordes con los valores universales, o atributos divinos, y sus respectivas estaciones, entre el cero y el infinito, en el eterno viaje de regreso a la fuente: El Ser Universal, del que, todo ser, en los cuatro reinos naturales, es una expresión indivisa, a la conciencia individual, sin haberse, jamás, separado de Él.


Adelante. 

lunes, 25 de agosto de 2014

SOLILOQUIO: CONTAR LOS DONES


SOLILOQUIO:
CONTAR  LOS DONES

©GIUSEPPE ISGRÓ C.
Del libro: La Eterna Luz


Cuento todas las cosas buenas que poseo y hago una lista con ellas.

•    Contar lo que se tiene y centrar la mente en ellas, permite sintonizarme con la abundancia, con la plenitud, con lo positivo y al enumerarlas, me percato de que poseo mucho más de lo que imagino y de que, contrariamente a lo que podría pensar, poseo mayores riquezas  y bendiciones de las que creo.

•    Enumero, ahora mismo, todas las cosas que poseo en una hoja de papel o libreta y la reviso periódicamente.

•    Al rememorar las cosas que poseo, las imágenes mentales proyectadas en la pantalla mental generan fuerzas de atracción magnéticas que tienden a traer más cosas de las que poseo y a volver la sintonía positiva en el canal de las corrientes de la abundancia, de la luz y la plenitud.

Ahora, doy las gracias a la Inteligencia Infinita por cada una de ellas.

Afirmación:

Hago mío el poder de contar mis dones y doy gracias por cada uno de ellos.

I.   Doy gracia  por la vida y por el espíritu inmortal y eterno que yo soy.

II.  Doy gracias  por la inteligencia con que ha dotado a mí ser.

III. Doy gracias por todas mis aptitudes, conocimientos, experiencias, destrezas, habilidades,  cualidades y dones, conocidos y por conocer.

IV. Doy gracias por todas las facultades espirituales, mentales, intelectuales, físicas, energéticas y de cualquier otra índole que poseo.

V.   Doy gracias  por el cuerpo perfecto que poseo.

VI. Doy gracias  por la salud perfecta que poseo y por la juventud ideal que tengo, en el eterno presente.

VII. Doy gracias por el plan de vida que Él tiene dispuesto para mí en el eterno presente.

VIII.    Doy gracias por la abundancia y provisión divina que tiene asignada para mí en el eterno presente, la cual acepto aquí y ahora.

IX. Doy gracias por las situaciones que cada día me presenta como medio de mi evolución cósmica, auto-expresión en el eterno presente y auto-realización.

X.   Doy gracias  por el trabajo perfecto de mi vida, en el eterno presente.

XI. Doy gracias  por la familia perfecta que tengo.

XII.     Doy gracias  por los amigos y amigas que tengo.

XIII.    Doy gracias por los clientes perfectos y abundantes, siempre en grado suficientes, que tengo.

XIV.     Doy gracias por todas mis inversiones y bienes físicos, financieros, profesionales y espirituales.

XV. Doy gracias  por la casa perfecta que poseo.

XVI.     Doy gracias  por  el negocio -y/o trabajo- perfecto que poseo.

XVII.    Doy gracias  por la culminación de mis estudios (mencionar).

XVIII.   Doy gracias  por los viajes perfectos que he realizado, los que realizo y los que realizaré.

XIX.     Doy gracias  por mi coche ideal.

XX. Doy gracias  por mis ahorros abundantes.

XXI.     Doy gracias por los libros que he escrito y por los que escribo, oportunamente.

XXII.    Doy gracias  por haber vivido en (mencionar el lugar o lugares).

XXIII.  Doy gracias  por vivir en este maravilloso país y en esta ciudad.

XXIV.   Doy gracias, por toda la ayuda recibida de Dios, de mis guías espirituales, amigos, conocidos y desconocidos, por el legado de las generaciones anteriores, por los servicios de todas las personas mediante las cuales, tengo cada día, satisfechas mis necesidades básicas y esenciales, el alimento suficiente en mi mesa, la ropa adecuada y demás útiles y enseres que hacen más agradable y confortable mi vida.

XXV.     Doy gracias por las enseñanzas que he recibido de múltiples maestros y maestras de todos los tiempos, por los libros que he leído, por las conferencias que he escuchado y por todo lo que tenga que agradecer.

XXVI.   Doy gracias por permitirme tener conciencia de la importancia de dar gracias a todos, por todo y aprovechar el inmenso poder de la gratitud, centrando mi atención en todas las cosas buenas, valiosas y positivas que poseo.

XXVII.  Doy gracias  por mi actitud y pensamiento positivo.

XXVIII. Doy gracias por mi capacidad de amar, meditar, perdonar, tolerar, crear, servir, trabajar, producir, ser feliz  y enriquecerme cada día más y mejor integralmente.

XXIX.   Doy gracias por mi fortaleza, prudencia, templanza, belleza, humildad, paciencia, perseverancia, visión de justicia, entusiasmo y ánimo contento, siempre.

XXX.    Doy gracias por mi capacidad de motivarme y motivar a otras personas en el logro de los objetivos inherentes a todos.

XXXI.   Doy gracias por mi capacidad de oratoria y comunicación con todas las personas y expresiones de vida en los cuatro reinos naturales. Por los idiomas que hablo, escribo y leo.

XXXII.  Doy gracias  por mi capacidad de aprender cada día más y mejor.

XXXIII. Doy gracias por mi capacidad de disfrutar cada día más y mejor de la vida.

XXXIV.  Doy gracias por mi capacidad de resolver bien todas las situaciones que me conciernen, siempre.

Gracias, Creador Universal, por todo.